sábado, 4 de enero de 2020

Papel: morada y memoria; Vicente Rojo y Arnoldo Kraus


Por: Virginia Bautista

El papel, esa hoja delgada y a la vez profunda, ese espacio que permite al ser humano expresarse y transmitir ideas, esa superficie sencilla e íntima que resguarda la memoria y está abierta al color, inspira al escritor y médico Arnoldo Kraus (1951) y al artista visual Vicente Rojo (1932), quienes acaban de publicar un libro que hace “una defensa exaltada” de esta materia a la que consideran asediada.

Apología del papel (Sexto Piso), escrita por Kraus e ilustrada por Rojo, es la quinta entrega de la serie que ambos autores comenzaron a trabajar hace ocho años, un singular diálogo que ha dado vida a los títulos Apología del lápizApología del libroApología de las cosas y Apología del polvo.

Siempre he estado cerca del papel. Tengo la sensación de que es algo muy humano. Crecemos con él y te facilita transmitir tus ideas”, afirma en entrevista Kraus, quien considera “un regalo de la vida” confeccionar estos volúmenes con Rojo y adelanta que el próximo título será, según propone el pintor, la Apología de la morada.

El papel es un compañero indispensable. Abriga, humaniza, acerca, abraza”, comenta mientras evoca las sensaciones irrepetibles al abrir una carta, deslizar el lápiz sobre el fondo blanco de una hoja o leer un libro o un periódico.

Somos papel. Uno de los productos emblemáticos del ser humano y de nuestra cultura es el papel. Habitarlo fortalece. Quien escribe por oficio o por placer, al hacerlo, se desdobla, se retrata a sí mismo”, agrega.

El mundo del papel es infinito. Hay papeles para todo y para todos. En unos se escriben cartas, recados de amor o desamor, novelas o tareas escolares. Con otros se juega y al hacerlo se crea y se fraterniza”, añade.

El ensayista destaca que el papel no sólo se puede convertir en un avión o en un barco, sino que “perdona errores, admite correcciones, estimula el diálogo entre lector y escritor, despierta la imaginación y la inquietud por tocar, oler y descubrir".

El catedrático de la UNAM, además de sus reflexiones filosóficas sobre el papel, explica la historia de este material que no ha perdido su vigencia. Cuenta que en el Antiguo Egipto, hacia el año 3000 a.C., se escribía sobre papiro. Y que siglos después, en la antigüedad grecorromana, se empezó a usar el pergamino, hecho de pieles de becerro, cabra o carnero, curtidas con cal.

Detalla que en China, en el siglo II antes de nuestra era, se desarrolló el primer método para la elaboración del papel, a partir de residuos de tela, seda, paja de arroz, cáñamo y algodón. Y los japoneses, en el año 610 d.C., fabricaron papel por medio de diversas fibras. Pero fue hasta 1840 que se inició el proceso de triturar madera para hacer la pulpa, como hasta nuestros días.

La historia del papel es la historia de la humanidad. Desde su invención se ha multiplicado. Sus tipos, sus funciones y sus usos constituyen hoy en día un espacio magnífico”, indica.

ISLAS DE LUZ

El libro reúne 40 ilustraciones a color del pintor, escultor y diseñador Vicente Rojo, que recrean las diversas posibilidades del papel picado, que parece aludir a la fiesta y a la memoria, al juego y al arte.

Ha sido un viaje maravilloso trabajar con Vicente. Es una persona que nos ilumina y nos humaniza también. Hacemos estos volúmenes en plural. Le entrego un primer texto. Después éste tiene muchos ires y venires amorosos.

Los cinco títulos de las apologías son un tanto nostálgicos. Es fácil ser nostálgico con él, porque revive su historia. Parte de la idea de recordar como una forma de regresar, de construir. Aunque duela, sirve para seguir adelante. La nostalgia puede ser un elemento constructivo en esta época, en la que todo se hace líquido, menos el papel”, dice Kraus.

Así, Rojo evoca las formas y las curvas del papel picado; traza líneas rectas, triángulos, cuadrados, pirámides, montañas, tejidos, enjambres; recorta, dobla, deja huecos. “Los papeles de Vicente son islas de luz”, dijo el escritor Alberto Ruy Sánchez en la presentación del libro.

Rojo cita, en la parte central del libro, nombres de papeles que recuerdan su cercanía cotidiana con el hombre: papel moneda, papel higiénico, papel carbón, papel calca, papel de fumar, papel periódico, papel reciclado, papel cebolla o papel confeti.

Finalmente, Kraus, quien cita poemas y reflexiones de otros autores, concluye que aún en esta era digital, el papel es fundamental. “No hay quien no atesore mensajes escritos de seres queridos; o quien no tenga cajas repletas de cartas de amor o papeles que guardan los primeros encuentros de los hijos con el lápiz. El papel es morada, es memoria, por eso nunca debe desaparecer”.

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