Acostumbrado al rotundo perfil de muchas de sus grandes figuras, el mundo de la ópera ha reaccionado con enfado y sorpresa a los ofensivos comentarios lanzados contra la joven mezzosoprano irlandesa Tara Erraught por su sobrepeso.
Erraught, de 27 años, es una de las estrellas emergentes del género, pero parece que su aspecto físico llama la atención de los críticos británicos tanto como su voz.
También extraña que varios expertos en ópera de periódicos considerados "serios" en el Reino Unido se hayan puesto de acuerdo para ensalzar su valía artística y, al tiempo, comentar con gran frivolidad sus michelines.
Así sucedió después de la actuación de Erraught el pasado sábado en el Festival de Glyndebourne, donde interpretó al personaje principal de la ópera de Richard Strauss El caballero de la rosa, Octavia, con una voz "gloriosa", según el crítico del Financial Times, Andrew Clark.
No obstante, el periodista opinó que Tara es "un envoltorio regordete de grasa de cachorro, más apta para el papel" de Mariandel que el de Octavia.
The Telegraph tampoco cuestionó el "talento de esta joven mezzo irlandesa", quien canta con una "seguridad vibrante" y demuestra tener una gran vis cómica, pero considera que su "físico sin remedio" recuerda a una mezcla entre "Heidi y Just William" (personaje de la literatura infantil).
Abierta ya la veda, The Times aseguró que Erraught es "poco creíble, fea y nada atractiva", mientras que The Independent la ve "regordeta" y The Guardian "rechoncha".
Nacida en la localidad de Dundalk, al norte de Irlanda, Tara estudió en la Academia Real de Música de Dublín y en 2008 se unió a la Bavarian State Opera de Berlín, con la que se presentó por primera vez al público del Reino Unido en ese Festival de Glyndebourne.
No obstante, la fama internacional le llegó en 2011 por sus interpretaciones en las óperas L'Enfant et les Sortilèges, de Maurice Ravel, y I Capuleti e i Montecchi, de Vincenzo Bellini.
Tras su polémico debut en la tierra de Shakespeare, Erraught tiene previsto cruzar el Atlántico para embarcarse en su segunda gira por Norteamérica, donde actuará por primera vez en la Washington National Opera y San Francisco Opera.
El entorno de la mezzosoprano no quiso entrar a valorar las críticas recibidas y un portavoz se limitó a decir hoy que "está centrada en la música" y "preparando sus próximas actuaciones".
Algunos colegas de profesión sí han reaccionado, así como otros periodistas conmocionados por la "sarta de insultos" contra Erraught.
Además de criticar la "absoluta mezquindad" de sus colegas por sus "burlas", Kate Lowe recuerda en The Guardian que el "tamaño y la figura" de las cantantes de ópera tiene "implicaciones prácticas" sobre su capacidad para cantar.
Así se lo asegura a esa periodista y activista la contralto británica Alice Coote, quien sostiene que "tener poco peso es mucho más dañino para el bienestar de un cantante que tener sobrepeso".
"Si nuestros estómagos estuviesen tonificados hasta el punto de marcar abdominales, nuestro sonido se resentiría. La relajación necesaria para mantener una respiración baja no se vería beneficiada en absoluto por un cuerpo musculado", relató la cantante.
Otros compañeros de Tara se lanzaron a la blogosfera para defenderla de un ataque que consideran típico de la era de culto al cuerpo que parece haber afectado también a los críticos de música clásica.
El bajo-barítono canadiense Trevor Eliot Bowes escribió una carta en su página web para declarar el "dolor" y "enfado" que sintió por las críticas y, por ello, "no puedo resistirme -subraya- a darte la gracias, sí, las gracias".
"Tu verdadera honestidad es algo muy raro y muy especial en un mundo cada vez más superficial. Por compartir eso con nosotros te doy las gracias", escribe su colega, quien califica las críticas de "repulsivas, inmaduras y barriobajeras".
También la famosa mezzosoprano estadounidense Jennifer Rivera se sintió ofendida por unos comentarios que "degradan a toda la ópera" como forma de expresión artística.
Lo que molestó sobremanera es que todas las críticas, "casi a regañadientes", admiten que Tara "interpretó maravillosamente un papel extraordinariamente difícil", pero la mayoría de sus comentarios se "centraron en su cuerpo".
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