Por: Roberto A. Valenciano Capín
Si hay un género que siempre me ha causado una extraña curiosidad, es el garaje, mas cuando se logra conjuntar esa confluencia de lo muy visceral y la acida sutileza por entender-se y expresar sin cortapisas sus lados B; su cotidianidad. Siendo así que muchas de las veces lo musical queda solo como un vehículo para el estar y el estamos, aunado con este plus de un inefable underground.
Este es el caso de lo propuesto por esta banda de la gran y transitada border como es la Tijuas-Tijuana- como es mejor conocida, versus San Pedro Cortéz en lo que fue su primera visita a estas tierras potosinas.
Si hay un género que siempre me ha causado una extraña curiosidad, es el garaje, mas cuando se logra conjuntar esa confluencia de lo muy visceral y la acida sutileza por entender-se y expresar sin cortapisas sus lados B; su cotidianidad. Siendo así que muchas de las veces lo musical queda solo como un vehículo para el estar y el estamos, aunado con este plus de un inefable underground.
Este es el caso de lo propuesto por esta banda de la gran y transitada border como es la Tijuas-Tijuana- como es mejor conocida, versus San Pedro Cortéz en lo que fue su primera visita a estas tierras potosinas.
Al ofrecer su propuesta sustanciado en su vida en el foro del Steel Metal Bunker, fue decorado por carteles motivadores y optimistas como: -Smell like teen spirit-, -#purotrasheo- y el infaltable que le da esa personalidad a estos conciertos- Have a wird day-.
Una banda que hace a su entender bien las cosas. Al ir mas allá de este ensamblaje de pulsos como la psicodelia, el rock and roll, el garaje, el punk y hasta reminiscencias de un tardío new wave para juguetear con ellos y sustanciarlos en canciones con una gran carga catártica y mostrar sin cortapisas ese lado tanto emotivo como de ciertos arrestos ante su mediato entorno.
Una de las particularidades de esta bandas y que es reconocida por sus tierras como los meros meros de psy-garage rock de este estado es también que a pesar de ser arropados por toda esa comunidad hipsters potosina, me provoco e hizo reaccionar ante toda esa camada de la fugacidad tanto de cantantes y grupos que tenemos que soportar.
Afortunadamente se contrarresta ante una de las pautas que le dan personalidad y sustento a estos proyectos independientes, el resguardo muy voluntario de la premisa del DYI-do your self-, las ganas de tocar con las plenas pretensiones de contagiar a través de esta simbiosis de canción y el acto reflejo de su particular forma de vivir y entender su entorno, claro con el aire venturoso de incidir en divertirse junto con ellos.
Al ofrecer en esta tarde dominguera con un set integrada con canciones sumamente bailables y pegajosas gracias al despliegue sonoro, a pesar de desplegar mucha intensidad se deja sentir la intermitente redundancia del desenfado propositivo, a pesar de desatar emociones y a la vez detonar bajo el plus de ser una propuesta diferente a lo que impera dentro del rock mexicano.
Compartiendo en esta ocasión con la banda potosina que conjuga con buen talante el transmitir su propia intensidad y sin más lograr imágenes que inclusive rayan en lo etéreo y atmosférico, aunado con el punch certero y sostenido es lo que ofrecieron como antesala, el proyecto potosino de XIII que vale la pena de seguirle los pasos.
Con un set de rolitas de su propia creación: -falsos profetas- ,- el que se dice que es tu amigo-, - culpable-, - serpientes en el césped-, - cortisona- y -W.A.Y.-.
Un evento organizado por Wird Producciones y un agradecimiento al buen Vladimir Zamarripa.
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