El periodista de nuestros días tiene que combinar las posibilidades de acceso a internet, video y fotografía de su Smartphone, estar al pendiente de su correo y constantemente activo en las redes sociales. La información fluye directamente al ciberespacio, pero la mejor parte se reserva para el formato impreso: el papel sigue siendo la mejor apuesta en contenido y rentabilidad. ¿Lo será por mucho tiempo? Alejandro Rodríguez, del periódico El Universal, comparte su experiencia y reflexiones.
Alejandro Rodríguez
Un periodismo diferente al de hace unos años en donde un smartphone se vuelve una herramienta elemental para todo periodista ante la necesidad de nutrir diferentes canales de comunicación para un lector más habituado a informarse no sólo a través de un periódico, una radio o un televisor. Un lector que consulta el Twitter antes que buscar los comentarios inmediatos ofrecidos por la radio, que busca las noticias en internet antes que comprar el periódico de papel del puesto de la esquina, que ve las imágenes del momento noticioso en Youtube antes que esperarse al noticiero televisivo de la noche, que descarga el podcast de las opiniones de especialistas antes que sintonizar la radio.
Estos cambios en los hábitos de los lectores han provocado también una revolución en la manera de ejercer el periodismo tanto en México como en el resto del mundo. Ya no se puede esperar uno a llegar a la redacción para escribir la noticia, y no se puede esperar al otro día para que los lectores conozcan la información. La inmediatez fuerza un cambio de actitud y un ejercicio para clasificar el destino de los datos que se están obteniendo.
Londres multiplataforma
Días intensos los del verano pasado. Londres, capital de los Juegos Olímpicos. Después de cubrir las eliminatorias de tiro con arco, me dirijo al Centro Acuático de Londres 2012, en donde competirá la dupla mexicana de Germán Sánchez e Iván García en la final sincronizada de 100 metros varonil. Primera oportunidad importante de medalla para la delegación azteca.
Camino al complejo, empiezo a tomar las primeras imágenes de aficionados mexicanos y de otras partes del mundo que llegan con los más originales atuendos al lugar de competencia. Estas fotos las subo de inmediato vía Twitter tanto a la cuenta deportiva del periódico El Universal como a mi propia cuenta. Pese a lo temprano de la hora para la ciudad de México, empiezan los primeros comentarios sobre el evento de clavados que va a suceder. El tráfico de información sube al paso de los minutos.
Me coloco en mi lugar en el área de prensa de las gradas, en donde tengo a mi disposición internet alámbrico de alta velocidad y una pantalla para apreciar las repeticiones de la competencia, además de que de ahí puedo observar otros eventos deportivos que se están dando en otros lugares. Ahí veo cómo van los partidos de futbol y, de inmediato, twitteo al respecto.
Inician los clavados y ronda a ronda mando comentarios de cómo van los mexicanos. Subo algunas fotos con mi propia cámara. El número de seguidores de nuestra cuenta de la sección deportiva empieza a crecer por docenas. Germán e Iván lanzan su último clavado y aseguran la medalla de plata. ¡La primera de México en Londres 2012! Breaking news!… y nuestra cuenta creció en casi mil seguidores en apenas una hora.
Los clavadistas están festejando aún y yo acabo de mandar una nota al portal del periódico sobre la reciente conquista olímpica para el país. La nota es corta. Apenas de tres párrafos, pero con los detalles necesarios para satisfacer las preguntas usuales de toda nota informativa (qué, quién, cómo, cuándo, dónde… el porqué irá en otra nota más ampliada).
No lo dudo. Tengo nervios. Son los primeros Juegos Olímpicos que me toca cubrir y los primeros en donde la exigencia es alimentar todos los canales de comunicación del periódico, al estilo periodismo multimedia (una manera de nombrar al ejercicio periodístico en múltiples plataformas). De inmediato me lanzo a las gradas para recabar entrevistas. Identifico a los directivos del deporte nacional, así también a las familias y hasta a un analista en la materia.
Habló con los papás de ambos medallistas. Les pido fotos y me cuentan increíbles historias sobre sus hijos, de cómo empezaron sus primeros clavados, sus travesuras y los esfuerzos titánicos de la familia para llegar hasta Londres para ver a sus seres queridos en el momento más importante de sus vidas deportivas.
Me lanzó a la zona mixta y ahí obtengo las primeras reacciones. Las mando por Twitter. Después, una conferencia con los vencedores. De inmediato, salimos algunos colegas con los medallistas. Nos dicen que quieren ver a sus padres. Ahí empiezo a grabar video para el encuentro con la familia. Las imágenes son emotivas. Palabras de aliento, porras, banderas tricolores e imágenes que recorrerán todo México.
Regreso a la sala de prensa del complejo acuático. Me habla mi editor y, de inmediato, decidimos los espacios. Una crónica del evento, una nota de reacciones de los medallistas, entrevistas con los padres, entrevista con los directivos, la redacción de una columna invitada y una previa de los eventos de mañana.
Las teclas se golpean con mucha adrenalina, es tiempo de concentrarse en el impreso. Desde la redacción, preparan una infografía, un perfil de los nuevos héroes nacionales y en la redacción web ya suben la nota con las palabras de los clavadistas que di a conocer a través de los twits que mandé. Preparan galerías de fotos y notas complementarias.
A mitad de la redacción que hago de estas notas, me llaman de la cabina de radio del periódico. Me piden dictarles una nota y pasarles el audio de los clavadistas. Intento redactar lo más rápido posible, mientras como un sándwich, pues la hora de la comida se me ha pasado y más bien ya es cena. Cae la noche en Londres. Todas las notas han sido mandadas en tiempo y forma. Antes de retirarme, subo los videos para que la gente de televisión edite las imágenes de los festejos de los medallistas con sus familias.
Me siento cansado pero satisfecho. Ya directo al hotel para descansar casi a la una de la mañana ya del otro día. En el bus redacto mi blog sobre lo acontecido. Un texto que se subirá al área de opinión de la página web del periódico con la exigencia de narrar lo acontecido de una forma más personal, con anécdotas. Una especie de contracrónica. Apenas unas horas de sueño para una nueva jornada que inicia a las ocho de la mañana… y los Juegos apenas comienzan.
Papel vs. medios electrónicos
En mis siete años como periodista en medios nacionales nunca me había tocado participar en una cobertura en donde se exigiera una interacción completa en diversas plataformas como fue en Londres 2012. Aquel verano sintetizó la manera en que ahora se busca hacer periodismo. El famoso «reportero multimedia», que sabe interactuar en redes sociales, televisión, radio, notas de internet y para el impreso. Un periodista que conoce el significado de palabras como «hashtag», «bite», «puntos áureos», «trendingtopic», «pista», «.jpg», «número de caracteres»; pero más importante, que sabe usarlas en el ejercicio periodístico.
En mis primeros años como reportero, el trabajo se limitaba a ir a cubrir un evento, hacer entrevistas y llegar a la redacción para hacer las notas para la versión impresa. Al poco tiempo se introdujo la necesidad de mandar una nota de inmediato al internet. Fue cuando empecé a cubrir la fuente de boxeo, en 2011, que se sumó la necesidad de videograbar para tener material gráfico para hacer videos para el canal de televisión del portal de internet.
Y para cuando fui enviado a los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011, el uso de las redes sociales se volvió un actuar cotidiano. Desde hacía años ya alimentaba mi propia cuenta de Twitter, pero fue en ese evento que decidimos interactuar con información en vivo desde el lugar de los eventos a través de esta plataforma, platicar con los lectores y compartirles fotos de inmediato.
Aquí es cuando el celular inteligente se ha vuelto un gran aliado. Ya no sólo sirve para dictar notas y estar en comunicación con los editores. Ahora sirve para estar conectados en redes sociales y mandar twits todo el tiempo, para recibir información por correo electrónico de las fuentes de información, para tomar fotos cuando no se tiene al compañero fotógrafo en los eventos y para tomar video si tampoco se cuenta con el compañero camarógrafo. Incluso facilita más la obtención de audios, con la comodidad de poder enviarlos de inmediato por correo electrónico. En las últimas semanas, acabo de probar la conectividad con mi láptop para que mi celular funcione como módem y así tener internet inalámbrico.
En este panorama de exigencias informativas es donde se encuentra el reto de saber cuándo grabar video, audio o tomar fotos, qué información se puede mandar a internet y qué le vas a ofrecer al lector del impreso. Este último cuestionamiento ha sido un dolor de cabeza para todos los editores de los diversos diarios en los que he trabajado.
Uno como periodista debe pensar que la mejor información, sobre todo la que es exclusiva, es la que se ofrecerá para ir publicada en el impreso. Las entrevistas personales, los pequeños reportajes, las noticias de trascendencia que no serán ventiladas de forma inmediata y podrían aguantar al formato de papel. El impreso, por el momento, sigue como el producto estrella.
Desde hace varios años, el internet está desplazando al impreso. Hay periódicos de gran calada en Estados Unidos que han cerrado su edición de papel para sólo difundirse por el internet. Hoy en día no se puede entender un periódico sin su portal. El reto es lograr que interactúen uno y otro medio. Como reporteros, está el desafío de ofrecer información para ambos canales, con posibilidades de interacción.
La realidad es que las versiones digitales, en la mayoría de los casos, se están comiendo a los lectores del impreso. La gran preocupación para los dueños de medios impresos es que es en las versiones de papel en donde se mantienen los mayores ingresos por publicidad, el sustento de todo medio de comunicación. El internet aún no es del todo rentable. Ante estas disyuntivas es que he visto infinidad de propuestas de los diversos editores que he tenido sobre la mejor fórmula para encontrar un equilibrio entre ambas plataformas… y las propuestas continúan.
Al hablar sobre los géneros que pueden aparecer en uno y otro formato, creo que todos los géneros caben en ambos canales. Sin embargo, son los reportajes y las entrevistas exclusivas las que darán vida aún a las ediciones impresas. Está claro que en los periódicos se debe tener una información más amplia e investigada de lo que el lector ya ha visto a través de medios más inmediatos como las redes sociales, la televisión o los portales de noticias.
Los reportajes pueden aparecer en las plataformas digitales también, con las posibilidades infinitas que da interactuar con elementos más vivos que los utilizados en el impreso. En el internet se puede auxiliar el texto con video, audio, fotografías, gráficos interactivos. El único límite es la cantidad de información que se obtenga.
Hay varias voces dentro del gremio que señalan el inevitable fin del periodismo impreso. En mi perspectiva, los diarios de papel cederán a los digitales en un futuro a largo plazo, esto porque en nuestro país aún no hay un acceso a internet tan masivo como en otras partes del mundo. Es un medio caro, con mala infraestructura y restringido aún para la mayoría. No se puede olvidar también que hay zonas del país sin condiciones básicas como el servicio de la electricidad regular. Sin embargo, conforme los smartphones, las tabletas, las laptops y el internet sean más accesibles, la tendencia del periodismo será desplazarse hacia los formatos digitales. Por el momento, el internet es subutilizado para el manejo de información inmediata en la mayoría de los portales informativos.
Para los periodistas, está el reto de adaptarse a las nuevas exigencias de los lectores. El panorama actual señala que las redacciones de todos los diarios en el mundo se están reduciendo. Por irónico que suene, los reporteros son menos y las exigencias para generar material informativo multimedia crecen.
Aquel periodista que logre convertirse en el famoso «periodista multimedia» en toda la extensión de la palabra tendrá una mejor capacidad para llevar toda su información a un creciente número de lectores que, al despertar, primero prenden la computadora, la tableta o el internet en el celular antes que la cafetera.
Alejandro Rodríguez de la Cruz (ciudad de México, 1982). Máster Oficial en Periodismo del diario español El Mundo, de la Universidad San Pablo CEU, Madrid. Licenciatura en Ciencias de la Comunicación de la Universidad Nacional Autónoma de México. He trabajado en el periódico deportivo español Marca, en el diario mexicano Récord, en la revista Vértigo y actualmente trabajo en el diario El Universal.
Twitter: @alextremis