Por: Roberto A. Valenciano Capín
Con la plena intención de buscar atrapar y a la vez compartir la música que les gusta, es como este singular dueto de violín y guitarra, integrado por Tatiana Melnik Kablotskaya y Juan Pablo Rivera Sierra , respectivamente, ofrecieron un estupendo recital en la sala Centenario del Museo Nacional de la Máscara.
Bajo el móvil de crear esta conversación entre toda esta amalgama de entender y sentir el amor a través de la música, gracias al carisma y siempre interesante forma de contarlo de Tatiana Melnik y el puntual dialogo con su compañero musical, el guitarrista Juan Pablo Rivera Sierra, quienes hicieron extensiva esta travesía a través de la confección de un selecto programa que fue del beneplácito del escucha que lleno esta bella sala que forma parte de este recinto museístico.
Quien destaco la violinista ucraniana, la importancia del violín en cuanto a su sonoridad y por ser esta consecución del corazón, así como la importancia de la música por el cual cada uno recibe un mensaje y siendo por lo tanto, esta transpolación directa de la experiencia del compositor.
Pisando más que fuerte que nunca, dio inicio esta travesía musical con la cadencia y sutileza de -Mysty- de Errol Gardner, - Tango -por una cabeza- de Carlos Gardel, - Vals-pena de amor- de Kriesler, - Pulsera de granate-, -Chardas Monty-, -Caminos lejanos- y la alegría de la-Chica de Ipanema-de Antonio Carlos Jobim, así como - la bella cubana- de José Wait, obra de Manuel de Falla.
Pisando más que fuerte que nunca, dio inicio esta travesía musical con la cadencia y sutileza de -Mysty- de Errol Gardner, - Tango -por una cabeza- de Carlos Gardel, - Vals-pena de amor- de Kriesler, - Pulsera de granate-, -Chardas Monty-, -Caminos lejanos- y la alegría de la-Chica de Ipanema-de Antonio Carlos Jobim, así como - la bella cubana- de José Wait, obra de Manuel de Falla.
Como dirían varios de los asistentes, una verdadera delicia. Piezas llena de sentimientos y virtudes que se contagiaron a los espectadores y que evocaron (o recordaron) algunos momentos de su vida y que sin mas invita a escuchar, a dejar salir este lado etéreo y viajar con el poder de la música a otros lugares y paisajes.
Así como quedar demostrado que este dueto goza no solo de una preparación sino del pleno gozo que les permitió abordar sin problema alguno estas piezas y trasminarlo a los asistentes, que les respondió entre los bravos de pie y secundado por el cálido aplauso, por lo cual ofrecieron dos piezas mas como agradecimiento: -Bésame mucho- de Consuelito Velázquez que incidió en hacer cantar a algunos de los asistentes y ser complementada por los -coros de primavera- del compositor húngaro, G.J. Judinicu.
No sin antes de pedir la palabra Don Javier Rivera para agradecer esta gran velada musical y destacar el talento, el amor y pasión por la música de estos dos grandes músicos.
De esta manera nuevamente agradecieron las palabras de Don Javier y así como el recibimiento a este concierto y a la vez ser motivo para la presentación del Cd que reúne estas piezas interpretadas esta tarde-noche.
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