Por: Reyna Paz Avendaño
“Ante las crisis, lo que florece y salva al ser humano es la cultura y eso fue justo lo que defendió Antonieta Rivas Mercado”, expresa Ana Lilia Cepeda, autora del libro “La casa Rivas Mercado. Una historia detrás de la historia”, donde narra la vida de la promotora cultural que apoyó la creación de la Orquesta Sinfónica de México, quien financió la campaña presidencial de José Vasconcelos y que se suicidó en París.
La también cronista hace un recorrido por el porfiriato, el México revolucionario y el moderno a partir de un inmueble de mil 557 metros cuadrados, ubicado en la calle Héroes 45, colonia Guerrero, alcaldía Cuauhtémoc, Ciudad de México.
Dicha propiedad fue la morada de la familia Rivas Mercado, cuya cabeza era Antonio, uno de los principales arquitectos del siglo XIX y XX; y su hija, Antonieta, fue una promotora clave para la cultura del país durante el XX.
“El arquitecto Rivas Mercado fue uno de los mejores arquitectos de su época, diseñó la Columna de la Independencia y en esa casa-habitación de la calle Héroes vivió con su familia. Entonces, la casa vivió el Porfiriato, la Revolución y la reconstrucción del México moderno. Eso es muy interesante porque te lleva de la mano por esas etapas de la historia, lo cual recupero en la primera parte del libro”, indica.
Ana Lilia Cepeda también destaca la biografía de Antonieta quien tuvo una vida “muy singular”, ya que fue promotora de la Sinfónica Nacional, trajo a México el teatro contemporáneo y fue una mujer que se adelantó a su época.
“Lo que más me conmovió y me motivó a escribir es que tuve el privilegio de conocer a Katheryn S. Blair, la nuera de Antonieta, y a Donald, el hijo de Antonieta; quienes hemos tenido la oportunidad de leer la biografía de esta mujer extraordinaria sabemos que es el niño abandonado en Francia después de que ella, por una depresión y varias pérdidas, se suicida”, platica.
Además de las charlas con los familiares de Riva Mercado, Cepeda realizó una investigación para reconstruir la parte histórica e incluir una cronología de 1853 a 2020.
“Si bien existe la novela ‘A la sombra del Ángel’, de Katheryn, y estudios previos muy buenos como el de Fabienne Bradu, logré hacer algunos aportes sobre anécdotas y datos que no se conocían de Antonieta, por ejemplo, que en esa casa vivió la pandemia de 1918”, narra.
La pandemia de la gripe española hizo que la promotora cultural se casara con Albert Blair en su casa, con una ceremonia discreta.
“Ahora entiendo por qué decían que Antonieta se casó en una pequeña ceremonia, siendo que era una familia de muchos recursos, su padre, el arquitecto Antonio, estaba bien relacionado con Adamo Boari, pero fue así porque estaban en pandemia. Fallecieron 50 millones de habitantes y en México se calculan que murieron 500 mil personas; eran las mismas recomendaciones que un siglo después tenemos que llevar a cabo”, afirma Cepeda.
Otros datos novedosos que menciona el libro es la relación de José Vasconcelos con Antonieta y el impacto que su suicidio causó en el escritor mexicano. También, la autora narra la larga agonía que soportó el cuerpo de Antonieta tras el disparo que le arrebató la vida.
FONDOS PARA LA CASA. El dinero que se recaude por la venta del libro “La casa Rivas Mercado. Una historia detrás de la historia” se destinará para el mantenimiento de la casa que se inauguró como museo el 8 de mayo de 2017.
“Los museos están cerrados desde hace ocho meses y entre todos, en estos tiempos difíciles, tenemos que acostumbrarnos a apuntalar los proyectos culturales. Nos permitieron visitas de 8 a 10 personas, con cita previa al correo: visitas@casarivasmercado.com En la página, así como en librerías se puede adquirir el libro”, dice la cronista.
En el segundo capítulo, Ana Lilia Cepeda detalla la historia de cómo se reconstruyó la casa.
“Esta casa también vivió la hambruna porque en la Ciudad de México hubo escasez de alimentos y agua. La familia Rivas Mercado vivió la Decena Trágica refugiada en esas paredes de la casa. En el libro hago una recreación de la vida cotidiana de finales del siglo XIX y principios del siglo XX: las familias pudientes tenían una habitación destinada a que los niños de la casa estudiaran, lo que llamaban la escuelita”, destaca
Antonieta hablaba cinco idiomas —inglés, francés, alemán, italiano y español—, gracias a esa educación que le pudo brindar su padre que, además, era un hombre de avanzada por darle educación universal a su hija, una mujer, añade la autora.
“Esta casa es el ejemplo de las maravillas y los secretos que guarda la Ciudad de México, y vale la pena de hacer el esfuerzo por recuperar los inmuebles cargados de historias”, indica Cepeda.
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