sábado, 13 de abril de 2024

Isabel Zapata: “La memoria es como un mecanismo de sobrevivencia”

La verdad no es lo opuesto a la ficción. La ficción también es verdad, dice Isabel Zapata. Almadía



Por: Reyna Paz Avendaño  / @REYNISAPAZ

“La imaginación y la memoria se trenzan porque cuando recordamos momentos, cuando vamos a una terapia, cuando le platicamos a una amiga el pasado o cuando escribimos un diario, hay un montón de ejercicios de invención de la memoria”, expresa en entrevista Isabel Zapata (Ciudad de México, 1984) a propósito de su novela “Troika” donde se evidencian los lazos afectivos que una mascota puede establecer con una familia.

En palabras de la autora, uno de los temas principales del libro, editado por Almadía, es la memoria como un mecanismo de sobrevivencia. “Todos hemos experimentado la invención del pasado porque es la manera que tenemos de acomodar nuestra vida en una narrativa más soportable y transitable”.

El planteamiento central de la novela es el recuerdo infantil de Andrea, una chica de 20 años, una joven adulta recordando su infancia y a su perrita Troika, ambas marcadas por el amor incondicional de la mascota, pero también por el trauma de su ausencia.

“A lo largo de la vida pasamos experiencias que a veces no entendemos del todo”, indica Zapata, y varios de esos episodios de confusión se deben a los secretos de adultos o mentiras piadosas que inventan los padres para proteger los recuerdos de los niños.

“Los secretos se hacen por proteger a los niños, se entiende, pero a veces son excesivos. Las madres a veces caemos fácilmente en decir: me voy a hacer la de la vista gorda. Esos secretos nos marcan de cierta manera, nos transforma y forman nuestro carácter, aunque no necesariamente tenga que ser algo negativo, pero me interesaba mostrar el efecto que pueden tener”, señala.

¿La protagonista entiende que la memoria es una segunda oportunidad de la realidad?

La verdad no es lo opuesto a la ficción. La ficción también es verdad y lo que hace Andrea, en la primera parte de la novela es que está escrita en primera persona y ahí ella cuenta las cosas que puede recordar, lo que vio con sus propios ojos. Y la segunda parte es lo que ella tuvo que inventarse, entonces imagina cómo pudieron suceder los hechos que le fueron velados en forma de secretos.

CUIDADOS Y AMOR PURO

“Troika” también es una novela de fantasmas y de maternidades dislocadas, afirma Isabel Zapata. A Andrea la cuida Francisca, una trabajadora del hogar que establece una conexión especial con la mascota.

“Me pregunto: qué pasa cuando cuidar a tus hijos implica ir a cuidar los hijos de otras personas, entonces ¿quién cuida a Francisca?”, señala la autora.

La madre de Andrea parece ausente o egoísta porque está poniendo sus propios intereses o su vida profesional por encima de los que están directamente en el cuidado de su hija, añade. “Pero, ¿qué hay detrás de eso?, recordemos que sitúo la obra con una generación de mujeres que vivieron siendo jóvenes el movimiento estudiantil de 68, una época muy importante en términos de lo que significaba salir a trabajar”

¿Hay un homenaje a los 90?

Andrea pertenece a la generación de nacidos a mediados de los 80, años más, años menos, es una joven que creció en los 90 e imaginaba el libro como una carta de amor a esos años, a crecer en esa década porque fuimos la primera generación que creció con computadoras, el internet era una gran novedad.

“Siento nostalgia por esa época que parece otra vida y no nada más por el paso natural del tiempo, sino que la tecnología ha transformado muchísimo cómo hoy viven los niños esos años de la infancia”, responde.

Finalmente, la autora comparte su interés por el tema de los animales, en especial, la relación con los perros.

“En mi vida fue fundamental la compañía de los perros, he vivido dos o tres años de mi vida sin compartir la casa con una perra, para mí ha sido constitutivo para la persona que soy y lo que entiendo sobre el amor, la compañía, la familiaridad, la intimidad, todo está cruzado por el ser perruno”.

Las relaciones con los animales y el duelo que podemos sentir por todo animal no es menor, añade. “No está en una jerarquía menor que una relación con una persona, quizá es menos compleja en el sentido de que el lenguaje es distinto, pero eso no minimiza los lazos”.

No hay comentarios: