martes, 19 de enero de 2021

Arráncame la vida de Ángeles Mastretta, un golpe festivo al machismo

 


Por: Virginia Bautista

Un golpe festivo en el único ojo del macho local, un alegato irónico sobre la mala educación familiar, una comedia afectiva y una obra amena que combina los aspectos políticos de la historia nacional con la vida íntima. Así definen los escritores y críticos literarios Julio Ortega y Hernán Lara Zavala la novela Arráncame la vida (1985), de la mexicana Ángeles Mastretta.

Publicada por primera vez hace 35 años en editorial Océano, la obra hizo a su autora merecedora del Premio Mazatlán 1986, inspiró en 2008 la película homónima de Roberto Sneider interpretada por Daniel Giménez Cacho y Ana Claudia Talancón y ahora Seix Barral lanza una edición conmemorativa.

Arráncame la vida se desarrolla en la Puebla de mediados del siglo XX y es protagonizada por Catalina Guzmán, quien relata su construcción como mujer y la percepción de su vida en la sociedad mexicana posrevolucionaria, a partir de la relación con su esposo, Andrés Ascencio, quien forma parte del mundo político. Sumisa ante la violencia de su marido, la joven antepone su erotismo para sobrevivir anímicamente.

En su momento, esta novela fue un golpe festivo en el único ojo del macho local. Por un lado, su feminismo fue carnavalesco, nunca amargo. Pero no se escribió para confrontar el machismo, sino para reírnos de su sospechosa bravura. Por lo demás, la seguimos leyendo como un alegato irónico sobre la mala educación familiar. No hay que olvidar que el machismo lo inventaron las madres”, afirma Julio Ortega.

El investigador y catedrático de la Universidad de Brown considera que el éxito de Arráncame la vida se debe a que “todos esperábamos una novela mexicana sobre las mujeres que, como sabemos, es lo mejor que ha forjado México. Tuve la suerte de ser amigo, desde 1969, de Margo Glantz, Rosario Castellanos, Elena Poniatowska, Cristina Pacheco, y está claro que todas ellas estaban haciendo camino al correr, para desandar el mal orden social. Lo interesante es que ellas no escribieron dos novelas iguales”.

El narrador peruano que reside en Estados Unidos dice que esta novela no ha perdido vigencia. “No hay mujer imposible, y las protagonistas de un capítulo a otro ya no son las mismas. Hoy domina la idea de que la mujer es irreconocible, por insondable. En todas partes se están haciendo cargo de un mundo venido a menos.

La comedia afectiva de Mastretta nos absuelve gracias a la ironía. Pedro Páramo (personaje de la obra cumbre de Juan Rulfo) fue el último patriarca: la piedra del desierto. No se puede hacer una ciudad o un país con semejante tirano”, indica.

El ensayista agrega que “las mujeres de Mastretta son hospitalarias y acogen al lector. Son capaces de creer que un mundo mejor es posible. He dicho por ahí que Emma Bovary no se hubiera suicidado en una novela suya, ni Ana Karenina se hubiese arrojado al paso del tren”.

HISTORIA Y EROTISMO

Hernán Lara Zavala añade que Arráncame la vida fue bien recibida por los lectores debido a “la afortunada combinación de ser una novela escrita por una mujer (joven), con una trama amena e interesante en la que se combinan los aspectos políticos de la historia nacional con la vida íntima y erótica de la protagonista, frente a un personaje masculino representante del caciquismo y el machismo mexicano; esto, más la inspiración de Mastretta, tuvo como resultado un fenómeno editorial novedoso e inusitado”.

El novelista, cuentista y ensayista mexicano destaca sobre la protagonista que, “en nuestro medio ambiente, esa aparente sumisión cobra su venganza y reivindicación al permitirse ejercer libremente su erotismo”.

El catedrático de la UNAM señala que “es una novela que le gustó al gran público y eso es algo significativo que no cualquier escritor puede lograr. Jane Austen y Dickens siguen siendo autores populares sin menoscabo de su calidad literaria.

"Yo creo que Ángeles dio con el tono preciso para que Arráncame la vida lograra entrar al canon de la literatura mexicana del siglo XX gracias a la reivindicación de su heroína frente al poder y al machismo. Por lo mismo, la edición conmemorativa a 35 años de su publicación resulta un acto de justicia poética”, concluye el también editor.

ACOGEDORA Y CRÍTICA

Para la escritora y crítica literaria Sandra Lorenzano existen varios elementos que hacen de Arráncame la vida una novela “mucho más importante dentro de la literatura mexicana y latinoamericana de lo que pudimos percibir hace 35 años”.

Destaca “una agilidad narrativa sumamente agradecible; un humor irónico, inteligente, profundo, que desentraña sin decirlo lo más patético que puede tener el machismo; y el uso de la cultura popular, como los boleros.

Pero, sobre todo, la idea de que la literatura puede ser profunda, crítica y reivindicar los derechos y los deseos de los marginados, pero desde una lectura gustosa. La literatura tiene la obligación de resultarnos así de acogedora, de entretenida, de cómplice con nuestros secretos y placeres”, afirma.

La doctora en Letras por la UNAM piensa que el éxito de la obra se debió a que se publicó cuando “estábamos ávidos por leer cosas ágiles, entretenidas y divertidas y que al mismo tiempo nos permitieran entender ciertas estructuras rígidas de nuestras sociedades”.

Apunta que la construcción del personaje de Catalina Guzmán es uno de sus grandes aciertos de esta obra. “Una chica de 15 años cortejada por un hombre autoritario que puede ser violento, pero que al mismo tiempo a ella le resulta muy atractivo, le permite descubrir su propio deseo, la importancia del placer, de la posibilidad de sentir placer en una cultura patriarcal”.

La narradora y editora dice que la novela “reivindica la posibilidad del placer del cuerpo femenino y de la lengua de la escritura”.

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