martes, 27 de julio de 2010

Una tradición del danzar mexicano; Ballet Independiente en su reencuentro con los potosinos.




Fotos: Fernando Lòpez /SCSLP

Por: Roberto A. Valenciano Capín.

Se conjunta dos partes sustanciales, testimoniales de este devenir dancístico nacional, para dar fe de este devenir histórico y cultural; uno de ellos, un hito y precursor dentro de la concepción de los festivales de danza contemporánea; el festival internacional de Danza Contemporánea Lila López, al conjugarse con una de las más importantes compañías de danza contemporánea mexicana, el Ballet Independiente del Mtro. Raúl Flores Canelo y Magnolia Flores.

Este última, un incansable compañero de viaje y co-protagonista de esta fiesta de la danza. Al ser nuevamente parte en esta trigésima edición y de esta manera corroborar con su fraternidad con sus potosinos, al presentarse en esta muy especial ocasión, un programa muy ecléctico.

Una compañía que se ha caracterizado por mantener fielmente ese espíritu artístico de su fundador, el Mtro. Raúl Flores Canelo que ha trascendido su propio tiempo.

En esta ocasión, mostró el Ballet Independiente un programa titulado “ Seis Alfileres para sostener los párpados” del cual nos remite a tres momentos; una obra y tres fragmentos de un sustancial y rico repertorio dancístico de su fundador; Flores Canelo: “Soliloquio”, “ fantasía del cazador nocturno” y “aura morada y negra”.

Referirnos a “Soliloquio”, es remitirnos a un pleno acto de liberación ante la costumbre, bajo la excelente interpretación de Miriam Arévalo, donde queda la permanencia a través del tiempo.

De Tres Fantasías Sexuales y un prólogo se tiende “la Fantasía del cazador nocturno”, como se dice atinadamente en el programa de mano. ¿Hasta donde son reprimidas estas fantasías del hombre, para solo ser consumadas en los sueños?. Un delicioso dueto, donde se disemina sus fortalezas y debilidades a través de su propia significación, con trazos certeros, con una sutileza y encanto que se disemina a través de detonar sus actitudes y sensaciones; aunado con sus ansiedades, sus temores, sus ausencias y pero al fin de cuenta bajo sus propias circunstancias mismas, a pesar de todo cunde el hálito de la buena esperanza, al ser sellado con un contundente y simbólico beso.

La solidaridad, la cercanía y el alejamiento de la interacción de géneros, se plantea en este trabajo coreográfico de “Aura” del cual se desprenden dos piezas “aura morada” y “aura negra”. Destacándose Aura Negra por su gran talante dramático y conjugarse con un estrecho abrazo tanto del trazo del movimiento como interpretativo, que sin más sirve para afirmar no solo sus destinos sino también nuestros propios destinos, bajo la excelente interpretación de Brinda Estrada y Oscar Michael Pérez, Ireri Múgica, respectivamente.

El transitar por ese lado de la ausencia y la pasión ardiente por el deseo de no-solo un objeto deseado, sino el destino manifiesto propio” es lo que se detenta en este trabajo coreográfico “ Decálogo de luz eterna” de Gregorio Trejo.

Una creación que sin más nos plasma bajo la sutileza de ese flujo de emociones, ausencias y trazos de lo anhelado, todo bajo un trabajo corporal de excelente manufactura, que sin más nos remite a ese tiempo sincopado de la sorpresa- reflexión, para sin más despertar una abulia que apremia a sus protagonistas, interpretada por: Guillermo IV Obele, Christian Masabanda, Arturo Velásquez y Alan Terán.

Bajo el grito de aliento de una lucha de libertad y el constante anhelo de no olvidar y resarcir este hecho histórico del 2 de Octubre”, sin más, nos confronta a esa metáfora del vigor, coraje y espontaneidad del estudiante mexicano, al quedar expuesta en la obra “Cenicientos” de Alberto Cabañas.

Una pieza que desentraña con una gran sagacidad este lamentable hecho histórico en nuestro devenir nacional. Bajo una congruente dramaturgia tanto de movimiento como escénico, al ser trazando puntualmente desde esa algarabía, espontaneidad y el coraje de esa generación que buscaban un trascendental cambio, para sin más, desplegar su creador una serie de acciones fuerte, sostenidos y con claridad del transitar del apabullante dolor trazado desde aquellos que sobreviven y de aquellos que fueron cobardemente coptadas sus vidas.

Pero, siendo una de las partes más allá de las palabras mismas, es sin lugar a dudas esa imagen de la perturbadora y asfixiante búsqueda de una madre de su hijo entre los fríos y ahora anónimos cuerpos de los caídos, siendo un puntual clímax el hallar la doliente madre, uno de sus zapatos, para dar ese maremagnum de dolor y desolación, al conjugarse con ese lento cortejo y lento resonar de la brutalidad gubernamental a través de esos circunstanciales íconos de los zapatos; diálogo de una inercia de lo infranqueable, para dar como fin, el desconsuelo y sufrimiento de una desigual confrontación de la lucha del individuo contra el estado, para no solo quedar como esa lucha de la memoria contra el olvido.

Referirse a Ballet Independientes es, simplemente la experiencia de más de cuarenta años, el cual le ha brindado a la compañía un nombre y un estilo propio, logrando una amplia aceptación del público, así como el reconocimiento y colaboración de otros creadores como directores escénicos, artistas plásticos, cineastas, escritores y coreógrafos tanto mexicanos como extranjeros.

Actualmente la dirección general se detenta en la Mtra. Magnolia Flores y la Dirección Artística corre bajo la responsabilidad del bailarín, coreógrafo y maestro Elliot Islas.

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