Por : Roberto A. Valenciano Capín
A contramarea es como la magia de la navidad llegó al Coloso de Villerías, gracias a la tradición de una de las tres joyas del Ballet, como lo es -El Cascanueces-, en esta edición fue a beneficio del Hospital Central "Ignacio Morones Prieto".
A contramarea es como la magia de la navidad llegó al Coloso de Villerías, gracias a la tradición de una de las tres joyas del Ballet, como lo es -El Cascanueces-, en esta edición fue a beneficio del Hospital Central "Ignacio Morones Prieto".
Gracias a la conjunción del trabajo de American Ballet Dance Studio San Luis Potosí, la Orquesta Sinfónica de San Luis Potosí cierra su temporada Otoño -Invierno y en coordinación con el Club Rotario San Luis Empresarial, A.C., aunado a la excelente convocatoria del público que abarrotaron las localidades de las dos funciones programadas.
No solo fue dejarse envolver tanto por la magia de este ballet como de estas fechas navideñas. Sino también de fortalecer este vínculo del ballet con un público, así como brindar obras fundamentales del ballet con una visión más profesional entre la comunidad balletística potosina
De ahí que American Ballet San Luis Potosí bajo la dirección de la Mtra. Giselle Fernández Gálvez, presento por tercera ocasión esta joya balletistica creada por la dupla Metipa/ Tchaikovsky, a partir de una versión libre de este cuento de E.T.A Hoffmann.
En esta edición se contó con los bailarines invitados: Aranza U. González, solista del Ballet Metropolitano, como Gerardo Gil, director, maestro y bailarín de la Compañía de Nuevo Laredo, como la Orquesta Sinfónica de San Luis Potosí, bajo la batuta del Mtro. José Miramontes Zapata y el coro infantil Voces Talento, bajo la dirección de la Mtra. Vanessa Asenjo, con la puntualidad sonora y vocal, respectivamente.
Hay que recordar que “El Cascanueces” es un ballet en dos actos basado en un cuento escrito por Alejando Dumas (padre), inspirado en la historia de E.T.A. Hoffmann: “El cascanueces y el rey de los ratones”. Fue encargado a Piotr Ilich Tchaikovski por el director de los Teatros Imperiales, Ivan Vsevolozhsky en 1891. El estreno tuvo lugar en septiembre de 1892 en el Teatro Mariinski de San Petersburgo.
Una obra que inicia con una fiesta de Navidad, en la casa del presidente del Ayuntamiento del pueblo. La puerta se abre y entran Clara y Fritz, hijos del juez, acompañados de sus amigos de juegos. Clara recibe como presente de Navidad un bello y aparentemente ordinario cascanueces. Mas cuando los invitados se retiran a descansar, Clara regresa al salón junto al árbol de Navidad con su nuevo juguete, y entonces es testigo de un mágico descubrimiento en medio de una batalla campal, desencadenándose una serie de fantásticos eventos en donde poco a poco la verdadera naturaleza del regalo será descubierta.
Y de esta manera, es revelado un sin fin de aventuras de un viaje maravilloso por el mundo de los dulces y en un sueño con el nuevo juguete preferido de Clara," El Cascanueces".
Indudablemente, una gran apuesta de esta puesta en escena, bella, prolija y cuidada, la cual sin mas atrapa no, al no solo volver a vivirla sino también disfrutar de su magia en todo su esplendor de esta obra clásica, gracias a la minuciosidad de los detalles, desde una puntual escenografía, un cuidado vestuario y este compromiso de renovarse y por tanto mejorar cada año, al agregarse en esta edición novedades como fue el trono de dulce y el cañón.
Sino también por su ejecución de sus bailarines, solistas, el cuerpo de baile y actores. De esta manera, logra la Mtra. Giselle F. Gálvez logra de nueva cuenta esta certeza de ser lo mas afines a las escenas que van desde aquellos cautivadores ratones, el encanto particular de las polichinelas, dando por consiguiente un Cascanueces delicioso, que despierta un entusiasmo particular por su honestidad y frescura, aunado a esta maravillosa e incomparable música de Tchaikovsky.
PD: Indiscutiblemente, queda claro en este hecho escénico presenciado esta tarde, tanto el ballet como la música son los protagonistas, por lo cual no se vale que a diestra y siniestra haya sido subyugado a esta afinidad protagónica de una de sus partes, en donde este poder se explícito con la intención de menguar/boicotear el trabajo y por tanto desmeritar el esfuerzo, el compromiso de su otredad de presentar bajo la pauta / pertinencia de ofrecer un hecho escénico más profesional, el cual indudablemente contrae no solo un detrimento o infactibilidad en realizar de forma conjunta y en un futuro proyectos de este calaje, que indudablemente contribuyen en el quehacer cultural potosino.
En esta edición se contó con los bailarines invitados: Aranza U. González, solista del Ballet Metropolitano, como Gerardo Gil, director, maestro y bailarín de la Compañía de Nuevo Laredo, como la Orquesta Sinfónica de San Luis Potosí, bajo la batuta del Mtro. José Miramontes Zapata y el coro infantil Voces Talento, bajo la dirección de la Mtra. Vanessa Asenjo, con la puntualidad sonora y vocal, respectivamente.
Hay que recordar que “El Cascanueces” es un ballet en dos actos basado en un cuento escrito por Alejando Dumas (padre), inspirado en la historia de E.T.A. Hoffmann: “El cascanueces y el rey de los ratones”. Fue encargado a Piotr Ilich Tchaikovski por el director de los Teatros Imperiales, Ivan Vsevolozhsky en 1891. El estreno tuvo lugar en septiembre de 1892 en el Teatro Mariinski de San Petersburgo.
Una obra que inicia con una fiesta de Navidad, en la casa del presidente del Ayuntamiento del pueblo. La puerta se abre y entran Clara y Fritz, hijos del juez, acompañados de sus amigos de juegos. Clara recibe como presente de Navidad un bello y aparentemente ordinario cascanueces. Mas cuando los invitados se retiran a descansar, Clara regresa al salón junto al árbol de Navidad con su nuevo juguete, y entonces es testigo de un mágico descubrimiento en medio de una batalla campal, desencadenándose una serie de fantásticos eventos en donde poco a poco la verdadera naturaleza del regalo será descubierta.
Y de esta manera, es revelado un sin fin de aventuras de un viaje maravilloso por el mundo de los dulces y en un sueño con el nuevo juguete preferido de Clara," El Cascanueces".
Indudablemente, una gran apuesta de esta puesta en escena, bella, prolija y cuidada, la cual sin mas atrapa no, al no solo volver a vivirla sino también disfrutar de su magia en todo su esplendor de esta obra clásica, gracias a la minuciosidad de los detalles, desde una puntual escenografía, un cuidado vestuario y este compromiso de renovarse y por tanto mejorar cada año, al agregarse en esta edición novedades como fue el trono de dulce y el cañón.
Sino también por su ejecución de sus bailarines, solistas, el cuerpo de baile y actores. De esta manera, logra la Mtra. Giselle F. Gálvez logra de nueva cuenta esta certeza de ser lo mas afines a las escenas que van desde aquellos cautivadores ratones, el encanto particular de las polichinelas, dando por consiguiente un Cascanueces delicioso, que despierta un entusiasmo particular por su honestidad y frescura, aunado a esta maravillosa e incomparable música de Tchaikovsky.
PD: Indiscutiblemente, queda claro en este hecho escénico presenciado esta tarde, tanto el ballet como la música son los protagonistas, por lo cual no se vale que a diestra y siniestra haya sido subyugado a esta afinidad protagónica de una de sus partes, en donde este poder se explícito con la intención de menguar/boicotear el trabajo y por tanto desmeritar el esfuerzo, el compromiso de su otredad de presentar bajo la pauta / pertinencia de ofrecer un hecho escénico más profesional, el cual indudablemente contrae no solo un detrimento o infactibilidad en realizar de forma conjunta y en un futuro proyectos de este calaje, que indudablemente contribuyen en el quehacer cultural potosino.
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