Foto: Paco Sierra (Tomada de warp.la)
Por: Pablo Rojas
Con la mayoría que tienen en el congreso el PRI y sus aliados, una que es apenas “iniciativa” será realidad cuando ellos lo quieran. La fecha de caducidad le ha llegado al monstruo burocrático-ogro filantrópico sólo para seguir creciendo. La intención es clara: centralizar. Ver a quién se prioriza y a quién no, a decir de Rafael Tovar y de Teresa, todavía presidente del Conaculta en entrevista con José Cárdenas: “Si tú tienes el conjunto de las instituciones y tienes el conjunto del presupuesto, tú sabrás a quién le das prioridad y cómo dividirlo y no dejarlo a la negociación casi individual que hay ahora”, dijo.
Esto sumado a la intención de eliminar duplicidad de funciones entre áreas, que fueron “detectadas” cuando se empezó a pensar en el presupuesto base cero. Esa forma de ver el mundo, la tabla rasa, el borrón y cuenta nueva, es la que animó al presidente a pedir una nueva secretaría, que en verdad es pedir la desaparición del Conaculta. Hacer los cambios necesarios que pide el presupuesto base cero es imposible con el esquema actual. Hay demasiada resistencia, los medios están atentos a ello. Si desaparece, el primer filtro se tendrá a la hora de hacer el nuevo organigrama. Muchos se irán en silencio. Los recortes se verán como necesarios y justificados por la transición de estructura a estructura. Por eso puede tener razón Peña Nieto cuando dice que no costará más, porque la idea, desde el principio, es el recorte.
La SEP con suficientes problemas e insuficientes recursos se deshace del aparato cultural que históricamente estuvo ligado a ella, para dar paso a una Secretaría de Cultura. Como puede ser un cambio real, como puede ser un cambio de logos y títulos. A la nueva Secretaría pasarán el INBA, el INAH, todas las escuelas y museos de esas dependencias, Canal 22, Imcine, Radio Educación, la Cineteca Nacional, la red de librerías Educal, la Fonoteca, el Festival Cervantino, la Biblioteca Vasconcelos, Tierra Adentro, el Fonca… ¿se seguirá llamando Fonca?
La despedida tampoco será generosa desde la presidencia. Ayer en su discurso, Peña Nieto dijo que México “debe de tener una institución de Estado que esté a la altura de este desafío” (el de que los mexicanos tengan acceso a “la cultura”), dejando al Conaculta en una triste posición.
“A la nueva Secretaría pasarán El INBA, el INAH, todas las escuelas y museos de esas dependencias, Canal 22, Imcine, Radio Educación, la Cineteca Nacional, la red de librerías Educal, la Fonoteca, el Festival Cervantino, la Biblioteca Vasconcelos, Tierra Adentro, el Fonca… ¿se seguirá llamando Fonca?”
La idea de una nueva secretaría no era nueva, para nada, pero al empezar el sexenio Tovar y de Teresa, recién nombrado, dijo que no era la intención de este gobierno crear otra estructura, sino fortalecer al Conaculta. Hoy da marcha atrás por ver las bondades de la idea, porque dice que “tenemos muy bien detectadas cuáles son las áreas que podrán compactarse en beneficio de la institución”.
Compactar. Por eso es difícil ver a la nueva secretaría como un intento de política de Estado para fortalecer a la cultura, o como mero ardid mediático como han señalado algunos. Es en cambio, la oportunidad de oro para implementar el presupuesto base cero en las áreas culturales, tirando una estructura, dejando fuera lo que no les sirve y armándola otra vez, sin mayor presupuesto. Porque eso lo dejó muy claro: no costará más. Qué bueno, hay que decir, dependiendo de a costa de qué se ahorrarán esos pesos.La estructura del Conaculta es pesada, es una losa. Pero la nueva secretaría no podrá eliminar la burocracia, a los aviadores, a la cadena de sellos, a las transas. Lo que sí puede es ir eliminando plazas aquí y allá, proyectos, ideas, que no estén en la lógica de los cien mil visitantes en un mes. Ayer Peña Nieto mencionó una sola exposición: la de Da Vinci y Miguel Ángel. Las grandes filas y las notas en prensa sobre un proyecto que está todavía por construir.
“Compactar. Por eso es difícil ver a la nueva secretaría como un intento de política de Estado para fortalecer a la cultura, o como mero ardid mediático como han señalado algunos.”
El Conaculta se va. Nacida en 1988 en el gobierno de Salinas, ya no será el foco de las críticas y el lugar para pedir becas y apoyos. Una era se cierra. Y como siempre que una estructura cae, uno se da cuenta después de que los presagios estaban a la vista: el canal 22 anunciaba fuera de la pantalla que algo sucedía.
Chau, Conaculta.
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