Por: Juan Carlos Zavala
Sebastián Vinet tenía 12 años cuando decidió que quería estudiar ballet. De alguna manera, cuenta, ver la película Billy Elliot lo incentivó a tomar ese camino, pero entonces este bailarín chileno, que hasta hace unos meses era el solista de la Compañía Nacional de Danza de México, llevaba varios años grabando comerciales de televisión en su país.
Sebastián, de 26 años, abrió un espacio para impartir una clase magistral en el Instituto Cascanueces, academia privada de Oaxaca. La próxima semana estará en Argentina y Paraguay, luego regresa a México y después hará una gira por Australia. En noviembre Vinet viajará a EU, Tailandia y Japón; en diciembre trabajará en El Cascanueces y luego volará a China donde tendrá una gira en enero de 2019. Además, trabaja en proyectos paralelos para reactivar su fundación, creada en Chile.
“Hay que cortar esa ridiculez de que el ballet es elitista”, responde Vinet, cuando se le pregunta el objetivo de la fundación que lleva su nombre. Dice que busca acercar el arte a la mayor cantidad de gente posible con un doble objetivo: que las personas conozcan lo que hace, lo difícil que es la danza clásica y la dedicación que física y mental requiere; y servir de inspiración a jóvenes. De lo contrario, vaticina, “en un futuro no vamos a tener bailarines en Latinoamérica”. “Todos partimos de una inspiración, porque nos atrae eso. Si no existe educación, inspiración para los jóvenes, no vamos a tener bailarines en un futuro en Latinoamérica, porque en Europa y Estados Unidos es otro rollo”.
Vinet ha participado en San Francisco Ballet, Ballet de Santiago y en galas de una decena de países. En Suiza ganó la competencia Prix De Lausanne en 2009, y en 2016 llegó a la Compañía Nacional de Danza donde fue solista por dos años. Dice que su salida se debió a que la forma como manejaban la compañía no le funcionaba para el desarrollo de su carrera —en 2018 la compañía quedó por varios meses sin dirección tras la salida de Mario Galizzi—, pero sobre todo porque estaba perdiendo la inspiración. “Yo no puedo trabajar sin inspiración o sin algún tipo de motivación”.
Mientras enseña a las alumnas, Vinet expresa que México es un país pionero, el ejemplo de Latinoamérica en todos los ámbitos del entretenimiento: “Creo que de aquí todo se ejecuta, se cocina, para que después se envíe el producto a Latinoamérica…, siento que muchas veces los mexicanos no se dan cuenta del increíble talento que tiene este país, sobre todo para desarrollarlo artísticamente”, apunta.
Pone como ejemplo a Isaac Hernández y Elisa Carrillo, que han llevado la danza a un público masivo. “Es un buen momento para la danza en México”, asegura.
“Lamentablemente, muchas veces no hay el apoyo que se necesita. El ballet, no sé por qué, pero es muy caro de producir… aquí tenemos mucho arte, pero no tenemos la visión de negocios como la tienen los norteamericanos. Cuando se puedan combinar las dos, creo que Latinoamérica va a liderar artísticamente y en muchos otros ámbitos”, comenta Vinet.
Y agrega: “El arte es un negocio, puede ser muy lucrativo, simplemente hay que saber cómo desarrollarlo sin perder lo artístico. En EU son muy buenos para el negocio, pero les falta lo que tenemos los latinos, lo artístico y teatral”.
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