Eduardo López Lemus, de 59 años, artista plástico, músico y coreógrafo, fue hallado sin vida esta mañana en uno de los cuartos del Hotel “Monte Albán” que se ubica frente a la Alameda de León.
La agente del Ministerio Público adscrita al Centro Histórico certificó la muerte, al parecer a causa de un infarto al miocardio, del destacado intelectual oriundo de Veracruz pero ya mucho tiempo avecindado en el Distrito Federal, luego de un llamado realizado por el personal del “Monte Albán”. Su esposa, Silvia Pqpec Willeneggr viajó directamente de la ciudad de México para hacerse cargo de la identificación del cadáver y de todos los trámites mortuorios.
Silvia dijo que su esposo padecía de diabetes y presión arterial alta por lo cual se encontraba en tratamiento permanente.
“Nunca perdí contacto con él, vía telefónica, por eso alerté a los empleados del hotel de que mi esposo ya no me respondía”, dijo una entristecida Silvia Pcpec.
“El primer contacto que hice con él fue a las 23:30 horas. Eduardo me comentó que su presión estaba alta y que ya habían tomado su medicamento. Cada media hora entablaba diálogo con él. A la 01:30 de la mañana me dijo que ya le iba bajando la presión sanguínea, pero que la azúcar le había salido un poco alta. Ya estoy acostado; nos llamamos a las 2 de la mañana me dijo y a esa hora le marqué pero ya nunca me contestó. Imaginé lo peor, por lo que llamé a la administración que luego me confirmaron la noticia fatal”, dijo Silvia.
Uno de sus hermanos, Miguel, dijo que Eduardo López Lemus había regresado hace un mes de Francia en donde realizó varios cuadros y participó en algunos conciertos pues era, además, chelista.
A su regreso tomó el avión a la ciudad de Oaxaca para hacer la coreografía de un importante grupo de danza clásica cuya actuación está programada realizarse en las festividades de la Guelaguetza, por lo que su estadía se prolongó por espacio de 15 días, comentó.
Indicó que su hermano había recorrido toda América llevando su arte, lo mismo que exposiciones pictóricas, que conciertos musicales.
“Recorrió casi todo el mundo, sólo le faltó África y vino a morir a Oaxaca; lo que es la vida”, dijo.
“Voy a estar un día más; nada más termino la decoración y me regreso”, me dijo cuando hablé con él, recordó su esposa.
En el cuarto de hotel se encontraban sus pertenencias: una lap-top, una cámara de video y otra fotográfica; pinceles, lápices y cuadernos de dibujo, así como tarjetas de crédito de bancos internacionales, dinero en efectivo, entre ellos dólares, quetzales y pesos mexicanos, sin determinarse la cifra.
Su cuerpo del destacado intelectual fue trasladado esta tarde, vía terrestre, al Distrito Federal a su domicilio que se ubica en Calle Parra número 18 de la Colonia Condesa, de la delegación Cuauhtémoc.
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