Por: Reyna Paz Avendaño
Dejar que los niños encuentren la forma de aprender cosas tan simples como colorear o tan complejas como amarrar agujetas, es la idea que expresa el libro infantil ilustrado “Cada quien a su modo” (Océano), en donde la autora María Benítez narra la historia de una niña que no puede columpiarse en las lianas de la selva como toda su familia lo hace.
“Cuando mi hija tenía cuatro años me pedía constantemente que le contara cuentos y aunque estudié literatura es difícil contar cuentos y ser mamá al mismo tiempo porque los niños piden historias todo el día. Con mi hija tenía la idea de que ella había estado frustrada intentando hacer cosas que no podía y veía cómo todos los adultos que estábamos a su alrededor le decíamos: lo tienes que hacer así”, platica la autora.
Entonces a Benítez se le ocurrió narrarle una enseñanza de “sabiduría popular”: cada quien puede hacer las cosas a su modo. “Le gustó mucho y quise compartirla con otros niños porque me di cuenta que la historia podía tener un impacto”.
La autora se percató que la historia de la pequeña que no puede colgarse de la liana a pesar de que cada familiar le explica cómo hacerle, también impactó a los adultos.
“He recibido de retroalimentación que a los papás y a las mamás les gusta la idea porque es un buen recordatorio, siento que el mundo nos dice todo el tiempo que las cosas se hacen de una sola manera y a todos nos genera frustración continua, entonces es bonito acordarse de que existen otras y que cada quien tiene la propia”, indica.
Sobre el trabajo del ilustrador Francisco Riolobos, la autora comenta que, al inicio, la propuesta de la protagonista de la historia era un animal definido, sin embargo, para seguir el mensaje del relato, le pidieron a Riolobos hacer una niña que se pareciera a lo que más le gustara. “Que el resultado sea un ser sin rasgos característicos les permite a los niños vincularse desde la imaginación con lo que se parecen o no se parecen con ese animal”.
¿Por qué elegir a la familia como las voces adultas?, se le pregunta. “Para los pequeños, los adultos en la familia son referencias importantes, en mi caso elegí a la familia porque eran quiénes estaban cerca de mi hija, pero también pueden ser los maestros, las tías, las vecinas o las amigas y amigos de los papás”, responde.
Finalmente, Benítez opina que, a pesar del aumento de libros infantiles, aún falta impulsar mecanismos de acercamiento a la lectura.
“El mercado ha encontrado un nicho en la literatura infantil lo cual es bueno porque hay más opciones para leer libros de todo tipo, narraciones que a veces no tienen ni un principio ni un final sólo son el planteamiento de una situación que abre las posibilidades de las historias, narrativas y procesos creativos de los niños”, señala.
Pero, por otra parte, “ese nicho de literatura infantil sigue abierto para un determinado sector de la población, hay muchas formas en que las bibliotecas podrían ser más amigables con los niños, es decir, la difusión de la literatura se podría hacer por medio de instituciones como las escuelas sin tener que crear nada y sólo usando estructuras que el mismo sistema tiene. Hay muchas posibilidades para ampliar los medios para que la literatura infantil llegue a las infancias”, añade.
No hay comentarios:
Publicar un comentario