Por Carlos Paul
La entrada a la nueva normalidad en el contexto de la contingencia sanitaria será por un lado compleja y con mucha incertidumbre, y por otro una oportunidad creativa para incursionar de manera profesional en el uso de las tecnologías digitales, explican productores teatrales consultados por La Jornada.
Para Samuel Sosa, miembro del Colegio de Productores de Teatro de la Ciudad de México, integrante de la Red de Espacios Culturales Independientes Organizados y director de gestión de proyectos de Shakespeare & Compañía, es una situación muy compleja, pues los creadores escénicos no tenemos todavía muy claras las reglas del juego o de lo que se espera como nueva normalidad.
Estamos en fase exploratoria, por decirlo de alguna manera, explicó el gestor cultural. “Todos estamos haciendo conjeturas, hay mucha incertidumbre en el aire. Sin embargo, se puede hablar de dos escenarios: uno, que ésta sea una fase transitoria y que la nueva normalidad sea posible hasta pasados algunos meses, y el regreso a las salas, aunque sea escalonado, sea posible.
La otra es que el regreso a las salas no ocurra, pues existe la incertidumbre de los rebrotes, es decir, que podamos salir unas tres semanas y dar funciones (con las debidas precauciones sanitarias), y que de pronto haya otra vez que regresar al confinamiento.
Una de las principales cuestiones, reiteró Sosa, es que para los creadores escénicos no están claros los protocolos de sanidad ni la viabilidad financiera de los proyectos: con un aforo de asistencia limitado habrá merma en los ingresos, y eso en el caso de no tener que regresar al confinamiento.
Para Boris Schoemann, con 20 años como director artístico de La Capilla, foro por el que transitan al año unos 100 grupos o compañías, ahí están los programas de Efiteatro, México en Escena y las coproducciones, el problema es que no tenemos infraestructura; eso es para mí lo que está mucho más amenazado.
En este periodo de crisis se reduce la producción creativa y se trabaja con lo que ya se tiene producido. Es lo que algunos hemos hecho, al presentar en línea obras de nuestro repertorio. Nosotros lo seguiremos haciendo durante junio y julio, en alianza con otros espacios.
Comentó que es más preocupante no tener dinero para pagar sueldos que no tenerlo para producir. De ahí que en lugar de producir una obra con cinco actores, voy a producir un monólogo. Todos estamos pensando en producciones más pequeñas.
Para la comunidad teatral, a partir de la contingencia sanitaria las tecnologías digitales han sido una alternativa. Sosa considera que la creación de contenidos profesionales digitales permite cierta libertad. No tengo que estar esperando permisos o las llamadas disposiciones generales, explicó.
Hoy hay mucho más certidumbre en el ámbito de lo virtual, destacó, ya que vamos a estar un buen tiempo sin teatros, por más que abran sus puertas, pues creo que el público no va a regresar de manera inmediata.
La creatividad no es la que está en crisis, sino las estructuras y la economía teatral, coinciden Schoemann y Sosa, quienes explicaron por separado que al principio de la emergencia sanitaria hubo una racha desbordada de gratuidad de propuestas artísticas en línea, que funcionó de acompañamiento durante ese periodo y que como experimento fue muy bueno, pero en el punto en que hoy nos encontramos hay que pensar en el trabajo con miras a obtener resultados artísticos mínimamente rentables.
Estamos usando cada vez más las plataformas digitales, porque se ve que la situación va para largo, apuntó Schoemann. Cuando pensamos cómo será la creación, pensando en la sana distancia, podríamos decir que al poco público lo podemos sentar separados, pero, ¿tenemos que pensar en actores con tapabocas en el escenario o hacinados en el camerino? ¿Tendremos que programar sólo monólogos? Agregó que las tecnologías digitales son un terreno desconocido, pero muy atrayente.
Para Schoemann, es una forma que te mantiene en comunicación con tu público, crea igual un nuevo público. Claro que no es teatro, pero algo de comunicación artística se entabla y pienso que sigue siendo un hecho artístico.
Todos al principio, coincidió, nos volcamos a liberar obra, pero creo que ya tenemos que cerrar un poco eso y buscar cierta rentabilidad. Explicó que hay un estudio de la Unesco o de la ONU que dice que es peligroso liberar tanto material cultural de manera gratuita porque hace entender que la cultura es gratis. Y no: producir y hacer cultura cuesta mucho. Por todo ello, concluyó, no sé qué tanto va a cambiar la forma de producción teatral, pero algo va a cambiar, pues ahorita no es viable una obra con 10 actores o con contacto físico. Hay algunas cosas que estamos pensando por primera vez.
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