Por: Roberto A. Valenciano Capín
Bajo el efecto del espejo, se generaron las siguientes imágenes de lo que fue el cierre de esta tercera edición del festival de Opera San Luiscon la presentación de la afamada ópera "Carmen" de George Bizet en la Monumental Plaza de Toros "El Paseo".
Entre los helados de guayaba y limón, el encuentro de gustosos no solo de la ópera como de la tauromaquia, el desfile de políticos, funcionarios culturales y empresarios, la cara de certidumbre de Don José Antonio Garfias, empresario taurino y dueño de la ganadería local de Santiago por su astado.
A pesar de la incomodidad para disfrutar de este hecho escénico, que no hizo distingo social, aunado a la impuntualidad del gobernador y su distinguida esposa que se vio refleja no sólo en esta falta de comunicación entorno a la hora de inicio de esta ópera, la falta de espacios de desplazamiento seguros para aquellos con una discapacidad y gente mayor.
Indudablemente, Carmen de George Bizet, una de las operas más conocidas y consentidas no solo para los conocedores y no tanto de este arte escénico. No solo es una de las operas más esperadas sino más comprometida en cuanto a su ejecución.
Una de las tres óperas que causó mas expectativas entre los potosinos en esta tercera edición de este festival de ópera, al presentarse íntegramente cuatro actos y registrarse un 85 % de asistencia, según refiere la expendedora de boletos.
Desde el baile de flamenco desde la creación misma del Mtro. Jesús Delgadillo y su grupo de bailarines, la gracia y su vivacidad de los juguetones pequeños en escena para después transformarse en un potente coro infantil Voces Talento de San Luis Potosí y Oralia Domínguez, en en conjunción de la puntualidad del desgarre de emociones al hacer vibrar las cuerdas de la guitarra flamenca bajo la ejecución de Jorge Martínez Herrera, aunado a las cigarreras, soldados y este despliegue de bellas carretas, caletas empujado por bellos y sobrios caballos percherones ante la belleza de los vestuarios.
De nueva cuenta, no hubo programa de mano, en donde muchos de los programas generales que se entregaron se utilizaron para amainar un poco la incomodidad de los asientos de esta plaza monumental.
Es de destacar por su excelente interpretación tanto escénica como vocal de una fuerte e irreverente Carmen, interpretada por la mezzosoprano Diana Elizabeth Peralta Muñoz, y una cautiva y amorosa Micaela, interpretado por Débora Faustino, como Don José, interpretado por el tenor panameño Juan Pomares Hurtado como el brasileño Jhonny de Lima Franca como Escamillo. Todo bajo la dirección musical de Linus Lerner de esta multinacional orquesta y la dirección escénica del Mtro. Arturo Rodríguez.
Uno de las posibles distorsiones de la imagen, gracias a estos momentos álgidos y controversiales, fue la presentación de la parte taurina sustentada en la tradición portuguesa. A pesar de ser invitados en dos ocasiones en la voz del locutor anuncia “a continuación se lidiará a un toro mediante la usanza portuguesa, por lo que por respeto al acto le pedimos a los presentes que quieran salir, lo hagan en éste momento“ y después regresar para disfrutar el final de esta ópera.
En donde si hubo un buen número de personas que abandonaron el recinto taurino, entre ellos padres de familia cargando en brazos a sus pequeños, adultos y jóvenes con esta molestia e indignada.
Hubo también concursantes, maestros y hasta jurados (tanto locales como de otros Estados y extranjeros) que manifestaron su desaprobación por el maltrato y la escena sangrienta, y se retiraron junto con el público.
Fue más bien una lidia mas no fue una corrida lo ofrecido por el torero de la Cd. De México, José Mauricio Morett que logró según gustosos de la tauromaquia, una buena faena y buenos pases ante un toro de la ganadería de Santiago. A pesar del momento en que el toro arremete contra el picador provocando que este caiga y no sea lesionado por el toro que no tuvo un nombre a lo acostumbrado en estas lides, aunque si se logro picar un poco con la puya al toro en esta suerte de varas, como es llamado en el argot taurino.
Ante el reclamo en su momento de una parte de los asistentes al darse inicio esta faena taurina, al pleno grito de ¡Carmen, Carmen!, para después proseguir con ¡Viva el toro! que causo en algunos taurinos cierta incomodidad, más cuando se dio el grito de ¡ópera, ópera! para ser menguado en su momento con los¡óles!, gracias a los pases logrados por el matador al astado s/n. Para después darse este ir y venir entre los gritos de ambos lados, para ser menguados momentáneamente con el gran aplauso de los taurinos a pesar de los abucheos al ver como el matador conducía al astado a la puerta de toriles, en donde por cierto, en el ruedo, el banderillero ya no puedo demostrar su destreza y efectividad de las banderillas de color amarillo, ante la presión existente ante lo ocurrido.
Después de esta lidia que causó para conocedores de este arte operístico a través de estos apremiantes comentarios de estar fuera de lugar, "fue esa corrida de toro, a mi modo de ver un capricho de unos cuantos, pero sobre todo un engaño a todos incluyendo al público que asistimos...la verdad me dio coraje que se confundiera una magistral obra con otra cosa... No confundamos el arte con masacre!" comento con tal puntualidad un artista potosino a través de las redes sociales, que se unió a todas estas voces en desacuerdo entorno a esta inclusión de esta parte ajena a la ópera.
Después de este acto taurino, se pidió a través de su anunciador un agradecimiento a los toreros y pedir a los músicos y cantantes en sus posiciones para concluir con este cuarto acto de Carmen, en donde empieza la corrida. Don José busca a Carmen y le pide que se vaya con él y que olvide a su nuevo amante. Carmen se ríe de él y don José, cegado por la ira, la apuñala hiriéndola mortalmente. En ese momento, sale Escamillo triunfante, mientras el público entusiasta lo vitorea.
Un final que logró resanar un poco estas desavenencias para unirse en un extenso y cálido aplausos y bravos del público asistente a este esfuerzo, trabajo, talento y ser además parte de este hecho histórico de presentarse por primera vez esta ópera bajo este formato en estas tierras potosinas, llevándose más los aplausos y reconocimiento Carmen, Micaela y Don José, sin hacer dejo de los coros, bailarines, actores, músicos y la parte técnica.
El último reflejo de este espejo, nos lleva a que más allá de esta controversia causada por esta inclusión de esta faena taurina, justificada o no, se vio y se disfruto de una Carmen que cumplió las expectativas de muchos de los asistentes y por consiguiente ser un aliciente de ver la capacidad y visión de los organizadores de este joven festival operístico, en congregar al talento potosino y potenciarlo, como el apoyo tanto instituciones culturales como educativas e iniciativa privada.
Y como se dice por ahí, parece ser que Carmen todavía no hallo su cadenita...
1 comentario:
Muy buena crónica Roberto, gracias a ella no me arrepiento de no haber asistido y coincido con quien comento: "fue esa corrida de toro, a mi modo de ver un capricho de unos cuantos, pero sobre todo un engaño a todos incluyendo al público que asistimos...la verdad me dio coraje que se confundiera una magistral obra con otra cosa... No confundamos el arte con masacre!". Saludos!!!
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