domingo, 8 de agosto de 2021

Reivindican a procesadas; sufrieron violencia, pero también la ejercieron



Por: Virginia Bautista

Clementina asesinó a su marido cuando éste le propinaba una terrible golpiza, María Antonieta terminó con la vida de su agresor después de años de hostigamiento sexual, Carmen mató al dueño de una cantina para robarle y Amelia y Teresa abortaron, la primera para salvar su vida y la segunda para ocultar la pérdida de su virginidad tras una violación.

Los casos de estas cinco mujeres, juzgadas en México en las décadas de 1930 y 1940, que sufrieron violencia, pero también la ejercieron, “permiten ver cómo ha cambiado el concepto de feminidad a lo largo de las últimas décadas y dialogar con el presente para evidenciar las continuidades de problemáticas como la violencia doméstica y sexual”, afirma Martha Santillán Esqueda.

La doctora en Historia por la UNAM, quien acaba de publicar el libro Mujeres criminales (Crítica), comenta en entrevista con Excélsior que quiso darles voz a estas féminas, “ponerlas a narrar sus historias”, para que sean escuchadas directamente.

"Tengo una cantidad de casos tremenda, como para hacer una serie de 4 mil 500 capítulos. Pero estos cinco son nutridos, logré encontrar las fichas carcelarias –donde puede haber cartas y reportes sobre si comían o no, o si se querían suicidar–, y tuvieron un seguimiento en prensa”, explica.

La especialista en historia social y cultural del crimen destaca que el concepto de feminidad ha cambiado, pero no es otro. “Es el mismo, pero se ha ido renovando, modificando, ajustando; ha sufrido tensiones y se ha ido ampliando después de la Revolución.

"Pero esto no quiere decir que los juristas posrevolucionarios estuvieran pensando en una sociedad distinta, sino en una patriarcal, liberal, donde la mujer participaba de la producción económica y esto se apoyaba desde la ley, se cobijaba”, asegura.

La investigadora y catedrática aclara que las mujeres tenían que seguir siendo el ángel del hogar –que era su espacio prioritario de desarrollo–, las que procreaban y cuidaban a los hijos y debía estar sometida a la autoridad del varón.

"Pero esto se les salió de las manos poco a poco. Justo los años que estudio, 1930-1940, evidencian estas tensiones con las mujeres de a pie. Los archivos criminales muestran dónde está tensionando la idea de feminidad.

"Encuentro una feminidad en pleno cambio; pero con una ley que lo permite todo y con formas de pensar que lo restringen todo; además de que estaban aterrorizados con ese posible cambio. Se supone que las mujeres podían estudiar, pero no que iban a terminar diciendo ‘mi cuerpo es mío y yo mando en él’”, indica.




La autora de Delincuencia femenina. Ciudad de México, 1940-1954 aclara que “en la ley hay poca disparidad de género; pero eso no quiere decir que no se creyera que las mujeres son una entidad aparte de los varones. Si hay sexualidad de por medio, inevitablemente hay una mirada sesgada. Y, muchas veces, este sesgo terminaba criminalizándolas de más. Para cambiar estas concepciones en la ley tuvimos que esperar hasta los años 90”, asegura.

Dice que, además de los procesos penales y las fichas carcelarias de los casos, revisó la nota roja de la prensa y las propuestas sobre el tema que aportaron el cine, la literatura y hasta los boleros.

"La de esta época es todavía una nota roja muy ligada a la literatura, con mucho drama y ficción; pues los editores de periódicos estaban conscientes de que el crimen se vuelve un producto importante, el morbo vende”, indica.

Santillán añade que la lucha de esas mujeres, que tuvieron que hacerse justicia por mano propia, es el antecedente de la segunda ola del feminismo de los años 70 del siglo pasado.

"Hay muchos retos. La elaboración de un marco jurídico cada vez más incluyente, más cifrado en los derechos humanos, para que la violencia no sea el eje rector de las sociedades. Debemos reconfigurar nuestra forma de entender el mundo, con perspectiva de género y cifrado en los derechos humanos”, concluye.

La ensayista anuncia que, tras esta investigación, desea trabajar más los años 70, y también en temas sobre la locura, “olvidados en el siglo XX”.

Mujeres criminales tendrá dos presentaciones virtuales: el 2 de septiembre en la Universidad de Morelos, y el 14 de octubre en la Universidad de Guadalajara.


 

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