El cantante cubano cerró el festival que se realizó en la sureña isla de la Juventud. Foto tomada del Facebook del encuentro
Por: Miguel Ángel Pineda
Con un abrazo en el tiempo sin tiempo de la poesía y la memoria, Silvio Rodríguez desgranó los acordes de Yolanda y engarzó su voz a los versos de Pablo Milanés cantando juntos una y otra vez el “te amo, te amo, te amo”, de una de las canciones emblemáticas de la nueva trova, ante un público conmovido que, con lágrimas atestiguaba, que después de casi 30 años de ruptura la fuerza imperecedera de un camino, iniciado en común, unía a ambos cantautores cubanos.
Este hecho reconcialiatorio, por dar un nombre a las emociones, y que muchos seguidores de las dos cimas de la llamada nueva trova cubana lo desearon siempre y no lograron vivir para contarlo, sucedió este arranque de semana en el Presidio Modelo, situado en la Isla de la Juventud, que fue sede de la primera edición del Festival Internacional de Cine y Medio Ambiente del Caribe Isla Verde.
Los escritores, directores de cine, actores y actrices cubanos que sí han logrado atestiguar esta reconcialiación tejida con metáforas y acordes extraordinarios, conmovidos celebraban como histórico este homenaje de Silvio Rodríguez a Milanés, apenas fallecido hace unos meses en Madrid.
Recordaron a quien esto escribe, que a pesar del silencio mutuo y el no saber las razones profundas del distanciamiento entre ambos cantautores, en las reuniones de la noche habanera, Pablo terminaba interpretando las canciones de Silvio y éste las de Pablo, rememorándose mutuamente ante el silencio reverencial de los habituales a estos cónclaves musicales.
“Un loco que sólo sabe amar con todo el pecho”
El pintor, poeta y diplomático cubano-mexicano Fayad Jamís, plasmó versos, en los que se describe como “un loco que jamás se cansa de abrir ventanas y sembrar luceros que sólo sabe amar con todo el pecho”.
Bien puede uno sentir que estas líneas fueron escritas para hablar de Jorge Perugorría, el también pintor y actor cubano que soñó aventar una cuerda al futuro de la sustentabilidad del planeta y se imaginó un festival internacional, didáctico e incluyente, que pusiera en el mapa a la isla de la Juventud y reactivara su economía.
Jorge Perugorría o Pichi, como se conoce al actor de Fresa y chocolate, urdió que Silvio Rodríguez cerrara el festival en un presidio que albergó presos alemanes y japoneses en la Segunda Guerra Mundial; lo imaginó cantando en la explanada situada al frente de las tres crujías panópticas que semejan coliseos romanos que guardaron hasta tres mil presos. Uno de ellos, Fidel Castro, quien fue liberado. “Aquí empezó todo”, es la frase que se escuchaba decir. Luego fue el viaje a México y el regreso a la Sierra Maestra, contaban.
El concierto de Silvio Rodríguez tuvo un abridor de lujo, al cantautor David, quien animó con sus letras y cadencias melódicas a un público que en su gran mayoría era isleño o pinero, como gustan llamarse los locales.
De sueños con serpientes al papalote que caía sobre los 2 mil habitantes de la rebautizada como isla Verde, a la canción de la rosas que abrazan los días de Silvio, unas y otras eran cantadas por sus followers, que tiene bastantes.
De poco hablar, Silvio Rodríguez presentó a sus acompañantes en el ensable. Y luego cantó Ojalá, himno de la juventud latinoamericana que aún hoy sacude a quienes escuchan esta canción proverbial.
Como pocas ocasiones Silvio regresó tres veces al escenario. Al final estrenó una canción que habló sobre las familias que ven salir a los hijos de casa para buscarse en otros países.
De la ida y la vuelta a familias que parecerían rotas, pero que finalmente hallarán los lazos que las unen.
Mientras el director fundador del festival, Jorge Perugorría, sentenciaba: “Estamos llevando a los pobladores documentales ecológicos, didácticos sobre la extinción de los peces, la contaminación ambiental, la necesidad de preservar el planeta. No podemos más que estar felices de hacer algo por él. No es fácil activar una zona económica, ya lo hicimos en Gibara con el cine. Lo haremos de nuevo”.
El festival fue apoyado por las autoridades cubanas, como el Ministerio de Cultura y el ICAIC, por diversas instancias internacionales como Cinema Planeta, Itaca Films, Jim Steel, el Aecid y la Secretaría General Iberoamericana.
Con el Pichi en esta aventura están la Elsita inseparable, sus hijos cineastas, músicos y emprendedores, Adán y Amén; Santiago García Galván, entrañable; las Four Wifes, productoras invencibles, y el fiel e inseparable escudero del célebre actor, Macua, que en sí mismo es un festival de sabiduría con una fuerza y talentos, sin duda, intergalácticos.
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