viernes, 4 de octubre de 2019

En construcción, la Torre de Babel: Cantautoría potosina

Fotografías: Cortesía de Karlita Escamilla

Por: Roberto A. Valenciano Capín

"Cada piso de esta construcción de esta llamada Torre de Babel, -que en su primer piso - se res-guarda no solo su voz y su música, se guarda su palabra y su declaración, y guarda sus ausencias, hay donde habita el dolor, en lo más alto, en donde 43 habitaciones esperan sus moradores desde hace cinco años, un lustro de ausencia que abre su oído al tiempo. Entonces hoy subimos a cantar este dolor y esta rabia del bolero que entona esta noche de Iguala, y nos unimos para decir vivos se los llevaron y vivos los queremos". 



A partir del sentido de comunidad entre los cantautores se permean las premisas composicionales del amor, caricia, miedo y rabia. En donde indiscutiblemente la memoria florece a través de la canción y como Gabino Palomares lo apunta "las revoluciones, no las hace una canción, las revoluciones se hacen cantando ", al tener como escenario el Teatro de la Paz.

Jorge de Santiago abrió  esta noche cantautoral, que a su vez invitó al escenario a Gerardo Yembé, en conjunción con Martín Faz, Miguel Mauríes, Juan Antonio Chipuli Francisco "Paco" Muñiz y Canto Quetzal, compartieron por primera vez sus canciones en este gran foro del Coloso de Villerías.

Como diría el cantautor Yahir Durán " Siente tu voz que brota, como brota todo lo que tiene un centro, si crees creer, aprende y desaprende el tiempo".

Y como testigo/participante de esta primera e icónica Torre de Babel, Félix Díaz.

Indudablemente, uno de los momentos emotivos, fue cuando Darío Parga acompañado de su señora madre Conchita Parga, cantaron -canción de la memoria-  de su autoría, bajo este sentir cardenche.

Como también fue la presencia de uno de los iniciadores de la canción social. Gabino Palomares quien interpretó cuatro de sus emblemáticas canciones: -Mi desierto-, -A la Patria-, -Maldición de Malinche- y -Hasta siempre (canción dedicada al Che Guevara) en donde los cantautores se unieron y cantaron a una sola voz.

Como fue también alentador el escuchar la frescura, una especie de suma y síntesis  a través de esta simbiosis musical que incide en sus letras positivas, y que es propuesta por Canto Quetzal.



Como también se contó con este acompañamiento plástico con la exposición de las obras pictóricas del Mtro. Armando Belmontes, quien fue uno de los primeros que apoyaron este devenir musical de la llamada trova.



Como también es de agradecer la complicidad musical de: Alan Ibarra en el piano, Daniel Uresti en los sintetizadores, Ricardo Vega y Poncho Herrera en los bajos, Santiago Martínez en las percusiones,  Andrés Vidales y Aldo Sánchez en la batería, Juan A. García en la guitarra eléctrica, Jorge Arredondo en el sax y flauta, Astrid Álvarez, Patricia Mirabal e Irene Martínez en los coros, Fernando Torres en la voz, todos bajo la dirección musical de Martín Martínez Castro. Fernando Espinoza en el sonido, técnicos del Teatro de la Paz y la atinada conducción de Lucía China Báez. Todo gracias a la iniciativa de este proyecto creado y generado por José Antonio Parga.



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