viernes, 26 de diciembre de 2014

Fotógrafo de Santa, un oficio de otros tiempos



Cuando Alfonso Martínez comenzó en el negocio de la fotografía, hace 50 años, usaba una antigua cámara de placas para retratar a la gente con Santa Claus. Hoy está a punto de cumplir tres cuartos de siglo, y a su edad, dice, no se le puede exigir que sepa cómo manejar una cámara digital.
 
 
Para eso mantiene cerca a 14 de sus hijos y nietos, quienes también se encargan de montar el escenario navideño en la explanada de la Delegación Cuauhtémoc. Es ahí, en medio de un conjunto de juegos mecánicos, donde un Santa Claus pasará sus tardes hasta el 24 de diciembre, y donde los tres Reyes Magos harán lo propio desde el 25 y hasta el 7 de enero.
 
 
Lo que sí hace Don Alfonso es diseñar el entorno escénico de sus personajes, y no es poco decir. A la estructura elevada no le faltan ni los renos, ni la nieve, ni el trineo en el que viaja Santa. También hay una estrella de Belén, un árbol de Navidad e incontables muñecos de peluche sentados en hileras: ahí están varios ejemplares de Micky y Minnie Mouse, el Pato Donald, Tribilín, Pluto, Pinocho, entre otros colados.
 
 
El escenario de los Martínez es el primero de una fila de aproximadamente 15. “Somos los mismos de siempre: gente grande, muchos ya fallecieron”, cuenta Don Alfonso con aire nostálgico de los viejos tiempos.
 
 
La gente empieza a llegar a partir de las seis de la tarde, cuando oscurece y se prenden los foquitos. Una vez que los niños (y los grandes) eligen el Santa Claus de su preferencia, suben hasta el trineo, posan para el retrato y aprovechan para recordarle al hombre de rojo su lista de deseos navideños.
 
 
Las fotos con Santa se venden a 50, 70 y 100 pesos, según el tamaño, y se revelan en el mismo sitio en unas impresoras digitales. Pero ahora resulta que todo el mundo lleva una cámara en la bolsa: “Hay gente que quiere que le tome la foto con su celular y yo no puedo hacer eso: ¡De por sí no hay trabajo!”, se queja el antiguo fotógrafo, que el día anterior sólo vendió tres imágenes.
 
 
Durante muchos años, él y sus compañeros del gremio se instalaban en La Alameda a principios de diciembre. Ahora la actividad comienza hasta mediados del mes y “desgraciadamente las autoridades nos van retirando”, sigue Don Alfonso, que a pesar de no conocer bien la historia de San Nicolás, sabe que es una tradición antigua en México y el mundo.
 
 
Y aunque no es muy exigente para elegir a su Santa Claus, sí “es mejor que sea güero y que no esté tan feo", explica: "Que se vea lo mejor que se pueda para que los niños no se espanten”.

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