Por: Lilia Ovalle
La pandemia puso en una encrucijada a México al preparar contenidos culturales que se pudieran difundir a través de sus redes sociales, programando ciclos de conferencias, talleres y otras actividades de promoción a la lectura donde quedó al descubierto que la propuesta estaba ausente de mujeres.
Esto generó una protesta que aparte de refrescar resultó provechosa y fue la escritora Esther M. García quien abrió el debate en redes sociales en marzo de 2020 al cuestionar el proyecto Brigadas para Leer en Libertad, donde se contrató y se exhibió el trabajo intelectual primordialmente masculino.
Lo que en primera instancia cuestionó públicamente, hoy ha derivado en un padrón que creció de 30 a 500 autoras que producen con un amplio margen de calidad, no sólo capitalinas, sino de prácticamente todas la entidades de la República, lo que le planteó a Esther realizar un mapa similar al de la ingeniero en geofísica María Salgero, quien dio posicionamiento georeferencial a los feminicidios que ocurren en el país.
“El Mapa de Escritoras Contemporáneas es un proyecto muy joven, nació en mayo del 2020 a raíz de una polémica que se tuvo con Brigadas para Leer en Libertad. Lo que sucedió fue que se ofertaron talleres con muchos escritores, puros hombres, no había ninguna mujer, entonces se hizo un revuelo en redes sociales y ellos respondieron que no invitaron a ninguna mujer, fuera de las tres escritoras que habían invitado y que se habían negado por cuestiones de agenda, ellos no conocían a más escritoras que tuvieran la calidad suficiente para impartir los talleres”.
La visión centralista es quizá el impedimento más importante para posicionar el trabajo literario de las mujeres pues siempre que se piensa en escritoras, la mirada institucional alcanza solamente para revisar el panorama en la Ciudad de México. El cuestionamiento de Esther se concentró en este aspecto.
“Yo empecé a cuestionarme y pensé que no es posible que al hablar de calidad o de escritoras siempre veamos hacia la Ciudad de México porque el país es grandísimo y no es posible que no haya más oferta, entonces hice un llamado a las redes sociales de que pusieran a las escritoras por su nombre, de autora y estado para demostrar que existimos a lo largo y ancho del país, entonces se replicó, se hizo viral y pensé en qué hacer con la información porque son hilos muy largos de Twitter y muchos post de Facebook”.
Para que esta reacción no se quedará como “la del día”, la escritora recordó la confección del mapa de feminicidios de María Salgero, quien trabaja para instituciones gubernamentales pero que como activista y feminista ha utilizado a favor de las mujeres sus conocimientos como científica de datos. Así fue como pensó en Wikipedia y su Editatona.
"Fue así que nació el Mapa de Escritoras Mexicanas, que empezó con 30 autoras y ahorita tengo más de 550 autoras mapeadas de casi todos los estados de la República y ahorita vamos llegando a las 55 mil visitas a nivel internacional”.
A Esther M. García la han invitado además como gestora cultural a varias mesas de trabajo y fue así que conoció a la directora de Wikipedia y creadora y coordinadora de la Editatona, Carmen Alcázar, quien le ofreció el espacio en Editatona para formar wikipedistas mujeres.
En cuanto al trato que las escritoras reciben del Estado mexicano, Esther M. García dijo que sí cambiaron las dinámicas de poder porque se vive un centralismo cultural que, con el tiempo de pandemia, expuso que ya no se tiene el pretexto de movilizar a nadie para exhibir su obra, lo que en el pasado se veía como un gasto al comprar boletos de avión, rentar cuartos de hotel y pagar viáticos y honorarios.
“Es un pretexto que se ha usado durante mucho tiempo y el hecho de crear estos proyectos es justo para abrir el debate, para ampliarlo y mostrar otras formas de compartir, de visibilizar, de difundir y que no se vuelva a decir que sólo existen tres escritoras buenas, y no se tiene otra oferta”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario