viernes, 7 de febrero de 2014

3 Reflexiones para mejorar el diálogo intercultural

 
 
1.- Identidad y pertenencia
...Lot se encuentra, sin saberlo, con un ángel que viene fatigado, lo lleva a su casa, lo alimenta y le ofrece descanso. El ángel agradecido le confiesa que, por orden divina, destruirá la ciudad al día siguiente como castigo a la impudicia de los hombres; “pero tu bondad Lot –le dice el ángel- será recompensada: Tú y tu familia se salvarán!”.
 
Lot, sorprendido por la noticia, le dice que él no es el único y le suplica que le permita salir a juntar a todos los justos de ese lugar. El ángel acepta y Lot sale gritando por las calles: “Sálvense, mañana la ciudad será destruida!”… Solo recibe burlas… nadie le hace caso. Lot abatido regresa a su casa.
 
...Al día siguiente, a la orilla de la ciudad y un poco antes de su destrucción, el ángel le insiste a Lot: “Vete! Sálvate! abandona a los que se burlaron de ti, a los que nunca te hicieron caso y nunca te respetaron”.
 
Con emoción, Lot le responde: “No! ellos son mi familia, yo pertenezco a ellos. Sin ellos no tiene sentido mi existencia, yo existo porque ellos existen. Si tienen que morir, yo moriré con ellos”.
 
En esta libre interpretación del pasaje de Lot, al final del relato se presenta una fuerte exaltación a la identidad y pertenencia a un grupo. Efectivamente, la identidad es tan fuerte que uno puede inmolarse por ella. La identidad, con sus referencias tradicionales de lengua, objetos y costumbres que diferencian modos de vida, es cultura, y la cultura nos da perspectiva, nos da pasado, presente y también futuro.
 
Pero, una definición de cultura unívoca y distintiva hoy, solo existe en los museos. La Antropología tradicional es la ciencia que más ha estudiado la formación de identidades y ahora, se encuentra en serios aprietos para definir la homogeneidad de una cultura con identidad única, característica y coherente.
 
En la actualidad el concepto romántico de identidad está agotado. Hoy, ya no podemos considerar a los miembros de una sociedad como perteneciendo a una sola cultura homogénea y con una única identidad distintiva y coherente. Esa cultura así, dejo de existir.
 
Ahora, las naciones solo son espacios geográficos donde diversas culturas se intersectan. Hoy la identidad es políglota, multiétnica, migrante y hecha con elementos cruzados de varias culturas. En este momento tenemos que distinguir, al mismo tiempo, rasgos autóctonos, foráneos y cómo se fusionan, se mezclan.
 
2.- Los desafíos de la Globalización
La globalidad es una condición de presente y no en un sentido fatalista, porque no lo es, simplemente la historia no se puede retrotraer. Entonces el reto es comprender como la globalidad modifica, condiciona y combina esta interculturalidad. Entender los procesos de fusión intercultural nos ayuda a insertarnos, con mayor pertinencia, en esta vorágine.
 
Siguiendo las ideas torales de Néstor García Canclini (1989): “la interculturalidad se configura hoy, no por las diferencias entre culturas, sino las maneras en que los grupos se apropian y se combinan, es decir cómo se fusionan”. En esta perspectiva la globalización nos introduce al menos el desafío de cuatro procesos:
  1. Los movimientos migratorios.
  2. Los cambios producidos por las TIC.
  3. Los intercambios económicos que estandarizan los consumos mundiales.
  4. Modelos culturales globales que impactan a modelos locales.
El primer desafío son los movimientos migratorios, y es que la gente cambia de hogar en todo el mundo, millones de personas se mueven en los puertos y aeropuertos, en las estaciones de tren, a través de fronteras vigiladas o no, y miles de ellos van en camino hacia algún nuevo destino al cual llamarán "hogar"… tal vez para siempre. La migración está cambiando y reconstituyendo el tejido social y cultural de una gran cantidad de naciones, porque los migrantes además de cargar una mochila, cargan un bagaje cultural que no pudieron dejar en casa, no pudieron desprenderse de él.
 
Las tecnologías comunicacionales son el segundo desafío. Estas tecnologías colocan a las culturas en las redes y las confrontan con el mundo, las “desfolcklorizan”. Hoy se promueve lo global con estrategias de marketing para un mercado a escala mundial. Sin embargo, las culturas regionales persisten. Nos sigue apasionando ver problemas locales y sobretodo vernos a nosotros mismos. Las empresas trasnacionales del audiovisual, concluyen que junto a la homogeneización debe reconocerse las diferencias locales y regionales. Dos procesos complementarios: la universalización y las particularidades regionales.
 
Para entender estas disparidades en el campo del tercer desafío: el del intercambio económico, es posible pensar en una globalidad, porque existe un mundo diferenciado constituido por capas afines. Por eso se promueven igual, la misma ropa Benetton, las mismas computadoras y las mismas Barbies, en China que en Colombia. Para comprenderlo algunos autores sugieren hablar de “nivelación cultural” para aprender procesos de convergencia de hábitos de consumo, pero preservando  las diferencias entre niveles de vida.
 
Dentro del último desafío: los modelos globales vs modelos locales tenemos que las naciones y las etnias (muchas) seguirán existiendo, su problema no es el riesgo que desaparezcan con la globalización (y que si lo es), sino entender cómo se reconstituirá su identidad. Los medios promueven y reproducen esta identidad y el reto de los medios es comprender la heterogeneidad y la existencia de varios códigos en un mismo grupo y hasta un mismo sujeto.
 
La identidad nacional es una “historia” que reconstruimos incesantemente con los otros, es una especie de coproducción, entre más conozco a los otros, más me conozco y viceversa. Y sin embargo esta coproducción “no se realiza en un espacio vacío, se realiza en condiciones geográficas, sociales e históricas específicas” (Canclini, 1989). La asimetría y simetría entre naciones está presente. 
 
En realidad no es difícil procesar códigos diferentes al propio, y siempre es más fácil si se ejecuta con respeto y consideración, alejado de acciones racistas y discriminatorias. Es entender que este “intercambio cultural” no implica que desaparezca la cohesión social, simplemente se trata de un dialogo intercultural.
 
3.- Síntesis Cultural
Desde la confrontación de culturas hace 500 años, con la conquista en América, y tal vez antes, se llegó a exaltar el “sincretismo” como explicación de las expresiones de las nuevas culturas; Fernand Braudel pero sobre todo Robert Picard ya sostenían las tesis de que el sincretismo genera un desequilibrio en la cultura y que “éste desequilibrio tiende a recuperar su estabilidad con un proceso de síntesis cultural” (Picard, 1986). Picard lo llamó síntesis, Canclini lo llama hibridez o mestizaje, finalmente es lo mismo. Lo novedoso, de la advertencia de Canclini, es que la globalidad ha hecho que estos impactos culturales sean incesantes, multidireccionales y a una gran velocidad. Es un proceso difícil de aprehender en un instante, porque al siguiente ya cambió. Extraordinaria aportación, diría yo.
 
Termino. La interculturalidad debe perfilarse como una filosofía política del derecho de las culturas a ocupar mundo, es decir, a crecer con el mundo y a contribuir a que éste crezca con ellas. Por eso estamos ante un gran desafío y tenemos que afrontarlo porque, como dijo Gabriel García Márquez, (1967) “los pueblos condenados a cien años de soledad no tienen una segunda oportunidad en ésta tierra”.
 
Arq. Salvador Camarena Rosales
Director del Centro de Capacitación Televisiva (CETE)

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