domingo, 28 de marzo de 2021

UNAM recupera 'El velo alzado', un clásico de George Eliot



Por: Jesús Alejo Santiago

Nació con el nombre de Mary Ann Evans, pero decidió adoptar el seudónimo de George Eliot cuando de literatura se trataba. Así firmó gran parte de sus obras, como una manera de enfrentar los prejuicios contra las mujeres en la Inglaterra del siglo XIX, si bien cuando se descubrió quién era, mantuvo este nombre que ya era conocido.

“Es importante el proceso de cada autora que recurrió a este artilugio. George Eliot era una feminista en algunos casos, en otros era más conservadora de lo que quisiéramos creer. Según algunos de sus biógrafos no simpatizaba tanto con las mujeres, como con los hombres”, cuenta la escritora y traductora Adriana Díaz Enciso, quien se encargó de traer al español El velo alzado, editado por Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM, dentro de la colección Relato Licenciado Vidriera.

Una obra temprana, que no forma parte de las historias monumentales que le dieron prestigio a George Eliot, para la traductora se trata de un relato que le permitió desarrollar un ejercicio liberador de los corsés de sus más grandes obras: una novela corta, que le permite liberarse de esa rigidez, un tanto moral, que ella había adquirido cuando perdió la fe religiosa. 

“Entonces se impuso este corsé de la razón, el sacrificio, la virtud, el bien social, etcétera, y aquí entra en el género gótico y se permite un vuelo de la imaginación que no siempre tienen sus más grandes novelas: es un relato triste, sobrecogedor, de lo que pasa en el alma del protagonista, pero es muy interesante en una autora como Eliot ver qué sucede cuando se desvía de su propio canon y juega de otra manera con la literatura, con el lenguaje, con la trama. Y esto es lo que sucede: es una verdadera joya en su bibliografía, completamente atípica de ella”, en palabras de Díaz Enciso.

Aun cuando la desolación y la desesperanza están en toda su obra, en El velo alzado se le criticaba su aspecto gótico, lo que llamaban “el mal gusto de lo gótico”, una crítica generalizada porque el género estaba de moda y no todas las novelas tenían calidad: “A los críticos de altos vuelos les parecía vulgar, de mal gusto, descender a una narrativa gótica”, resaltó la escritora.

“Uno nunca puede entrar en la cabeza de la autora, y no se vale hacer un espejo, porque asfixiamos el recurso de la imaginación; sí creo que ella estaba pasando por un periodo de depresión, de miedo, porque no sabía si volvería a publicar algo como Adam Bede, además de que estaba en duelo por la muerte de su hermana y en esta novela corta se permite expresar la desolación, una desesperanza, una soledad inmensa y ahí sí hay algún reflejo de que lo que estaba pasando en la escritora”.

El hecho de firmar con seudónimo no tuvo mayor importancia para Mary Ann Evans, pues cuando se supo quién estaba detrás del nombre de George Eliot, no disminuyó su importancia, “solamente Dickens era más famoso e idolatrado: era tan gran escritora que, aun si hubiera publicado como mujer desde el principio, habría superado los prejuicios; quién sabe, solo es una especulación”, reconoce Adriana Díaz Enciso.

_ Y además... 

En español

Adriana Díaz Enciso se encargó de traducir El velo alzado, editado por Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM, dentro de la colección Relato Licenciado Vidriera.​

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