El investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Jesús Jáuregui Jiménez, impartió una charla en la que compartió sus conocimientos sobre la historia y géneros de la tradición mariachera, símbolo de lo mexicano a nivel internacional, en el Museo Nacional de las Culturas.
En el marco de la exposición “Ecos de la cultura. Etnografía y grabación sonora”, Jáuregui Jiménez, autor del libro “El mariachi, símbolo musical de México”, inició la charla-concierto con el género del jarabe, del cual se obtiene información desde mediados del siglo XVIII por una denuncia ante la Inquisición en contra del pan de jarabe, que data de 1772.
En el día de la Independencia de México, comentó que originalmente, el jarabe era una música para ser bailada y generalmente se cantaba, pero fue a partir de 1920, tras la interpretación en puntillas de Anna Pávlova de “Fantasía mexicana”, que se le otorgó el nombre de jarabe tapatío.
Lo cual derivó en una tergiversación del canto y zapateado originales que lo acompañaban, para sustituirlo por “una suerte de coreografías bastante alejadas de lo que era la tradición propiamente”, por lo que anotó que es uno de los géneros mariacheros que se están perdiendo.
Posteriormente, indagó en el género del son del cual se puede rastrear su difusión en la mitad del siglo XVIII, por una denuncia al Santo Oficio hecha en 1752, contra el llamado “Son del Jarro”.
De acuerdo con el INAH, Jesús Jáuregui comentó que en la zona del mariachi, ubicada en el Occidente de México, existe un balance entre las tres tradiciones musicales que contemplan la Europa Mediterránea, la amerindia y la africana.
Además, señaló que a finales del siglo XVII e inicios del XVIII se dio la costumbre de organizar bailes zapateados en las trajineras que circulaban por las chinampas de la cuenca de México, en los que la trajinera funcionaba como un gran cajón de pie, que resonaba aún más por efecto del espejo de agua.
Dicha costumbre permaneció durante el siglo XX, como lo confirman fotografías tomadas en los canales de Santa Anita, con parejas zapateando a bordo de estas embarcaciones.
Mencionó que ante la falta de sacerdotes “de planta” en zonas alejadas, en las rancherías del Occidente de México surgió el género del minuete, una plegaria religiosa u oración musical, que el mariachi fue desarrollando durante las celebraciones a los santos patronos y en la velación de los “angelitos”.
Por otra parte, determinó que otro género que arrancó en el siglo XVIII fue el corrido, el cual se desarrolló del centro de México hacia el norte, en el que predomina una adecuación de las versificaciones españolas.
Sobre este género explicó que la pieza que se puede considerar la primera es “Las mañanas de Hidalgo” de 1811, que estuvo resguardada en el Colegio de Propaganda Fide de Nuestra Señora de Guadalupe, localidad próxima a la ciudad de Zacatecas, donde el cura Miguel Hidalgo y sus huestes arribaron tras la derrota en Puente de Calderón, hecho que contempla la melodía.
Dictó que quizá el género de mariachi que menos se conoce es el papaqui, derivado de una palabra náhuatl, que alude a la música interpretada en época de carnaval y en bodas, del cual se obtuvo información hasta el siglo XX en la vertiente mariachera de Sonora, Sinaloa, Durango, Zacatecas, Nayarit, Jalisco, Colima y Guerrero.
En tanto, determinó que un punto de quiebre de los géneros de tradición mariachera se dio en el siglo XX, con un nuevo tipo de mariachi que surgió sobre todo en la Ciudad de México, aunque también en Monterrey, Guadalajara y en la ciudad de Los Ángeles, California.
Lo anterior con el “cobijo del traje de charro y en íntima subordinación con las disqueras, y las compañías de radio y cinematográficas”, generando un sonido donde al conjunto que era básicamente de cuerdas: violín, vihuela, arpa y guitarrón, se sumó como imprescindible el de la trompeta.
Añadió que el vals, la polka y el chotis fueron algunos de los géneros que la tradición musical mariachera adoptó en el siglo XIX; mientras en los siglos XX y XXI ha incluido otros, como el caso de la cumbia cusinela interpretada por músicos huicholes y que obtuvo gran éxito en YouTube, razón por la que el mariachi y sus géneros siguen vivos y en constante evolución.
NTX/ASM/MAG
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