lunes, 26 de junio de 2023

Carlos Amorales exhibe instalación que apuesta por la transdisciplina y la unión

Fotos: Luis Corzo y Dan Bradica/ Cortesía Kurimanzutto/ Fotoarte: Horacio Sierra



Por: Virginia Bautista 

La conexión entre signo, cuerpo y música. El artista visual mexicano Carlos Amorales (1970) ratifica su pasión por la transdisciplina en la exposición Palabras de boca y manos (Words of Mouth and Hands), su primera individual en la galería Kurimanzutto de Nueva York, que se abre al público.

Un mito imaginado por el artista, en el que una serpiente crea el inframundo cavando la tierra con su voz, es el punto de partida de la muestra integrada por una videoinstalación, un conjunto de partituras originales y obra sobre papel japonés.

"Las piezas siguen la transformación de la palabra escrita en música coral y la posterior traducción de la música en símbolos gráficos”, comenta Amorales vía telefónica desde Nueva York, donde anoche se inauguró la exposición.

"Es una de las pocas piezas en las que yo he hecho todo, sin colaboradores: escribí, dibujé y filmé todo. Puse mucho el cuerpo para hacer esta instalación. Hay una reflexión que se ve en las distintas piezas, en los formatos y soportes, sobre esa espiritualidad que nos hace falta”, agrega.

Quien estudió en Ámsterdam en la Gerrit Rietveld Academie y en la Rijksakademie van Beeldende Kunsten explica cómo nació el mito sobre la serpiente. “Quería crear unas canciones y me vino la imagen de una especie de deidad que, al cantar, esculpía cosas con su voz. Luego decidí que fuera una serpiente. Creí que habría un mito parecido, pero no, así que lo fui formando. A partir de ahí, empecé a escribir una serie de poemas que le dieron forma a dos canciones”.

Detalla que la videoinstalación, con seis monitores de cubo, evoca ideas de lo sublime a través del canto. “Esta obra retrata a la compositora e intérprete mexicana Sarmen Almond cantando dos poemas. Como contrapunto, el percusionista Diego Espinosa ejecuta una serie de ritmos de baile con sus manos y su cuerpo”.

Otro video muestra las manos de Amorales hojeando un cuaderno, en el que desarrolló un sistema personal de signos y símbolos para dirigir coros. “La inspiración para los dibujos de este cuaderno surgió cuando vi a una directora de coro gesticular con las manos, los brazos y el cuerpo, e imaginé estos movimientos como dibujos en el aire”, señala.

La serie de dibujos Aplausos en movimiento (Motion Clapping), en los que el artista visual utiliza el contorno de sus manos para trazar el movimiento de la música, incluyen fragmentos de voces, sonidos, huellas, gestos, palmadas, signos y símbolos.

Y se incluye una segunda serie de obras sobre papel, Iztaccíhuatl, que representa una sucesión de perfiles boca arriba y sugieren tanto un paisaje como un pentagrama. Además, la instalación de pendones de papel japonés, Coro silencioso (Silent Choir), muestra una secuencia de perfiles pintados con spray que sugieren la presencia de un coro masivo en la galería.

"Para filmar usé el Zoom, el programa que utilizamos durante la pandemia. En lugar de comunicarme, me filmé a mí mismo en mi estudio. Aquí entró un formato contemporáneo. Y para cantar usamos un teléfono. Hay muchos formatos y soportes.

"La pieza de video tiene que ver con la música vocal, con lo coral. Y las obras en papel japonés, livianas y ligeras, miden 3.5 metros. Me preguntaba cómo representar un coro, lo grupal, el conjunto. Se vuelven como signos que están flotando en el espacio”, especifica.

Destaca que le gusta el trabajo de los coros porque “lo más importante es la unidad de la gente, muchas personas haciendo lo mismo con un solo propósito. Es algo que no estamos haciendo. La pandemia, en vez de unirnos, parece que nos fragmentó como sociedad. Propongo la unión, colaborar, hacer algo juntos. No es una obra política, sino social”.

Dice que le gustó el espacio de la galería en Nueva York. “Está increíble. Lo conocí en noviembre pasado. Es distinto al de la Ciudad de México. Aquí está subdividido. Es un espacio más narrativo, tiene un principio y un final. Trabajé a gusto”.

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