lunes, 9 de febrero de 2015

Adrienne Rich: la palabra en regiones tempestuosas




Adrienne Rich, profesora, poeta y ensayista estadunidense, nacida en Baltimore, Maryland (1929), hija de un renombrado científico judío y de una concertista de piano, fue dueña de una obra muy portentosa contextualizada cultural e históricamente en el siglo XX.
 
Con alrededor de 30 publicaciones que involucran no únicamente volúmenes de poesía, sino también ensayos dirigidos a la realidad socio-política de aquella época, engalanó el tradicionalismo lingüístico con tonos personales que caracterizan hoy en día su escritura.
 
Parece propio de quien crece en tiempos violentos encontrar paz a través de las letras, “estas son las cosas que hemos aprendido a hacer los que vivimos en regiones tempestuosas”, escribió Rich, buscando ceñir un vinculo entre el discurso poético y la necesidad de cambiar la realidad.
 
Declarándose lesbiana luego de un largo matrimonio y tres hijos de por medio, alejándose de cualquier forma poética rígida, se encargó de verbalizar temas como el feminismo lésbico, entre otros, que estuvieron aunados a la creciente politización que vivió.


Qué clase de tiempos son estos (Ediciones El Tucán de Virgina/UNAM, 2015) toma elementos puramente objetivos para retratarlos sin inhibiciones: no hay esmero en el relato porque la verdad, lejos de esconderse, se descubre evidente; el tiempo se siente de manera sumamente curiosa, como interioridad delicada.
 
Adrienne Rich habla abiertamente de las búsquedas que la llevaron a ir aclarando preferencias, aquellos puntos de identidad que le impulsaron para examinarse concienzudamente. Literariamente no carece de exigencias; y todas se comprueban plenamente: la palabra no se alberga en la obra poética, sino que la obra poética esta albergada en la palabra.
 
 
Lo importante resulta a través del contenido, recobrar alguna especie de paraíso perdido, la armonía que sujeta cualquier pasión más allá del drama que representa el fluir del cambio: “…la pasión por sobrevivir, nuestras fuerzas empeñadas a diario en la lucha por dejar a nuestros hijos una vida de algún tipo”. Redescubrimos que originalmente “sólo donde hay lenguaje hay mundo”.

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