La escritora Jazmina Barrera presentará ‘La reina de espadas’ en la Casa Universitaria del Libro de la UNAM el 30 de mayo a las 19 horas. Foto José Antonio López
Por: Reyes Martínez Torrijos
La figura de Elena Garro (1916-1998) ha superado la dicotomía simplista que la demonizaba o hacía de ella una víctima perfecta. No es ni una ni otra, sino una mujer compleja, llena de contradicciones y deslumbrante, sostuvo Jazmina Barrera, autora de La reina de espadas, biografía sobre la narradora y dramaturga.
La ensayista y narradora dijo a La Jornada que Garro era una personalidad expansiva. Hizo teatro, baile y literatura en casi todos los géneros habidos y por haber. Escribió poesía, teatro, ensayo, memorias, novelas, cuentos..., de todo, y extraordinariamente bien.
El volumen tiene que ver con la visión que Elena Garro tuvo del tiempo, que fue uno de los grandes temas en su obra. Yo quería también jugar aquí con el tiempo para hacerle un homenaje, destacó Barrera (Ciudad de México, 1988).
Añadió que las biografías hechas por Rafael Cabrera o Emiliano Ruiz Parra han contribuido muchísimo a terminar con la idea maniquea que existía de Elena Garro: había quienes la demonizaban por completo o la tildaban de loca para sacársela de encima, o quienes la idealizaban y la convertían en una mártir.
En la producción literaria de Garro, aunque ella no se decía feminista, era impresionante la denuncia de la violencia contra las mujeres: física, sicológica y de opresión intelectual. Hay relatos de una crudeza brutal que incluso hoy nos sorprenden. Son durísimos. Ella luchó mucho porque pudieran expresarse, tener una educación. Todo eso está muy presente en su obra, aunque ella no lo llamara feminismo.
Barrera refirió que su investigación editada por Lumen fue una especie de misterio de tratar de entender y resolver. Me quedé con muchísimas preguntas, pero fue de verdad maravilloso el encuentro con este personaje. Se convirtió en una pasión y una obsesión.
Comentó que no quería lograr una biografía tradicional por la inmensidad de Garro, sino un retrato a partir de mi propia mirada, de mi relación con su fantasma. No sólo de los grandes eventos de su vida, sino esas minucias que a veces pasan desapercibidas: pequeñas frases que se repiten en sus diarios y en sus libros, su relación con los gatos, sus compras adictivas, el cigarro, su salud mental, la relación con su hija, sus amigos, el teatro y la danza.
Así, la autora se propuso construir pequeñas viñetas que formaran una imagen múltiple. También es un libro que busca jugar más con el formato: hay fragmentos en orden cronológico y temático, listas, poemas, cadáveres exquisitos. En el exilio, Garro vivía una vida de bruja: aislada con su hija, sus gatos, en una enorme pobreza, leyendo el tarot, la mano, las estrellas. Yo quería incorporar estos formatos que ella utilizó y que fueron parte de su vida.
Recordó que el libro se originó en la propuesta de hacer un texto breve acerca de Elena Garro. Empecé a investigar y me di cuenta de que era un tema enorme y no podía abordarlo en 30 páginas ni hacer una lectura superficial de su obra y de su vida, porque era de verdad fascinante. El proyecto se transformó. Estuve algunos años leyendo todo lo que encontraba de ella, también fui a visitar sus archivos en Princeton.
Barrera decidió que el libro permitiera que los lectores edificaran su propia visión de la escritora, pues vivió tantas vidas en tantos países; estuvo atravesada por tantos eventos históricos. Además, era una mujer en el siglo XX, cuando casi todas las que vivieron como ella tuvieron vidas a veces tortuosas.
Sobre el título, la narradora explicó que ve en Garro a una reina de espadas, con una fuerte personalidad, tan de armas tomar, que luchó con los campesinos de Ahuatepec (Morelos). Era una mujer valiente e imprudente, podía ser violenta y se autosaboteaba todo el tiempo. La primera contra la que blandía la espada era contra sí misma.
Garro, según Barrera, no contó con grandes amigas. Tuvo a su hija: su doble, amiga, némesis. Buenos amigos, varios, aunque fueron cercanas sus hermanas Deva y Estrella, y su madre, así como su prima Amalia Hernández, hasta que se peleó con ella.
“Eso es clásico de la época porque el mundo de la literatura era de hombres y si ella quería sobresalir tenía que incluirse en el club de Toby. Con las personalidades de la época, Rosario Castellanos y Remedios Varo, más bien del grupo de amigos de Octavio Paz, era mala la relación, le caían mal. Elena Poniatowska escribió cosas muy hermosas sobre Elena Garro. Era más joven y era una relación de admiración.”
Jazmina Barrera destacó la “importante faceta de Garro como periodista, en la que escribió una serie entera de entrevistas a bailarinas, cantantes de ópera… y también el artículo fantástico ‘Mujeres perdidas’ para el que se hizo apresar en un reclusorio femenil y contó la experiencia cotidiana, los abusos y violaciones a los derechos humanos. Fue tan importante su crítica que corrieron a la directora del penal”.
La autora descubrió la mirada diversa de muchas personas sobre Garro y desde la propia observación de la escritora a través de sus diarios, cartas y obras. Es muy autobiográfica. Su escritura arroja mucha luz sobre su vida.
La reina de espadas se presentará el jueves 30 de mayo, a las 19 horas, en la Casa Universitaria del Libro (Orizaba 24, colonia Roma Norte), con los comentarios de su autora, acompañada por Elvira Liceaga y Marina Azahua
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