El Síndrome Alcohólico Fetal o del Feto Alcohólico (SAF) es la primera causa de retraso mental prevenible en México, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic), que permanece ignorada por las autoridades; expertos recomiendan tolerancia cero hacia el consumo de estas bebidas durante el embarazo.
Las cifras son inexactas, sobre todo en el país es donde la problemática se ha considerado de interés reciente y aunque instituciones, como el Conadic y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) la han señalado como algo grave, ni el gobierno ni organizaciones civiles han tomado manos a la obra para establecer campañas de prevención.
De acuerdo con un documento de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicado en el año 2000, es difícil dar cifras exactas de la incidencia del SAF puesto que su diagnóstico está influido por diversos factores adversos, tales como la nutrición deficiente, la violencia doméstica, abuso de otras sustancias o un historial de problemas obstétricos por parte de la madre.
Además, señalan que el consumo de alcohol es difícil de medir con exactitud en cualquier momento, y todavía más durante el embarazo, aunado a que no hay todavía un consenso en cuanto a las cantidades o tipo de bebida que origine tal daño, sin contar, por supuesto un consumo a niveles excesivos, con cinco o más tragos diarios durante el primer trimestre de gestación.
Por tales factores es complicado llevar una contabilidad de la incidencia de este Síndrome, pues de acuerdo con la OMS, los estimados procedentes de diferentes países varían desde 0.33 casos hasta 9.7 casos por cada mil nacidos vivos, sin embargo, estos promedios no incluyen grupos étnicos minoritarios, pues estudios limitados de poblaciones indígenas, por ejemplo, indican que su tasa puede ser 10 a 15 veces mayor, y por el otro lado, hay casos tan bajos como el de las mujeres australianas, que no contribuirían de manera cuantificable a la incidencia general de daño fetal.
¿QUÉ ES EL SÍNDROME ALCOHÓLICO FETAL?
La Organización de las Naciones Unidas, a través de su organismo especializado en la salud, define el SAF como “un agrupamiento de anormalidades que ocurre en niños nacidos de mujeres con historias de niveles relativamente altos de consumo de alcohol durante el embarazo.
El diagnóstico de SAF sólo puede hacerse cuando existen signos de anormalidad en cada una de las siguientes categorías: retraso del crecimiento (peso o longitud inferior al 10% promedio), compromiso del sistema nervioso central (anormalidad neurológica, como trastornos en la audición, retraso en el desarrollo, disfunción o déficit conductual, deficiencia intelectual, como discapacidad de aprendizaje o retraso mental, o anormalidades estructurales como malformaciones del cerebro); y una cara típica (aberturas oculares estrechas, elongación y aplanamiento en la cara media, labio superior delgado, y/o una ranura indefinida entre el labio superior y la nariz)”.
Un estudio llevado acabo por especialistas del Instituto Materno Infantil del Estado de México (IMIEM) en 2012 explica la manera en la que el consumo de bebidas alcohólicas afecta al feto: “Cuando una mujer embarazada bebe alcohol, éste viaja a través de la sangre hasta la placenta, esto significa que cuando una madre embarazada se toma un vaso de vino , su bebé también se toma un vaso de vino. El alcohol se descompone mucho más lentamente en el cuerpo del bebé que en un adulto; eso significa que el nivel de alcohol en la sangre del feto permanece elevado por más tiempo que en la madre”.
Debido a que aún se desconoce exactamente qué cantidad y qué frecuencia es precisamente la que desata los daños graves, y pese a que hay ciertos estudios que descartan la relación del consumo moderado con los daños en los recién nacidos, los expertos son tajantes para decir que la única manera de prevenir el SAF es no ingeriendo bebidas alcohólicas durante el embarazo.
Josep Guardia, del Hospital San Creu y San Pablo de Barcelona, España, dijo al diario ABC que “una mujer embarazada que consuma cualquier cantidad de alcohol está en riesgo de tener un niño con síndrome de alcoholismo fetal. En los casos más graves, el consumo de alcohol durante el embarazo puede llegar a causar abortos espontáneos, nacimientos de bebés muertos y graves malformaciones cardíacas o cerebrales”.
El año pasado, la experta de la Facultad de Medicina de la UNAM, Martha Romero Mendoza, denunció que pese a que ésta es la principal causa de retraso mental en el país, no hay una sola campaña para prevenirlo.
A través de un comunicado, la también integrante del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, explicó que ese síndrome ocurre en uno o dos de cada mil nacimientos.
“Se dice que la madre puede tomar tepache, pulque, o cerveza para tener más leche, pero no es cierto. El pequeño se queda dormido, pero porque está bajo los efectos del alcohol”, dijo y aclaró que a diferencia de lo que antes se pensaba, se ha demostrado que el consumo del progenitor contribuye a la teratogénesis (malformaciones), por ello, quienes planean tener un hijo sano no deben beber, tanto la madre como el padre.
Además señaló que otros problemas que podrían presentarse son el trastorno de déficit de atención (en 40 por ciento de los casos ocasionados por el consumo de la madre), de aprendizaje y lenguaje, desajustes sensoriales, daño cerebral y epilepsia.
En el país, el alcohol continúa como el problema más grave entre varones, pero en la última Encuesta Nacional de Adicciones se comprobó que las jóvenes beben a la par que ellos, y que hay delegaciones del Distrito Federal en donde lo hacen en mayor medida.
Dijo también que otro inconveniente es la falta de neonatólogos, pediatras y ginecólogos especializados en la atención de bebés que nacen de mujeres con problemas de adicciones.
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