sábado, 9 de noviembre de 2013

La danza se queda en la calle en frío homenaje a Guillermina Bravo

 
 
Por: Mónica Mateos y Reyes Martínez
 
En la despedida de la coreógrafa y bailarina Guillermina Bravo, este viernes en el Palacio de Bellas Artes, la danza se quedó en la calle.
 
El homenaje de este viernes se observó frío en comparación con la calidez con la que fue despedida por  jóvenes de la Academia Mexicana de la Danza (AMD) el pasado miércoles en Querétaro, lugar donde falleció.
En esta ocasión, el grupo de bailarines actuó en la explanada del Palacio de Bellas Artes y no llegó al vestíbulo, donde permaneció dos horas el féretro.
A las 11 de la mañana, una hora antes de la cita oficial, los bailarines estaban ya en la explanada del máximo recinto cultural del país interpretando la pieza Pendular, de Eva Zapfe, hija de Valentina Castro, quien fue compañera de Guillermina Bravo en el Ballet Nacional de México.
Unos minutos después del mediodía, se permitió la entrada del ataúd. Dentro esperaban ya funcionarios e ‘‘invitados especiales”. El público y los jóvenes que habían bailado antes debieron hacer una fila y esperar a que los dejaran pasar.
En el vestíbulo, la música de Bach interpretada por el Cuarteto de Cuerdas Carlos Chávez, acompañó las guardias de honor que realizaron familiares y colegas, entre ellos Antonia Quiroz, una de sus más cercanas colaboradoras; Federico Castro, Victoria Camero, Jaime Blanc, Raúl Parrao, Miguel Ángel Añorve, las hermanas Gladiola y Magnolia Orozco, Marco Antonio Silva, Nellie Happe, Cuauhtémoc Nájera, Lydia Romero, Nieves Paniagua y Cecilia Lugo.
La ceremonia encabezada por el presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), Rafael Tovar y de Teresa, se inició hasta que él arribó al lugar, pasada la una y media de la tarde.
Fue la bailarina Rossana Filomarino quien aportó calidez a la parca despedida institucional al pronunciar un discurso, con la voz entrecortada y los ojos anegados, en el que habló a su amiga y mentora: ‘‘Guillermina, no podremos olvidarte, porque cada uno lleva dentro un pedacito de ti, diferente para cada quien, que tenemos bien guardado junto a nuestro corazón. Has repartido tu impetuoso caudal en muchos ríos que han tomado diferentes cursos, nos enseñaste que, como el agua, el movimiento es energía pura’’.

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