sábado, 11 de mayo de 2019

Cortés y Malinche de Marzo Glantz


A  propósito de la conmemoración de la llegada de Hernán Cortés a tierras americanas hace 500 años,  le recomendamos este Material de Lectura Ensayo Contemporáneo 6con una nota introductoria de Ignacio M. Sánchez Prado.  Ciudad y escritura y Malinche : la lengua en la  mano son los dos en s a y os incluidos aquí.  En el primero,  según el investigador, la escritora utiliza las Cartas de relación de Hernan  Cortés  para explorar " los paralelos  entre espacio y escritura,  así como el rol de la escritura colonial en la ' fundación mitica' del territorio americano , su paso de y a la escritura". Glantz  apunta que en ensayo al acto mismo de la rebelión de Cortés está inscrito el proyecto de fundar una  ciudad.

En el segundo,  añade el autor de Intermitencias americanistas (Dirección de Literatura, UNAM), Glantz ofrece al lector una “potentísima reflexión sobre el icónico personaje fundacional de Malintzin o doña Marina, en el que confluyeron distintos circuitos de poder de género y de lenguaje en el proceso de colonización”.

Las diversas contribuciones de Margo Glantz a la literatura mexicana, tanto creativas como críticas, son inconmensurables. Glantz es autora de dos de los libros más importantes de la narrativa mexicana de los últimos cuarenta años: Las genealogías (1981), un hito en la escritura autobiográfica y en la literatura judeo-latinoamericana, y El rastro (2002), una novela cuya arquitectura musical la convierte en una de las obras más formalmente inteligentes de la literatura mexicana de este siglo. A estas obras maestras se agrega un corpus de libros extraordinarios, que muestran el vasto rango prosístico e intelectual de su autora. Entre ellos, encontramos el magnífico despliegue literario de los afectos en Historia de una mujer que caminó por la vida con zapatos de diseñador (2005), que encuentra su origen en el volumen Zona de derrumbe (2001) y que comparte personajes con El rastro. También es posible subrayar sus libros recientes, la gozosa crónica Coronada de moscas (2012) y Yo también me acuerdo (2014), ejercicio de mnemotecnia literaria en el que sigue Glantz a Georges Perec, Joe Brainard y otros precursores que han acudido al género oulípico de comenzar cada frase del libro con la expresión que les da título. Se podría decir, si uno se permite otro gesto oulípico, que al hablar de Margo Glantz hablamos de dos personajes que confluyen en su pluma y su voz: una querida interlocutora con la que sus lectores nos relacionamos desde el rango de los afectos, y una aguda pensadora y lúcida ensayista con la que debatimos desde las ideas y la razón. Estas personalidades son discernibles pero indivisibles: coexisten en distintos grados de equilibro en sus novelas y ensayos. En libros como Saña (2007), que recoge ensayos y cabos sueltos escritos a lo largo de treinta años, o La polca de los osos (2008), libro de gran calado intelectual en el que coexisten el cuerpo y la memoria, la inteligencia crítica y originalidad intelectual de la pensadora son formulados desde la belleza estilística y el registro afectivo de la prosa de la interlocutor.


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