Por Juan José Nava
El pianista Armando Merino ofreció el pasado viernes en el Teatro Victoria, un magno concierto dedicado al compositor y pianista mexicano más importante del Siglo XIX, Ricardo Castro (1864-1907) en el marco del 150 aniversario de su natalicio.
Con un programa que contempló las piezas: “Valse Printaniére op. 39”, ?”Valse Bluette op. 12 No. 2”, “Valse Amoureuse op. 31. No. 2”, “Valse Capricieuse op. Póstumo”, “Impromtu en forme de valse op. 28 No.1”, “Impromtu en forme de polka op. 28 No. 2”, entre otros, formaron parte de la noche, la cual estuvo impregnada de inspiración y extraordinaria ejecución instrumental, al resaltar la virtuosidad del intérprete por entregar un concierto nítido y deleitable audiblemente hablando.
A pesar de que el pianista tuvo la mala racha de interpretar su concierto sobre un piano de aspecto descuidado, un tanto golpeado con marcas y desvencijado en su aspecto, y ante un suelo sucio, despintado y totalmente anti-estético (raramente visible así en el Teatro Victoria), Merino demostró su profesionalismo dejando a un lado los errores producidos por el Instituto de Cultura del Estado de Durango, como institución convocante, para no defraudar al público sediento por conocer la obra del inmortal Castro, evento que le valió una lluvia de aplausos y reconocimientos de parte del respetable.
ARMANDO MERINO
Estudió en la Escuela Nacional de Música de la UNAM y en la Maniatan School of Music en Nueva York.
En 1984, el Gobierno Mexicano lo distinguió con la mención honorífica en el Premio Nacional de la Juventud. Después de una estancia de 3 años en Nueva York, donde realizó estudios profesionales y de posgrado, se incorporó al ámbito musical mexicano. Desde entonces, su actividad como docente e intérprete ha sido constante; es profesor de tiempo completo de piano, música de cámara y prácticas de acompañamiento de la Escuela Nacional de Música de la UNAM.
Con el apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, realizó la grabación del disco “Azulejos: México y España a través del Siglo XX”, que reúne obras poco conocidas de importantes autores de estos países, seis de ellas, primeras grabaciones mundiales.
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En 2003, presentó su segundo disco, “SWonderful” de los veinte y los treinta, con obras de Gershwin, Revueltas, Chávez y Ginastera.
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En 2003, presentó su segundo disco, “SWonderful” de los veinte y los treinta, con obras de Gershwin, Revueltas, Chávez y Ginastera.
En 2007, apareció su más reciente compacto “Capricho”, los valses completos de Ricardo Castro con 22 piezas, 15 en estreno discográfico.
Merino forma parte del grupo de Concertistas de Bellas Artes.
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