A partir de la conciencia del propio cuerpo, "siendo el cuerpo de la vida, con esta imprescidible constelación de órganos, relatos, tejidos, sueños, flujos, pieles y huecos".
De hay que el cuerpo es comunidad, fue compartido el resultado del taller para mujeres -Danzando la memoria-. impartida por la maestra y bailarina Nancy Rostro.
Siendo el foro de la Guarida del Coyote, reponsitorio de estos conocimientos impartidos durante tres meses en donde se reconocieron, se sentieron en sus memorias, a través de los siete principales centros energético a partir de la danza, el dibujo, el canto.
"Así como a partir de que cada una tiene un poder personal y una memoria colectiva en sus prácticas y en sus cuerpos".
En esta muestra en donde quedan expuestas de forma poéticas las perspectivas de cada una, al quedar expuesta esta libertad, "porque aquí no se juzga, aquí una se siente libre, ya que el movimiento viene de adentro, es real y es hermoso", para sin más transitar en este espacio comunitario desde esta ritualización, el volverse brujas, como darse no solo esta reconexión-conversión de energías, sino a su vez manifiesta su voz interior, compartirlas través del movimiento bajo esta gozosa complicidad con los hay reunid@s.
"No es que nos empoderemos, sino porque no queremos poder, es decir, nos potenciamos como mujer, por que ya tenemos poder dentro y me parece una manera muy libre de potenciarla era a través del conocimiento de los campos energéticos, y que no solo se pueden activar solo con el yoga, sino mediante de la danza y otros ejercicios, conectando con los colores de cada uno", comenta Nancy Rostro.
Desde estas prácticas narrativas, Jaqueline Ruiz comparte una bella y sincera relatoría de este proceso que fue acompañando a Mirza Tapia, Luz Aranguren, Nimsy Ceja, Lorena Segura, Antonieta Padrón, Grecia Selene, Michelle Ordaz, Luciana GH y Nancy Rostro.
A través de este documento colectivo destaca "Nosotras somos enlazando la memoria, nosotras decidimos ir entrelazando las memorias desde hace algunos años, tuvimos procesos creativos en donde no nos sentíamos escuchadas. Hombres coréografos quisieron hablar desde nuestra propia historia, se exigía mucho desde afuera, nada hacia el interior".
"Dijimos si a compartirnos cosas bonitas para aprender, dijimos si a romper la barrera entre mujer, empezamos a hacer amigas... Nos gusto la unión de mujeres, antes nos sentíamos separadas de las otras, ahora nos encanta vernos, nos sentimos asombradas, nos gusta y quisimos así abrazar a la memoria en el primer momento en que nos vimos, vibramos de manera mágica".
Para después detonar en este sentido festivo, de gozo, al bailar en conjunción en un solo cuerpe.
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