Por: César Delgado.
De agente de tránsito en un crucero en el centro de la ciudad de Tepic. Llegó a ser director General de Tránsito del Estado (1993-1999).
Para él la pintura no tenía ningún valor económico. Vivía con su esposa en el Fraccionamiento Amado Nervo de la capital nayarita de lo que le daban por su jubilación. Las paredes de la sala de su casa estaban tapizadas con sus pinturas. El día que lo entrevisté –hace ya un poco más de un lustro- acarreó varios cuadros para que los pudiera admirar. Me deslumbré con esa paleta de colores vivos con los que realizaba retratos no tan sólo de miembros de su familia sino de indígenas sobre todo coras y huicholes.
Admiraba a pintores del siglo XVIII. Tenía conocimientos profundos sobre las artes plásticas de diversos periodos. Dos de sus cuadros favoritos eran: “La encajera” de Jan Veermer de Delft, y “La Mona Lisa” de Leonardo Da Vinci, de los cuales hizo varias reproducciones. Lleno de entusiasmo me contó el pasaje en que Salvador Dalí dijo que su cuadro favorito era “La encajera” porque la mujer tenía en la mano derecha una aguja que sólo él podía ver.
No le gustaba el arte contemporáneo. Todo o nada. Lo que pintaba caía en un realismo exhacerbado. Murió hoy. Estaba a punto de cumplir el próximo 9 de este mes 89 años. Ojalá las instancias culturales de Nayarit y del municipio de Tepic le rindan el homenaje que a este gran artista no se le realizó en vida.
*** Si alguno de mis tres lectores quiere conocer más sobre la vida y la obra de don Julio, pueden consultar mi libro “130 años de creación: la plástica nayarita”. Tepic, 2011. Centro de Arte Contemporáneo Bicentenario (CAC-Emilia Ortiz).
No hay comentarios:
Publicar un comentario