Por: Eleane Herrera Montejano
La coreografía que el bailarín Óscar Ruvalcaba Pérez, miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte, estrena en el Teatro Raúl Flores Canelo del Cenart que se llama “Periferia”, porque de manera peculiar y sin ningún antecedente, durante esta pandemia nos vimos arrojados a un espacio periférico.
“Nos sentíamos muy en el centro de nuestras vidas, seguros de su curso y de que teníamos control, pero esta situación de pandemia nos lanzó hacia una posición fuera de centro, periférica, y nos hizo preguntarnos muchas cosas, abrió a una realidad que no hubiéramos considerado de otra manera. Tiene que ver con el papel que el cuerpo tomó y sigue tomando en esta situación”, comenta Ruvalcaba en conversación.
Considera que el aislamiento nos hizo entender la importancia de tocar y reconocer al otro a partir del tacto. “Es insustituible en nuestra vida, necesitamos tocar”.
“Nos hemos dado cuenta de que los cuerpos se entienden y se reconocen entre ellos. Cuando tocamos nos abrimos a un conocimiento del otro y de nosotros mismos que nos complementa y dimensiona”, ahonda.
Destaca como asunto fundamental de esta obra la empatía corporal a la que nos hemos despertado con la pandemia, ya que el aislamiento cambió la percepción que se tiene del cuerpo, pasando de ser el vehículo que siempre nos acompaña, a ser una amenaza o un ente extraño.
“Hay una cuestión muy importante que es uno de los misterios o características de la danza: en el momento en que vemos un cuerpo moverse, por la cuestión de empatía, nos identificamos inmediatamente ” explica Ruvalcaba.
MONTAJE.
En “Periferia” conviven distintas disciplinas: danza, texto, música y video. La música es un collage de sonidos y retazos de piezas musicales; el vestuario es neutro, tanto en género como en colores y diseños, pues hay que partir de esa condición para reelaborar el nuevo paradigma humano; la escenografía se contruye con video para crear espacios físicos y sicológicos; la iluminación apoya este concepto.
“En la obra lo que estamos haciendo es conjuntar a 6 bailarines donde cada uno tiene un espacio personal desde el cual trata de contactar con el otro, sin que suceda. Entre estas 6 voces, que hablan simultáneamente en el escenario, se teje una polifonía que yo creo que el espectador va a poder entender, nos interesa que pueda sentirse identificado”, señala el coreógrafo.
Si bien la propuesta no tiene una línea narrativa cerrada, Ruvalcaba apunta que contiene suficientes elementos para que el espectador pueda complementar desde su propia visión: hay una línea de imágenes que parten de la fragilidad corporal. A partir de eso se tejen distintas imágenes con distintos indicativos, vestuario, texto, y audio, para que el espectador arme una historia y llegue a conclusiones personales.
“Hemos tomado especial cuidado en esta puesta en escena para hacerla un acto de comunicación e intercambio. A veces el proceso creativo se vuelve muy auto-centrado y se vuelve casi como si quisieras hacer del espectador alguien que va a recibir información y plegarse a tu discurso; aquí estamos tratando de que sea una obra donde se respeta y considera igual al otro como dialogante. Este proceso nos es muy necesario en estos tiempos”, invita.
Las funciones serán los días; sábados 18 de septiembre, 19:00 horas; domingos 19 de septiembre, 18:00 horas.
Trabajo.
El creador explica que fue hasta hace 2 meses que junto a la compañía de danza comenzaron los ensayos de esta puesta en escena, “Periferia”, para que sea estrenada en el Cenart.
“Todos nosotros ya estamos vacunados. Justamente no hay contacto físico en la obra, entonces hemos trabajado juntos, pero manteniendo distancia alejamiento y precaución con el objetivo de que no se den contagios de COVID-19”.
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