jueves, 21 de octubre de 2021

Intelectuales ponen a contraluz la política cultural de la 4T


Por: Ricardo Quiroga 

“La palabra cultura está devaluada en nuestro tiempo, siempre lo ha estado. La cultura se considera el lujo de las sociedades, cuando es un alimento tan necesario como aquel que nos nutre de manera cotidiana”.

Con esta provocación del doctor Vicente Quirarte inició la conversación Modesta proposición para curar el malestar de la cultura, correspondiente a la segunda sesión de actividades del VI Encuentro Libertad por el Saber que realiza El Colegio Nacional, con la participación de Graciela de la Torre, directora de la Cátedra Inés Amor en Gestión Cultural de la UNAM; el poeta, ensayista y traductor David Huerta y el doctor Bolfy Cottom, investigador de la Dirección de Estudios Históricos del INAH.

El (no tan) dorado pasado

“Esta disruptiva pausa en el acontecer de la humanidad legitimó con creces el papel y el valor de la cultura y su beneficio público, sobre todo en un país como el nuestro en el que hay una acelerada tendencia hacia la descapitalización cultural”, inició Graciela de la Torre.

Hizo un amplio repaso por gestores culturales de los últimos 50 años en México y destacó las políticas que han sido fundamentales para construir el andamiaje cultural. Sin embargo, contrastó que en la política cultural “del dorado pasado” tampoco hubo reformas de fondo, se fomentó la centralización y la subordinación de las comunidades artísticas e intelectuales a los aparatos burocráticos.

En la presente administración federal, ahondó De la Torre, “es clarísimo que la crisis económica y de salud provocada por el Covid-19 vinieron como anillo al dedo para afianzar la Cuarta Transformación. Así se nos diría en abril de 2020 (...) desde la metamorfosis del Fonca en quién sabe qué, hasta la estocada que significó ya al paupérrimo sector cultural el decreto del 23 de abril de 2020 que dispuso que no se ejercerá el 75% del presupuesto”.

Señaló que “si algo bueno salió de la política cultural y las estrategias autoritarias del gobierno federal para controlar y manipular ha sido que el sector cultura generalmente disperso y fragmentado se unió. Artistas, creadores, curadores y profesionales de museos han ejercido el activismo cultural para cuestionar, para resistir y para levantar la voz”.

Buenas intenciones, malas ejecuciones

El doctor Bolfy Cottom opinó que, de entrada,  la creación de la actual Secretaría de Cultura fue “una improvisación irresponsable. No hubo fundamento filosófico, histórico ni jurídico, sino que fue el resultado de conflictos que se daban entre el Conaculta y la Secretaría de Educación Pública. Esto llevó a crear una secretaría que en realidad tiene la estructura del Conaculta. Se planteaba que tenía que estar a la altura de las demás secretarías para negociar presupuesto, pero nunca sucedió así y hasta la fecha es de los sectores más castigados”.

Vio con buenos ojos la intención de redistribuir de la riqueza cultural, pero expresó que será profundamente contradictoria mientras en la Ciudad de México se concentre un proyecto como el del Bosque de Chapultepec, que consume una buena parte del presupuesto del sector.

También calificó de acertada la intención de defensa de los patrimonios culturales, pero, dijo, hay una “enorme arbitrariedad” en el uso conceptual, puesto que “son compromisos que el Estado está asumiendo sin tener una base jurídica suficientemente clara”.

Por otra parte, señaló la persistencia de duplicidad de funciones en la actual administración, por ejemplo, con la Coordinación de Memoria Histórica y Cultural de México, una oficina dependiente de Presidencia, se ejecutan funciones que corresponden al INAH, al INBAL y al Archivo General de la Nación, entre otras instituciones. “Es decir, hay un despilfarro de recursos porque obedecen a intereses del poder central”.

Irresponsable, hablar de “revolución cultural”

Por su parte, el poeta David Huerta eligió iniciar con una reflexión a propósito de la colección 21 para el 21, editada por el Fondo de Cultura Económica, con un tiraje de más 2 millones de ejemplares. “Qué bueno que se publiquen libros en grandes tiradas, que se regalen, pero, como sabemos de sobra, para que esta distribución gratuita de los libros tenga algún sentido, que rinda frutos que valgan la pena, hace falta que haya un sistema educativo bien aceitado y eficiente. Hemos visto una y otra vez programas de fomento a la lectura que fracasan debido a la falta de planeación y claridad en los objetivos”.

Tanto David Huerta como Bolfy Cottom coincidieron en que la frase “Revolución cultural”, que ha sido empleada por la secretaria de Cultura Alejandra Frausto Guerrero, “se usa con una enorme irresponsabilidad”, puesto que, dijo el poeta, no se puede ignorar la historia, en particular lo sucedido en los años 70 en China, cuando se usaba esa frase como motor para la represión violenta contra creadores e intelectuales disidentes.

“Me parece que la secretaria Alejandra Frausto haría bien en revisar qué entiende ella por revolución cultural. Y si realmente lo entiende en la perspectiva histórica de lo que ocurrió en China, que nos lo explique o que, después de hacer una autocrítica, deje de utilizar esa frase. No hay necesidad de perturbar la conciencia histórica utilizando la frase Revolución cultural”, cerró David Huerta.

Algunas futuras mesas del VI Encuentro Libertad por el Saber:

Nueva sociedad: aislamiento, redes sociales y representación política

21 de octubre, 17:00 horas

Coordina: Antonio Lazcano

Participan: Luis Fernando Lara (modera), Néstor García Canclini, Claudio Lomnitz y Rosana Reguillo

La creatividad durante la pandemia

23 de octubre, 12:00 horas

Coordina: Juan Villoro

Participan: Carlos Amorales, Natalia Beristain, Bárbara Colio, Gabriela Ortiz y Juan Villoro


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