sábado, 21 de mayo de 2016

Velado trabajo coreográfico " Pájaros en la cabeza" en el Museo Federico Silva. Escultura Contemporánea



Fotografías: Cortesía de Conexión Museo Federico Silva. Escultura Contemporánea.


Por: Roberto A. Valenciano Capín




"Pájaros en la cabeza" del maestro, bailarín y coreógrafo, Josué Ramírez, es la invitación a la exploración dancística en donde el creador explora a partir de estas tres enfermedades de trastorno mental; Autismo, la esquizofrenia y la drogadicción, la posición actual entorno a la condición humana en que vivimos, el cual fue presentado en el Museo Federico Silva. Escultura Contemporánea,  al formar parte de las actividades del día mundial de los museos.




Al apostarle su creador en no solo tocar sino también el trastocar al espectador a partir de este diálogo de estas tres enfermedades mentales, al ser trazado en sus respectivos estadios: Una primera imagen, una persona sentada en un montecilllo de piedras, su cabeza encerrada con  una jaula coronada por un pájaro amarillo, en donde el intérprete - Mtra.  Guadalupe Orellana- despliega  y abre con tal certeza este mundo interior a través de movimientos  reiterativos, cortados, traspolados con tal puntualidad al imaginario del representado, de esta manera confluir en la credibilidad y este superficial acercamiento a este mundo autista, para después conducirnos a esta contraposición y la incongruencia en cuanto al planteamiento en cuanto a la creación y proyección del personaje que representa la esquizofrenia,  interpretado por Monica Salas, para caer en este infortunio mundo del cliché, en donde más bien es coptado y quedar en un simple mamotreto en conjunción a  esta incoherencia del trazo y la re significación del movimiento, en donde no utiliza y detona los elementos a su disposición; Globos y balones rojos y piedras,  para incidir en este enriquecimiento y coherencia en las acciones de estos personajes.




Así mismo, todo este despliegue de la obviedad es  representada por este personaje, interpretado por Francisco Torres, quien desarrolla el influjo de las drogas, a pesar de caer en esta generalidad, da muestra de mas fuerza   expresiva en conjunción con movimientos cortados, pero siempre bajo esta incoherencia que  no confluye en su propia organicidad y  por tanto denosta estos mecanismos para crear los mecanismos de crear los puntos de interés o esta reflexión e involucramiento en el espectador.




Para rematar con una última escena,  en donde se confluyen los tres personajes en el mundo del autista,  siendo la única concordancia algunas secuencias de movimiento y culminar con este rompimiento de uno de ellos, reflejo en esta cautiva libertad, al despojarse de esta jaula, entre la rutina y continuidad de sus propios mundos en que cohabitan.


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Desafortunadamente, una danza somera, a pesar de la suma complejidad del tema abordado, al volverse  más que evidente  con  preguntas que dan cierta referencia: ¿Qué es la libertad?, ¿Qué es la conciencia? y ¿ Qué es la cárcel?, para escudarse en su propia constitución y construccion a pesar de su contradicción. Es decir, ¿Cómo pretender una sostenida discursividad al ofrecer una danza efectivista?.





De ahí que podemos notar  claramente  este problema de confusión entre lo meramente formal y lo práctico, al tomarse el contenido  como único componente importante en relación a los discursos planteados en la pieza, o bajo los parametros demarcados por la musica, al  darse tambien este distanciamiento entre la  correlación de los elementos como son los trazos de movimiento entrecortadas,   herramientas detonadoras y conectivas de esta composición que contribuirán a generar un  argumento con más coherencia y por tanto, intentar contar de manera eficiente no solo historias sino acciones, como parece ser que es la pauta de su discurso propuesto por este joven creador.




 Aún cuando no son historias sino más bien detonadores de acciones, intenciones, sensaciones, y emociones, se cae infaliblemente en este siempre latente sentido rampante reduccionista y lleno de clichés, desafortunadamente no son utilizados como detonadores del riesgo, para no solo inquirir en una  lectura sino en varias  y por tanto,  generar y darle este sentido argumentativo mas interesante y, darle esta salvedad en cuanto a esta capacidad de producir una sostenida significación en y de la obra.



Como espectador, tendría mucho más sentido,  si se pudiera disfrutar la coreografía como un conjunto de herramientas con una aplicación mucho más amplia que la del escenario, incluso más que la de la danza, al verlo como  un campo, y por tanto como un lugar en el que se articulan preguntas relacionadas  a  este anhelada reflexión buscada por el creador.




"En momento es importante volver a atibar a lo propuesto por Mariana Arteaga y su obsesión por lo comunitario, por regresarle a la danza su condición originaria de experiencia colectiva más allá de lo escénico y por tanto, disminuir la distancia entre el escenario y el espectador".




Como apunta Juan Francisco Maldonado: " La coreografía contemporánea se pregunta por su contexto, no para saber cómo convertirlo en un souvenir, tiene más que ver con la función de lo coreográfico en relación con la sociedad en la que se inserta, con su capacidad específica y puntual de intervenir en lo afectivo. campo de conocimiento principalmente corporal y experiencial en un lugar y un momento en el que el cuerpo está en riesgo constante?.




Un trabajo coreográfico que fue apoyado por el Proyecto de Estímulo a la creación y desarrollo artístico- PECDA- 2015.

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