El Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Teatral Rodolfo Usigli (Citru) celebró 34 años de existencia rindiéndole homenaje a la fotógrafa de origen alemán Christa Cowrie con una mesa redonda, donde Arturo Díaz y la investigadora Patricia Cardona subrayaron su sensibilidad y talento para captar lo mejor del arte escénico.
La actividad realizada en el Aula Magna José Vasconcelos del Centro Nacional de las Artes (Cenart), que también fungió como despedida a la fotógrafa, quien deja de colaborar para el Citru y el Cenidi-Danza después de 20 años, inició con la proyección de un documental sobre la trayectoria fotográfica de la artista, donde se observaron el encuadre y mirada de diferentes puestas en escena.
El director del Citru, Arturo Díaz, fue el encargado de iniciar el evento, al reconocer la trayectoria de la fotógrafa, quien -dijo- cultivó la perfección de su labor fotográfica en una simbiosis entre la cámara y el universo teatral, donde la empatía y animadversión se rebelan en su verdad.
“En las imágenes que nos ha legado Christa podemos atestiguar aquel teatro del fracaso que sin embargo nos aporta la constancia de la existencia, vastedad y diversidad de producciones escénicas; vendrán nuevas generaciones que capten la riqueza cultural de México, pero Christa Cowrie es por hoy el valor más alto de la imagen del teatro mexicano entre los siglos XX y XXI”, aseguró Arturo Díaz.
El titular del Citru después dio lectura al texto Christa, la mirada del corazón, enviado por el periodista y crítico de arte Fernando de Ita, quien recordó que a la fotógrafa con 43 años de trayectoria la conoció como parte de un grupo de jóvenes que “llegaron a darle un nuevo periodismo a México”.
En su texto Fernando de Ita destacó que Christa Cowrie no sólo se formó como fotógrafa en la cámara, sino en el cuarto oscuro, en aquellos años ochenta del siglo XX donde la intuición, habilidad, conocimiento del oficio y el talento personal estaban por encima de la tecnología.
Mencionó que después de un tiempo en el que la creadora radicada en México desde 1963 conoció los “entretelones del poder en su máxima potencia”, se fue al brillo del ser humano: el arte.
“Dentro del artificio escogió la danza como su campo de indagación y crecimiento profesional con tal entrega que hoy estamos aquí para reconocer el testimonio no sólo visual, sino emocional y existencial de su tarea como testigo de la escena mexicana del siglo XX y XXI”, apuntó De Ita.
El autor de los compendios de entrevistas Telón de fondo y El arte en persona, en el texto leído por Arturo Díaz, también subraya que Christa Cowrie es un fruto de dos tradiciones culturales y estéticas: Alemania y México. “Larga vida para el arte de la imagen que como él, Christa Cowrie nos revela la gloria y el suplicio de ser mujeres, ser hombres”.
En su oportunidad, Patricia Cardona, investigadora del Cenidi-Danza José Limón, se cuestionó ¿Es posible medir a Christa Cowrie?
“Cuarenta y tres años de carrera profesional como fotógrafa son galaxias de luz comprimida, son océanos de miradas, siglos de pulsiones, continentes de torsos, amaneceres de intuición, estrellas fugaces de carcajadas, hormigueros de adrenalina, cordilleras de viajes, aludes de pasión, atardeceres de estoicismo, volcanes de disciplina. No hay vara para medir a Christa, su obra, su legado, su incansable progreso”, aseveró.
La autora de Pasos de historia y de danza destacó que Christa Cowrie durante 30 años ha sido su colega, cómplice y compañera de trabajo, quien como fotógrafa de sus libros de investigación “fue carga eléctrica inagotable”.
Al tomar el micrófono, Christa Cowrie resaltó que nadie como la investigadora sabe cuándo el clic de una fotografía viene desde el ombligo. “A ella nunca le ha molestado mi clic, no se puede decir lo mismo del público al que he molestado con el ruido de la cámara”, manifestó.
La artista de la lente, quien confesó sentarse cerca de la salida de emergencia, pues ya no podía soportar una mala obra de teatro y nombrar algunos de sus directores favoritos, indicó que durante su trayectoria aprendió mucho del teatro, de sus actores, actrices, dramaturgos, escenógrafos, iluminadores, vestuaristas, “que no es más que el espejo de nuestras vidas”.
Mencionó que actores y bailarines van, vienen y dejan su arte efímero en los escenarios. “Queda para siempre una buena imagen de su trabajo, mis fotos se quedan bien archivadas, tanto en el Cenidi-Danza y el Citru, me despido de ambos centros de investigación después de 20 años de haber recibido un sueldo digno, generoso y puntual.
“Aquí en el Citru están sus obras, trayectoria, juventud, transformación profesional, listos para ser consultados. Recuerden que con la foto siempre he querido retratar una emoción especial en cada uno, el clic que me fue provocado en un instante en su arte actual, el clic que es una reacción instantánea, verdadera, sutil y perfecta”, puntualizó Christa Cowrie para finalmente agradecer a los todos su presencia.
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