Por: Emilia Cervantes
Humanista, promotor cultural, periodista de medios impresos y radio, actor y director de teatro, todo eso y más fue Rogelio Hernández Cruz, quien fue recordado por su esposa, hermanos y amigos al conmemorarse diez años de su viaje eterno.
Roger, como era conocido, sembró en mucha gente la inquietud por cambiar el mundo a través de la cultura y el arte, a través del trabajo diario. Él, durante muchos años, como promotor cultural, llevó diferentes disciplinas artísticas a la gente trabajadora, a la económicamente desprotegida, al obrero, al trabajador, pero también se acercó a los drogadictos, a los marginales.
Rogelio estudió en el seminario, iba a ser sacerdote, pero su mente y su alma no cuadraban con la institución establecida; él quería, y así lo hizo, como seglar acercarse a la gente; hacer su promotoría cultural y apoyar a la gente que, cómo él, buscaba un cambio por medio de la cultura y el arte para acceder a un cambio social.
En esta ceremonia donde se le recordó, todos se unieron en torno al recuerdo del gran amigo, del hermano, del compañero, y del esposo.
Se habló y se recordó a Rogelio: poetas leyeron versos que fueron inspirados por él; hubo quien contuvo las lágrimas y se vivieron momentos en torno a quien, en esencia, fue un hombre que buscó la concordia.
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