domingo, 25 de junio de 2023

“El tatuaje invisible” mira la tragedia a la que estamos todos expuestos: Erick de Kerpel

Traté de meter al lector en el mundo del tatuaje, dice Erick de Kerpel. Especial


Por: Reyna Paz Avendaño 

“Todos tenemos marcas, a veces están expuestas en la piel a manera de tatuajes y otras veces llevamos marcas internas que representan dolores o sucesos que marcaron un parteaguas en nuestra vida”, comenta en entrevista Erick de Kerpel a propósito de su reciente novela “El tatuaje invisible”.

La obra narra la vida de Samuel, un hombre de 40 años que cree en la ciencia pero que apariciones misteriosas en su departamento lo ponen a reflexionar en lo sobrenatural. Samuel se enamora de Emma, una joven radióloga que anhela hacerse un tatuaje, sueño que materializa en el estudio de H, tatuador con un historial de abandono y violencia familiar.

Aunada a esa historia, Kerpel intercala un glosario del tatuaje, es decir, definiciones de palabras como “blackout”, “grommet”, “plástico film”, “boquilla”, por mencionar algunas.

“Traté de meter al lector en el mundo del tatuaje, no es una novela que esté estructurada en capítulos, está estructurada en episodios y lo que intenté fue integrar glosarios que explican cosas técnicas del tatuaje, por ejemplo, los tipos de agujas que se usan. Las personas que no se han tatuado se sumergirán en un estudio, sabrán cómo se siente y cuál es el dolor del tatuaje”, detalla.

Algo que comparten los personajes de la novela es que viven o vivieron contextos de violencia. Samuel recibe un balazo y lidia con la muerte de su sobrino; Emma sabe del abuso sexual que vive su hermana gemela y pelea con la ausencia afectiva de su mamá, y H tuvo una infancia donde el padrastro era un borracho agresivo.

“En el contexto del país, todos estamos en una espiral de violencia que genera más y más violencia, se convierte en una bola de nieve que nos va arrastrando a todos. Si tuviera que decir cuál es la gran trama de la novela me parece que es el mal y la tragedia, todos estamos expuestos a ella, tanto volvernos víctimas como victimarios, estar en el lugar equivocado, encontrarnos con la persona incorrecta que pueda hacer que nuestra vida se vuelque y termine con una serie de sucesos dramáticos”, indica.

Los personajes no son totalmente buenos ni totalmente malos, agrega Kerpel. “Todos los acontecimientos son circunstanciales, muchas veces el rencor, el odio, el resentimiento que está acumulado llena el recipiente emocional de los personajes y los lleva a situaciones en las que no se hubieran pensado”.

El autor señala que tuvo cuidado de no justificar ese pasado con los actos de violencia que cometen, busco explicar los entornos en que cada uno vive. “No es que pretenda justificar que de repente H, el tipo que carga una historia de violencia familiar y de alcoholismo de su padrastro, de golpes, de abusos contra su madre, cuando se cruza con Emma decide vaciar su odio para decir que el mundo se la debe y lo va a pagar a través de esa chica”.


La novela.


Para Kerpel, la obsesión también es fundamental en la novela. “Es algo con lo que cargamos, lo que intento es retratar la dualidad, la razón versus la emoción, cómo se van peleando y cómo una le va ganando a la otra. Samuel es un tipo racional que trata de lidiar con lo sobrenatural, Emma lidia con su hermana esquizofrénica. Busco ponerlo ahí al lector porque todos estamos en una línea muy fina que divide la razón y de la locura”.

El que no aparezca la figura del policía o detective como un personaje de la novela es porque la justicia, como en la realidad, no tiene una relevancia en las historias de violencia. “El gran problema en México es la impunidad, suceden actos atroces todos los días que al final no llega a manos de la justicia y eso provoca que los mexicanos hagamos de la violencia algo habitual. La justicia no responde cuando debería de responder”.

Tatuajes en aumento

Para hacer esta novela, Kerpel encontró datos que apuntan que el 32% de los mexicanos tiene un tatuaje, por arriba se encuentran Italia y Estados Unidos. Además, sobre el registro de estudios de tatuajes en México, en el 2000 la cifra era cerca de 900 registrados, actualmente hay cerca de 5 mil.

“El hecho de tatuarte es un acto de liberación, más allá de que signifique algo importante en tu vida, es decirle al mundo que eres dueño de tu cuerpo y de tus decisiones”, indica.

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