Los Altares de Dolores son una de las expresiones y tradiciones culturales más representativas entre los potosinos durante la Semana Mayor o Semana Santa, y el Ayuntamiento de San Luis Potosí ha decidido apoyar en la difusión y conservación de esta importante manifestación cultural.
Éste 22 de marzo, a lo largo de todo el día, se instalarán aproximadamente cinco mil Altares de Dolores en por lo menos 50 colonias de la ciudad y comunidades de las delegaciones municipales.
Participarán habitantes del Barrio del Montecillo, Tequisquiapan, San Juan de Guadalupe, Barrio San Miguelito, Santiago, San Sebastián, y Tlaxcala; de las delegaciones Villa de Pozos y La Pila; de las colonias Alamitos, Bellas Lomas, Centro, Hermenegildo J. Aldana, La Libertad, Las Pilitas, Satélite, Dalias II, Potosí-Rioverde, Retornos, Tercera Chica, Tercera Grande, Unidad Habitacional Nuevo Progreso 1 y 2, Unidad Habitacional Simón Díaz 1 y 2, Valle Dorado, Simón Bolívar, Ferrocarrilera, Girasoles, La Tuna, La Libertad II, Revolución, San Luis, Santa Fe; del fraccionamiento Don Miguel, Arboleadas del Real, Capricornio, Industrial San Luis, Jacarandas, San Leonel, Aguaje 2000, Aguaje, Salk, Colorines, Las Palomas, Los Olivos, Matehuala, San Alberto, San Ángel, Industrial Aviación primera y segunda sección, Las Pilitas, Monte Pío, Bugambilias, Huerta Real, Llamaradas, Zacatecas, Morales, Plan Ponciano Arriaga, y Prados, por mencionar solo algunas
El Altar consiste en colocar una imagen de la Virgen de los Dolores, acompañada de elementos que la representan sufriendo la Pasión y Muerte de su hijo; de esta manera los fieles buscan consolar su sufrimiento.
La tradición señala que el Viernes de Dolores las puertas de las casas se abren para que todos los visitantes puedan apreciar el Altar elaborado, además de obsequiarles aguas frescas que pueden ser de chía, horchata, limón, menta, jamaica, o tamarindo, las cuales simbolizan las lágrimas de la Virgen.
El Altar de Dolores es una tradición arraigada en San Luis Potosí desde la época colonial, convirtiéndose en nuestros días como una de las expresiones y tradiciones culturales más representativas entre los potosinos durante la Semana Santa. La costumbre data aproximadamente del siglo XVI, sin embargo hay crónicas que la mencionan hasta el siglo XVIII. La región que tiene más variaciones ornamentales y simbólicas es el Bajío: entre los elementos que se colocan se pueden encontrar un espejo como representación de la sabiduría y la invocación; aserrín, como símbolo del corte de la cruz; agua florida para consuelo de la Virgen; vasos de agua de colores suaves como ingenua representación de gemas, esmeraldas, amatistas y zafiros; manzanilla, romero y flores silvestres; cirio pascual y veladoras de aceite; charola con frutas de temporada, banderitas y papel picado.
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