domingo, 5 de enero de 2020

A los niños hay que regalarles música de Chopin, Vivaldi o Bach: Horacio Franco


Por: Eleane Herrera Montejano

"A un niño le regalaría un CD de conciertos para violín de Vivaldi, pero no Las cuatro estaciones, porque la música les abre mucho los canales de percepción”, señala el Premio Crónica, Horacio Franco.
Sobre la importancia de regalar música a los niños, el director de orquesta y flautista señala que otras obras para obsequiar son las sonatas de piano de Mozart, de clavecín de Johan Sebastian Bach y los preludios para piano de Chopin, pero también Pedro y el Lobo, Serguéi Prokofiev, la cual considera la gran obra clásica para el público infantil.
“Es quizás el mejor regalo que les puedes dar” consideró, “para incrementar su capacidad sensorial a partir de la buena música de grandes autores y además ayudar a potenciar su nivel intelectual, porque se abren canales para procesar que también coadyuvan al fomento del juicio crítico, aunque no parezca. La gente más sensible tiene más juicio crítico, más percepción y es más despierta en muchos sentidos que quienes se la pasa oyendo solo un tipo de música, mala o violenta, o que nunca oyen música”.
En entrevista, Horacio Franco señala que la obligación de los padres es exponer a los hijos a las expresiones científicas, artísticas y culturales, así como a la diversidad de géneros musicales, que los niños vayan a conciertos de jazz, rock, pop, clásico, etc.
“Los padres tienen que dar calidad de tiempo y educación. En los planes de estudio de las escuelas deben estar incluidas todas las humanidades pero son los padres los que deben fomentarlas. Es como el deporte, la cultura y la ciencia”.
Añadió que el Estado tiene una parte muy pequeña de responsabilidad en el fomento de estas áreas por el tiempo que pasan los niños en la escuela.
MÚSICA DE CONCIERTO. Horacio Franco indica que haría un énfasis en la música clásica porque finalmente se desarrolló más, intelectualmente, que otras. “No denuesto a las otras ni su contenido emocional. A mí me encanta la buena música, la música tradicional de todo el mundo, pero la música clásica te mete en otro sistema de pensamiento, mucho más complejo por la estructura y la escritura que desarrolló.
 — ¿Qué no estamos entendiendo sobre la manera de acercar la música a los niños?
— Los niños no son el problema. Ellos tienen una percepción e inteligencia musical, son esponjas. Tienen una capacidad de asombro espectacular. No es a los niños a los que hay que educar, hay que educar a los papás.
A un niño tú le das lo mejor del mundo y lo toma, y le das lo peor del mundo, la violencia más espantosa, o la gente que tiene mucho dinero y lo consienten o lo hacen malcriado, y el niño todo eso lo toma. Nunca voy a culpar a los niños de cómo son, son los papás los que hacen a los hijos. Y los maestros de la escuela, obviamente.
— ¿Es suficiente exponerlos a la música para que ellos la tomen?
— Por supuesto que sí. Es como darles buena comida. Pon a un niño a que coma verduras, a que coma orgánico, o que coma comida de calidad y no le das nunca basura ni Coca-Cola ni porquería y media. El niño va a crecer más sano y no le va a gustar lo otro.
— ¿Qué significa exponerlos? El arte es intuitivo, pero también hay una cuestión técnica.
Si tú tienes un niño que es musicalmente muy talentoso y quiere tocar instrumento, le tienes que poner un maestro. Así se hicieron los grandes músicos, por papás que tuvieron esa visión de instruirlos, musicalmente hablando.
Un niño que presenta tendencias para la danza, para la pintura, artes plásticas o deportes, métele eso, como papás.
No importa a qué grado se lo vayas a enseñar, en un momento dado, como papá o mamá tienes la obligación de enseñarle el cosmos, las culturas, los tipos de música que hay, las artes plásticas, danza, teatro... El hijo va a crecer con un panorama muy amplio, y si tiene algún talento lo va a manifestar.
Si no tienen una cuestión de buena música integrada a su educación porque los papás no les ponen música, o porque en las escuelas no le da importancia, entonces el niño no va a descubrir esa afinidad, o aunque la tenga la va a descubrir como yo, que la descubrí a los 11años, en la secundaria. Nunca más me volvió a soltar, ni yo la solté a ella.

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