miércoles, 6 de enero de 2016

A los 90 años muere Pierre Boulez, el compositor francés que revolucionó la música

 
 
 
Por: Pedro Bahamondes Ch
 
En sus conciertos, donde dirigía grandes orquestas -desde la Sinfónica de la BBC, la Filarmónica de Nueva York, Viena y Berlín, entre otras-, Pierre Boulez siempre se negó a usar batutas. Las consideraba "bastones para andar", aun cuando tuviera conciencia del paso de los años sobre sí mismo: "Me siento muy bien, pero soy consciente de mis limitaciones. Sé que no puedo acelerar mi actividad si quiero mantenerme activo el mayor tiempo posible". 
 
 
 
Ayer por la noche comenzó a difundirse el rumor de su muerte, a los 90 años y en la comodidad de su casa en la ciudad de Baden Baden, Alemania, donde vivía hacía varios años tras autoexiliarse por considerar al mundo musical francés demasiado "conservador". Aunque de joven se sintió seducido por las matemáticas, en 1944 el francés tomó clases de armonía en el Conservatorio de París. En los años siguientes, Boulez encabezaría el llamado serialismo integral, una corriente estética de la que fue uno de los principales representantes junto a compositores como Karlheinz Stockhausen, Luigi Nono, Ernst Krenek y Milton Babbitt.
 
 
 
Le gustaba experimentar. Retorcer y obviar partituras. "A mí lo que me mueve es la transgresión", decía. Siguiendo la senda de Pierre Schaeffer y Edgar Varèse, Boulez fue uno de los precursores de la música culta electrónica y la música hecha por medio de computadores. Uno de sus trabajos más relevantes en esta línea fue Répons, compuesta entre 1981 y 1984 para seis solistas, orquesta y electrónica. También experimentó con la música aleatoria, en sus años de correspondencia con John Cage.
 
 
 
A lo largo de su vida, mientras fue director de la Orquesta Sinfónica de la BBC (1971-1974), la Filarmónica de Nueva York (1971-1977), e invitado a dirigir la Orquesta Sinfónica de Chicago y las filarmónicas de Viena, Berlín y tantas otras, Boulez a menudo retomó varias piezas de su repertorio para revisarlas: a la última de sus tres sonatas para piano, por ejemplo, el compositor la declaró "abierta" desde su estreno, en 1957. Su afán experimentador lo mantuvo por años revisando sus propias composiciones, mientras formaba a varias generaciones de músicos en el arte de la composición, el análisis musical y la dirección orquestal.
 
 
 
 
Tuvo también una notable influencia política, contribuyendo al desarrollo de estructuras como el IRCAM, el Instituto de investigaciones y coordinación acústica y musical, y de la nueva Sala Philharmonie de París, un sueño que lo penaba hacía 30 años, junto a Jack Lang. También participó en la creación del Ensemble Intercontemporain.
 
 
 
Una vez le preguntaron: ¿Qué no ha hecho que debería haber hecho? Boulez, risueño como se le recordará, respondió: "Oh, muchas cosas, demasiadas, pero no lo lamento. Sé que mi vida ha estado muy llena. Ha ido en muchas direcciones, pero creo que he conseguido marcar un paso musical, y no se puede ganar en todo. Creo que he hecho cosas importantes y cosas menos importantes. Por tanto, considero que el balance final es bastante positivo".

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