Por: Elida Piñon
La danza, como todo arte escénico, es evanescente, se diluye al tiempo que ocurre. Su historia se ha documentado a través de la imagen y la escritura y ahora está encontrando nuevos soportes que no sólo ayudan a su preservación, sino a su difusión; uno de ellos es Internet.
En México hay al menos tres esfuerzos dedicados al registro de la danza a través de la red. Comparten inquietudes y dificultades, así como independencia. En primer lugar está Diorama Video, nacido en los años 90, dedicado a filmar coreografías; actualmente trabaja en la construcción de uno de los proyectos más ambiciosos para la danza nacional: una red de videotecas.
Está también el Museo Mexicano de la Danza, concebido por una bailarina de la Compañía Nacional de Danza, concentrado casi en su totalidad en reconocer la labor de las grandes figuras de la danza nacional, con entrevistas videograbadas, semblanzas y registros gráficos.
Y la revista cultural Antídoto, que si bien no se concentra en la danza, está hecha por periodistas culturales y críticos especializados, quienes crean registros históricos que documentan el quehacer de los creadores.
Diorama Video, precursores
En 1991, Gustavo Lara Equihua creó la empresa Diorama Video para promover y difundir las artes escénicas a través del video. Dos años más tarde creó Videografías de la danza contemporánea mexicana, que se está desarrollando como un gran proyecto de difusión de la danza.
En 20 años ha realizado alrededor de 300 videos; la cifra no es menor: es uno de los más grandes esfuerzos por documentar la danza. Además cuenta con el video-catálogo razonado de danza, del cual se han hecho dos emisiones y que nació con la intención de que pueda ser visto por el público que no ha tenido un acercamiento a esta disciplina.
De este proyecto independiente nació: Streamingdance, sitio que surgió alrededor de 2004 con la idea de hacer podcast sobre danza, ante la imposibilidad de hacer un canal en el que se pudiera transmitir videos.
Lara cuenta la historia: “Hicimos un formato de programa de radio con temas relacionados a la danza. Cuando hablamos de las escuelas profesionales nos dimos cuenta de que sí había un interés por estos medios electrónicos para esta disciplina. Este periodo duró seis años y tuvimos que pararlo por cuestiones económicas. En estos días cumplimos un año de retomar el proyecto. Ahora con YouTube y las redes más rápidas decidimos que era el momento de retomarlo, ahora a través del video”.
La videoteca se está proyectando como una red, hay sedes que cuentan con material: el Centro Cultural Los Talleres, en la ciudad de México; Centro Bicentenario de las Artes, en Culiacán, el Centro Cultural Tijuana y en la Universidad de Mexicali.
“Se arrancó a finales de 2008 y va muy lento. No hay dedicación para mantener una videoteca. Estamos viendo cómo instalarla virtualmente, pero debemos tener muy claro el tema de los derechos. No quiero que se sustituya la experiencia escénica por el video; quiero que la gente tenga ganas de ir a los teatros a través de la contemplación de la imagen en una pantalla. Es un lenguaje audiovisual que permite disfrutar de la esencia de las coreografías”.
Otra propuesta
Las bailarinas Mónica Barragán y Gabriela Prieto repararon en que no existe en México un museo dedicado a la danza y así pusieron “la primera piedra”, en Internet. La intención es preservar la memoria del devenir dancístico nacional y que los personajes de la danza estén vigentes mediante entrevistas en video.
El museo abrió virtualmente en abril pasado, y fue una de las mejores noticias para el gremio. Hoy la dificultad es mantenerlo con vida. Cuenta con una acervo de alrededor de mil fotografías, que se han conseguido a través de instituciones y, sobre todo, de archivos de las propias compañías y de bailarines.
Barragán es bailarina profesional; pidió una beca para Educación e Investigación Artística del INBA, por la que obtuvo 100 mil pesos, para desarrollarlo en 2010. No fue suficiente.
“Nos alcanzó para siete entrevistas, no ha sido fácil porque nosotros hemos producido todo, tan sólo el diseño de la página web costaba entre 25 y 30 mil pesos”.
Su sueño es aún más ambicioso: “Lo que realmente quiero es hacer un museo real, no hay uno solo dedicado a la danza. Estamos en el mejor momento para rescatar la historia de la danza mexicana, no debemos esperar a que la gente muera. Hay muchos que tienen sus propios acervos y no han querido compartirlos con las instituciones porque no están seguros de que sean bien preservados, a mí me ha pasado que me dejan escanear imágenes pero ellos se quedan con el original”, dice.
Antídoto, espacio para la cultura
Los periodistas también están interesados en la documentación histórica de la danza y del arte. Prueba de ello es la revista digital Antídoto, fundada en 2009, después de dos años de cocción, aunque en principio se pensó como un medio impreso.
“Un argumento para hacerla digital fue que consideramos que los jóvenes hoy se informan en Internet. Es a ellos a quienes queremos captar, pese a que nos han dicho que nuestro formato es sobrio, pero no hemos querido presentar el arte y la cultura de una manera facilona o graciosa”, dice la directora, Enid Álvarez.
Los retos son la difusión y una nómina decente. “En Internet tienes que hacer una gran difusión para que la gente te conozca. Es difícil que en un medio de estas dimensiones tengas visibilidad, así, nuestro reto es darnos a conocer. Además luchamos para tener una nómina decorosa, no queremos ser abusivos. Hay estadísticas que nos dicen que la mayoría de los anunciantes están más dispuestos a anunciarse por este medio, lo cierto es que aún no está consolidado excepto en los grandes website como Yahoo!”.
Al igual que el Museo de la Danza, buscan realizar sus producciones a través de herramientas como el video, pero para lograrlo necesitan mayor presupuesto. “Nos hemos resistido a montar videos de Youtube, pero todavía no estamos en condiciones de ofrecer nuestros materiales. ya lo lograremos. Lo que sí tenemos muy pulido son los textos y la cartelera y nos sentimos muy orgullosos de las galerías fotográficas”.
La revista está hecha de manera artesanal, pese a su formato digital. “Somos muy pocos los que estamos en este proyecto y tenemos mucho cuidado en la preparación de las ediciones. Los que aquí trabajamos creemos que somos un país altamente cultural y vale la pena recalcarlo y regodearnos en ello”, dijo.
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