Se vive solamente una vez
hay que aprender a querer y a vivir,
hay que saber que la vida
se aleja y nos deja
llorando quimeras...
Amar y vivir (fragmento)
Consuelo Velázquez
Por: Mardonio Carballo
De la vida ¿qué podemos decir? Sus caprichos son los caminos nuestros. ¿Qué podemos decir de la muerte?. Un día detiene los pasos y los sueños. La realidad se acaba. Comienza un sueño nuevo… nadie ha podido despertar de él.
De la música ¿qué podemos decir? Sus notas van desde los pájaros trinando hasta el llanto infantil que nos conmueve. ¿Qué podemos decir del arte? Un día decide volar
para hacer caminos nuevos; el mundo real e imaginario se unen entonces. Comienza así el poema… nadie ha podido no sucumbir alguna vez a la palabra vuelta flor.
De la ciencia ¿qué podemos decir? Puede hacer los sueños realidad. Puede hacer que los pasos duren más. Puede hacernos volar y también caer. Puede revivir pájaros, puede generar árboles nuevos. Puede hacernos creer en un mundo que no existe y hacernos vivir en él.
La vida, la música, la ciencia, puntas de flechas de las ciudades que nos habitan, espíritus de esperanza que nos tocan siempre, que se tocan entre sí. Ciudades que son el arco y la lira. Ciudades que nos habitan.
De los puentes ¿qué se puede decir? Vasos comunicantes,hilos por donde cruzan las voces nuestras. Bases donde poner los pies. Instrumentos que nos ayudan a cruzar al
otro lado. Posibilidades de que las islas no estén solas todo el tiempo. Los puentes se construyen. Los hombres también.
A veces los puentes son árboles caídos, a veces son árboles que la gente tira.
A veces se construyen con cemento y varillas. A veces los puentes son cantos.
La música a veces es un puente. La ciencia a veces es un puente. La vida es una posibilidad de construirlos y a veces la vida también es un puente. A veces los puentes son personas.
De los hombres ¿qué podemos decir? De su rastro ¿qué podemos decir? De los hombres como Miguel Ángel Granados Chapa ¿qué podemos decir? ¿Qué podemos decir de su
rastro? ¿Qué podemos decir de su muerte? ¿Qué podemos decir del hueco que deja? ¿Qué podemos decir de que nos haya dejado tan tempranamente? ¿Qué podemos decir?
El silencio sería un homenaje, pero a hombres como él hay que celebrarlos leyendo su obra, emulando su vida y su congruencia. Cruzando por sus caminos y sus enseñanzas
a la hora de hacer de la posibilidad de construcción un diálogo permanente.
A veces los hombres también son un puente. Eso era Miguel Ángel Granados Chapa: un puente para la comprensión.
Un puente entre las personas. Un puente entre generaciones de periodistas, a decir de Ignacio Rodríguez Reyna, director de emeequis. Un hombre generoso, dice Virgilio Caballero. Un hombre con un manejo impresionante de la lengua castellana, en palabras de Antonio Helguera, caricaturista de La Jornada. Un hombre que también sabía reír, dice Elvira García, colega y directora de la producción de Canal 22. Miguel Ángel Granados Chapa, palabra en libertad.
De las últimas peticiones de los que han emprendido ya el camino de los muertos.
¿Qué podemos hacer sino cumplir sus últimos deseos? O tratar. A veces los muertos
pesan más y no es su peso físico el que nos apabulla sino, por el camino andado, el
ejemplo, al dejarnos un poco endeudados y un poco absueltos. Nos deja el listón demasiado alto.
Miguel Ángel Granados Chapa escribió el viernes 14 de octubre, dos días antes de su
muerte: “Es deseable que el espíritu impulse a la música y otras artes y ciencias, y otras formas de hacer que renazca la vida permitan a nuestro país escapar de la pudrición que no es destino inexorable. Sé que es un deseo pueril, ingenuo, pero en él creo, pues he visto que esa mutación se concrete”.
El domingo 16 de octubre el periodista murió.
La vida, la música, la ciencia, puntas de flechas de las ciudades que nos habitan, espíritus de esperanza que nos tocan siempre, que se tocan entre sí. Ciudades que son el arco y la lira. Ciudades que nos habitan.
Los puentes se construyen. Los hombres también.
Miguel Ángel Granados Chapa. Descanse en paz el hombre puente, el hombre orfebre
de palabras. Gracias.
Nos dejas un poco huérfanos, un poco más pobres.
Tlaskamati miak. ¶
Las plumas de la serpiente.
hay que aprender a querer y a vivir,
hay que saber que la vida
se aleja y nos deja
llorando quimeras...
Amar y vivir (fragmento)
Consuelo Velázquez
Por: Mardonio Carballo
De la vida ¿qué podemos decir? Sus caprichos son los caminos nuestros. ¿Qué podemos decir de la muerte?. Un día detiene los pasos y los sueños. La realidad se acaba. Comienza un sueño nuevo… nadie ha podido despertar de él.
De la música ¿qué podemos decir? Sus notas van desde los pájaros trinando hasta el llanto infantil que nos conmueve. ¿Qué podemos decir del arte? Un día decide volar
para hacer caminos nuevos; el mundo real e imaginario se unen entonces. Comienza así el poema… nadie ha podido no sucumbir alguna vez a la palabra vuelta flor.
De la ciencia ¿qué podemos decir? Puede hacer los sueños realidad. Puede hacer que los pasos duren más. Puede hacernos volar y también caer. Puede revivir pájaros, puede generar árboles nuevos. Puede hacernos creer en un mundo que no existe y hacernos vivir en él.
La vida, la música, la ciencia, puntas de flechas de las ciudades que nos habitan, espíritus de esperanza que nos tocan siempre, que se tocan entre sí. Ciudades que son el arco y la lira. Ciudades que nos habitan.
De los puentes ¿qué se puede decir? Vasos comunicantes,hilos por donde cruzan las voces nuestras. Bases donde poner los pies. Instrumentos que nos ayudan a cruzar al
otro lado. Posibilidades de que las islas no estén solas todo el tiempo. Los puentes se construyen. Los hombres también.
A veces los puentes son árboles caídos, a veces son árboles que la gente tira.
A veces se construyen con cemento y varillas. A veces los puentes son cantos.
La música a veces es un puente. La ciencia a veces es un puente. La vida es una posibilidad de construirlos y a veces la vida también es un puente. A veces los puentes son personas.
De los hombres ¿qué podemos decir? De su rastro ¿qué podemos decir? De los hombres como Miguel Ángel Granados Chapa ¿qué podemos decir? ¿Qué podemos decir de su
rastro? ¿Qué podemos decir de su muerte? ¿Qué podemos decir del hueco que deja? ¿Qué podemos decir de que nos haya dejado tan tempranamente? ¿Qué podemos decir?
El silencio sería un homenaje, pero a hombres como él hay que celebrarlos leyendo su obra, emulando su vida y su congruencia. Cruzando por sus caminos y sus enseñanzas
a la hora de hacer de la posibilidad de construcción un diálogo permanente.
A veces los hombres también son un puente. Eso era Miguel Ángel Granados Chapa: un puente para la comprensión.
Un puente entre las personas. Un puente entre generaciones de periodistas, a decir de Ignacio Rodríguez Reyna, director de emeequis. Un hombre generoso, dice Virgilio Caballero. Un hombre con un manejo impresionante de la lengua castellana, en palabras de Antonio Helguera, caricaturista de La Jornada. Un hombre que también sabía reír, dice Elvira García, colega y directora de la producción de Canal 22. Miguel Ángel Granados Chapa, palabra en libertad.
De las últimas peticiones de los que han emprendido ya el camino de los muertos.
¿Qué podemos hacer sino cumplir sus últimos deseos? O tratar. A veces los muertos
pesan más y no es su peso físico el que nos apabulla sino, por el camino andado, el
ejemplo, al dejarnos un poco endeudados y un poco absueltos. Nos deja el listón demasiado alto.
Miguel Ángel Granados Chapa escribió el viernes 14 de octubre, dos días antes de su
muerte: “Es deseable que el espíritu impulse a la música y otras artes y ciencias, y otras formas de hacer que renazca la vida permitan a nuestro país escapar de la pudrición que no es destino inexorable. Sé que es un deseo pueril, ingenuo, pero en él creo, pues he visto que esa mutación se concrete”.
El domingo 16 de octubre el periodista murió.
La vida, la música, la ciencia, puntas de flechas de las ciudades que nos habitan, espíritus de esperanza que nos tocan siempre, que se tocan entre sí. Ciudades que son el arco y la lira. Ciudades que nos habitan.
Los puentes se construyen. Los hombres también.
Miguel Ángel Granados Chapa. Descanse en paz el hombre puente, el hombre orfebre
de palabras. Gracias.
Nos dejas un poco huérfanos, un poco más pobres.
Tlaskamati miak. ¶
Las plumas de la serpiente.
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