Por: Roberto A. Valenciano Capin
Victoria de Durango. Diego de Cígala, una de las prominentes voces contemporáneas que se distinguen por su sustancial forma de sentirlas, vibrarlas y hacerlas canción, compartió con los duranguenses, un concierto muy emotivo y lleno de inspiración en la Plaza del IV Centenario, como parte de las actividades del Festival Revueltas 2011.
Como antesala musical de lo que se disfrutó en esta noche muy fresca y como testigo una bella luna, se destiló a primer aliento una intro de la perfectible sonoridad de sus compañeros musicales y de esta manera dar inicio esta velada musical.
Para salir enfundado en un traje guinda con camisa blanca, su singular y arrebatada cabellera, quien agradeció y mandó besos a su público duranguense y sin más dejar destilar con esa particular voz aguardamentosa y fusionarlos con los girillos del cante, canciones que forman parte de su más reciente producción discográfica ¨ Cigala Tangos¨, al dimensionar una forma muy particular de articular el tango con el flamenco.
Abrió con¨garganta con arena¨ y proseguir con ¨la cuarentena ¨ante la premura de una seguidora que pedía con reticencia ¨ làgrimas negras¨ para contestarle el cantaor madrileño ¨todo a su tiempo, vísteme despacio que voy deprisa, como dicen los toreros¨.
Con una de las obras sustanciales del tango bajo el aliento de Carlos Gardel ¨el día que me quieras¨provocó el aplauso y el espontáneo canto-coro de los ahí presentes que no llenaron este espacio público como se esperaba. Proseguir con ¨esperanza¨ pulsada a voz y guitarra bajo el tempo de una bulería.
Volvió a cimbrar a muchos con la excelente intepretación que hizo de una de las grandes cantantes latinoamericanas como es la ¨Negra¨ Mercedes Sosa, con su ¨Alfonsina y el Mar¨ al ritmo de la Zamba.
Para retomar esa alquimia de tango y boleros bajo la fraternidad del piano y el violín y arropado por el contrabajo con piezas como ¨youkall¨, ¨tus ojos se cerraron¨ y ¨tomo y obligo¨.
En sus propias palabras reinvindicó lo que es, el flamenco mismo de uno de los herederos más alabados de Camarón de la isla, al ofrecerle un homenaje a su tierra y trazarlo desde el trabajo hecho en torno al pintor Rafel Alberti, quedar plasmado en su trabajo ¨Picasso en mis ojos¨y proseguir con recorrido por su gran venia musical a través de un popurrí de piezas sustanciales del flamenco, en donde sirvió como let motiv la popular canción ¨angelitos negros¨ entre tientos, fandangos y bulerías.
En un respiro y con esa siempre sonriente faz del Diego de Cìgala recibe una flor blanca de una fans, la cual recibe y se la coloca en su solapa y vuelve a su sendero musical con su contramarca de sus aplausos para iniciar o marcar el tiempo de la pieza a interpretar.
Y entre la sorpresa, otra chica le da un sendos ramos de claveles rojos y blancos que los acompañaron a un lado en el transcurso de esta singular velada.
Para guiar a los durangueses por esa venia del bolero, con piezas como: ¨inolvidable¨, ¨amor loco¨y por fin conmoverlos con una de las piezas más esperadas ¨lágrimas negras¨ que provocó el aplauso y romper un poco su pasividad.
Prosiguió con ¨niebla del riachuelo¨ y otras piezas más, en donde sin más irrumpió el sabor de la hermana isla de Cuba para causar en muchos el mover la cabeza o aplaudir con ¨dos gardenias¨, ¨veinte años¨, ¨ hubo un lugar¨, ¨¨corazón loco¨y finalizar con la alegría de la bulería de ¨mala, malita y mala¨ en donde se desplegó tímidamente una bandera catalana en una de las gradas.
De esta manera, despedirse en compañía de sus compañeros musicales y a la vez agradecer los aplausos en pie por varios minutos y al unísono de infaltable otra de los duranguenses, que se fue diluyendo en una noche fresca y con ese hálito de hermandad, al ser este año el país invitado: España.
No hay comentarios:
Publicar un comentario