miércoles, 20 de junio de 2018

Budapest Dance Theater en tierras potosinas



Por: Roberto A. Valenciano Capín

Inteligencia creativa hecha danza, sinergia en el escenario, espectacularidad y esta aproximación a cada uno de estos momentos creativos propuestos en su primera visita a estas tierras potosinas  de la Budapest Dance Theater, al tener como escenario el Centro Cultural Universitario Bicentenario, al poniente de esta capital potosina.

Compañía dancística originaria de Budapest, capital de Hungría, fundada en 1991 y es considerada como una de las más grandes del mundo, la cual se ha presentado en países como Austria, Canadá, Rusia, Holanda, República Checa, Polonia, Italia y Gran Bretaña.


Ante todos estos referentes antes citados, nos dimos cita para disfrutar de esta función de danza, por cierto, se tuvo una buena convocatoria en donde desafortunadamente no incidió con los llenos pregonados en sus anteriores presentaciones.


A pesar de la fuerte lluvia que cayó en esta tarde-noche, a pesar de este retraso obligado para su inicio que el público asistente entendió, aunado a cuestiones técnicas no se presentó la pieza- Sec.- de Lóránd Zachár, la cual fue suplida por un fragmento de -Cien años de soledad (hundreds years of solitude), una pieza efectiva, puntual en donde se desentraña en una relación de pareja y su condición actual que le apremia.

Para continuar con una de las piezas más atractivas programado por esta compañía dancística, nos referimos a esta versión  coreográfica libre del célebre -Bolero- de Ravel, creado por Raza Hammadi.

Bajo este formato de cámara, su creador logra generar un trabajo sumamente evocativo, fluido, quien logra trastocar al espectador, gracias a esta fuerza y vitalidad pautada a partir del transitar entre las relaciones humanas y el paso del tiempo, el placer y el agotamiento que conlleva esta obra-pauta- musical, como también logran un interesante entramado de  pasajes e imágenes bien resueltas, llenas de estas sensaciones en conjunción con el despliegue técnico de sus intérpretes. Una pieza muy disfrutable.



Para ser complementada con -Doze-, coreografía de Jiri Pokorny. En esta pieza se nos muestra un mundo que se balancea al borde del sueño, en un espacio lleno de sorpresas. Un cuerpo escénico que se construye en su propia permisividad  a pesar de estos modos de habitar el cuerpo y visualizarse como territorialidades, a pesar de trascender ante este mediato asombro visual y dialogar con este minimalismo y la fisicalidad.

Es de destacar el alto nivel de danza de sus bailarines, sus expresividades se conjugaron no solo con el movimiento y la intensidad en la interpretación de sus bailarines, sino generar a través de estas piezas coreográficas que no solo se queden en la memoria de los gustosos de la danza, sino de cumplir el cometido de lograr emocionar a los que no gustan mucho de la danza. 

Intérpretes: Tamás Kiss, Máté Mezó, Lucien Zumofen, Alexandra Sághy, Jennifer Vattai, Krisztina Baumgartner y Noémi Horcher.

Es importante destacar que la presencia de esta compañía húngara en esta capital potosina es gracias al trabajo del coreográfo, bailarín y maestro Fernando Domínguez y FDR Dance, en conjunción con la UASLP y Secretaría de Cultura Potosina.

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