Al dar a conocer los pormenores de la temporada 36 de El lago de los Cisnes, Sylvie Reynaud, dijo que este espectáculo es uno de los más importantes en la agenda cultural de la Ciudad de México, además de una tradición dancística que ya se encuentra integrada al imaginario cultural de los mexicanos.
“Cada año, realizar la temporada representa un reto para los 120 bailarines, técnicos y organizadores que forman parte de la gran familia de la Compañía Nacional de Danza, sin duda es una obra que ya es esperada por las familias y que ha contribuido a través de los años para la formación de nuevos públicos para las artes escénicas”.
Así lo expresó la directora de la Compañía Nacional de Danza, quien estuvo acompañada en la conferencia realizada en el Palacio de Bellas Artes por la maestra y coreógrafa Natasha Lagunes, así como los bailarines Mónica Barragán y Roberto Rodríguez.
Sylvie Reynaud recordó que en 1977, año de la primera temporada de El lago de los cisnes, se realizaron sólo siete funciones, aspecto que a causa de la aceptación y demanda del público se ha incrementado con el paso de los años hasta llegar a más de veinte.
“Lo que más nos emociona es que a lo largo de 36 años hemos mantenido un record de entre el 80 y el 100 por ciento de asistencia. Las personas son fieles al espectáculo y aquellos padres que lo vieron de niños traen a sus hijos, como en una tradición generacional".
Dijo que esta edición contará con nuevos participantes en los roles principales como Roberto Rodríguez y Mónica Barragán que inyectarán energía nueva a los personajes de Odette y el príncipe, considerados por el público entre los roles mas queridos de la danza en México.
"Si bien es un espectáculo muy mágico, también es muy demandante, porque todo necesita ser renovado constantemente. Tan solo el vestuario es algo que se desgasta mucho mas que en otros montajes, a veces el elenco tiene que cambiarse en una tienda de campaña, pero si llovió ese día, los trajes se manchan de lodo, son detalles que hay que enfrentar en cada temporada".
Al respecto, Natasha Lagunas, maestra de la Compañía Nacional de Danza, quien formó parte del cuerpo de baile de este espectáculo desde sus inicios, dijo que la fama de El lago de los cisnes ha circulado de boca en boca desde 1977, siendo el aspecto humano su principal promoción.
El espectáculo ha ido creciendo y perfeccionándose con cada temporada, ha sido una lucha constante por mantener los escenarios en las isletas, realizar los montajes, afinar los aspectos técnicos como iluminación y efectos especiales.
Recordó que en los años ochenta los bailarines trabajaban sus ensayos entre los roedores que pululaban por Chapultepec y que incluso nadaban por el lago, llegando incluso a acercarse al escenario y a los bailarines mientras realizaban sus ejecuciones.
Otra anécdota que evocó fue la concerniente a los fuegos pirotécnicos cuyas chispas llegaron a quemar durante cierta función los vestuarios de varias bailarinas, quienes afortunadamente no sufrieron daños.
"Ha sido una trinchera constante con decenas de anécdotas, como aquella cuando al personaje del mago a quien se transporta a una isleta en una lancha se quedó olvidado como Robinson Crusoe, y no tenía forma de salir de ahí. Fue hasta que desmontamos y nos fuimos que nos acordamos de él".
Lagunas señaló que todas estas vivencias hacen de El lago de los cisnes una puesta en escena colmada de historia, magia y recuerdos, además de ser una obra que ha servido para formar nuevas generaciones de bailarines.
Mónica Barragán mencionó que para ella representar en esta nueva temporada al cisne blanco es uno de los retos mas grandes de su carrera, percibiendo en su papel la responsabilidad que han tenido otras interpretes a lo largo de las décadas.
"En cuanto me encuentro bailando en los pasos de Odette, algo muy especial sucede, una se olvida del frío, del viento, el escenario del lago es muy mágico y nos envuelve de una manera muy misteriosa, como si resonara en su espacio la esencia de otros interpretes del pasado".
A su vez, Roberto Rodríguez declaró que un bailarín que llega a tener un papel principal en El lago de los cisnespuede considerar que la vida le ha otorgado un gran premio y privilegio.
"Cuando me dijeron que tendría mi primer estelar en esta obra sentí que era un gran sueño cumplido. Cada temporada es tan distinta a la otra, cada una tiene su energía, y creo que los mas importante es que cada año los bailarines viajamos junto con el público a un lugar mágico que sólo el arte y la cultura puede brindar”.
Así lo expresó la directora de la Compañía Nacional de Danza, quien estuvo acompañada en la conferencia realizada en el Palacio de Bellas Artes por la maestra y coreógrafa Natasha Lagunes, así como los bailarines Mónica Barragán y Roberto Rodríguez.
Sylvie Reynaud recordó que en 1977, año de la primera temporada de El lago de los cisnes, se realizaron sólo siete funciones, aspecto que a causa de la aceptación y demanda del público se ha incrementado con el paso de los años hasta llegar a más de veinte.
“Lo que más nos emociona es que a lo largo de 36 años hemos mantenido un record de entre el 80 y el 100 por ciento de asistencia. Las personas son fieles al espectáculo y aquellos padres que lo vieron de niños traen a sus hijos, como en una tradición generacional".
Dijo que esta edición contará con nuevos participantes en los roles principales como Roberto Rodríguez y Mónica Barragán que inyectarán energía nueva a los personajes de Odette y el príncipe, considerados por el público entre los roles mas queridos de la danza en México.
"Si bien es un espectáculo muy mágico, también es muy demandante, porque todo necesita ser renovado constantemente. Tan solo el vestuario es algo que se desgasta mucho mas que en otros montajes, a veces el elenco tiene que cambiarse en una tienda de campaña, pero si llovió ese día, los trajes se manchan de lodo, son detalles que hay que enfrentar en cada temporada".
Al respecto, Natasha Lagunas, maestra de la Compañía Nacional de Danza, quien formó parte del cuerpo de baile de este espectáculo desde sus inicios, dijo que la fama de El lago de los cisnes ha circulado de boca en boca desde 1977, siendo el aspecto humano su principal promoción.
El espectáculo ha ido creciendo y perfeccionándose con cada temporada, ha sido una lucha constante por mantener los escenarios en las isletas, realizar los montajes, afinar los aspectos técnicos como iluminación y efectos especiales.
Recordó que en los años ochenta los bailarines trabajaban sus ensayos entre los roedores que pululaban por Chapultepec y que incluso nadaban por el lago, llegando incluso a acercarse al escenario y a los bailarines mientras realizaban sus ejecuciones.
Otra anécdota que evocó fue la concerniente a los fuegos pirotécnicos cuyas chispas llegaron a quemar durante cierta función los vestuarios de varias bailarinas, quienes afortunadamente no sufrieron daños.
"Ha sido una trinchera constante con decenas de anécdotas, como aquella cuando al personaje del mago a quien se transporta a una isleta en una lancha se quedó olvidado como Robinson Crusoe, y no tenía forma de salir de ahí. Fue hasta que desmontamos y nos fuimos que nos acordamos de él".
Lagunas señaló que todas estas vivencias hacen de El lago de los cisnes una puesta en escena colmada de historia, magia y recuerdos, además de ser una obra que ha servido para formar nuevas generaciones de bailarines.
Mónica Barragán mencionó que para ella representar en esta nueva temporada al cisne blanco es uno de los retos mas grandes de su carrera, percibiendo en su papel la responsabilidad que han tenido otras interpretes a lo largo de las décadas.
"En cuanto me encuentro bailando en los pasos de Odette, algo muy especial sucede, una se olvida del frío, del viento, el escenario del lago es muy mágico y nos envuelve de una manera muy misteriosa, como si resonara en su espacio la esencia de otros interpretes del pasado".
A su vez, Roberto Rodríguez declaró que un bailarín que llega a tener un papel principal en El lago de los cisnespuede considerar que la vida le ha otorgado un gran premio y privilegio.
"Cuando me dijeron que tendría mi primer estelar en esta obra sentí que era un gran sueño cumplido. Cada temporada es tan distinta a la otra, cada una tiene su energía, y creo que los mas importante es que cada año los bailarines viajamos junto con el público a un lugar mágico que sólo el arte y la cultura puede brindar”.
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