Por: Juan Carlos Talavera
Cerca de 20 elementos de la Guardia Nacional (GN) integran el primer cuerpo especializado para la protección del patrimonio cultural, paleontológico, arqueológico, histórico y artístico de México.
Así lo dijo a Excélsior Pablo Raphael de la Madrid, director general de Profest de la Secretaría de Cultura federal y quien trabaja en la coordinación operativa de la Conferencia Mundial de la Unesco sobre Políticas Culturales y Desarrollo Sostenible (Mondiacult) 2022, que se llevará a cabo del 28 al 30 de septiembre en el Auditorio Nacional y en el Complejo Cultural Los Pinos.
Se está formando a formadores y la idea es ir incrementando (este cuerpo) con el paso de los años. No tengo el número exacto, pero son más de 20 personas que han empezado con estos cursos (del INAH, el AGN y otros más), apuntó.
Pablo Raphael aseguró que más allá de la política cultural emprendida en México, “que tiene que ver con el diseño de este cuerpo de seguridad, dedicado a la protección del patrimonio cultural y del tráfico de bienes, asociado al tema de las subastas, se trata de poner el tema en el radar”.
Por esa razón, explicó, en el caso de Mondiacult, “la protección del patrimonio es uno de los ejes temáticos”, en donde diversos países como Egipto, Grecia, Italia, Bolivia y Perú comparten el mismo tema.
¿Qué objetivo se buscará integrar en la declaración final de Mondiacult?, se le consultó al funcionario.
Se está planteando una visión mucho más amplia sobre el futuro de las políticas culturales para que, además de la declaración, se realicen otros planteamientos, como que la cultura se convierta en un Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS), lo que ahora no está en la agenda 2030”.
Además, insistió en que la SC buscará convertir a Mondiacult en un foro permanente y visibilizar el robo y el tráfico de bienes culturales a partir de su reciente adhesión al Convenio del Instituto Internacional para la Unificación del Derecho Privado (Unidroit).
Unidroit, aseveró, no sólo permitirá que los particulares de buena fe retornen los bienes, sino que quienes intentan vender piezas deban comprobar dónde las obtuvieron.
La ley francesa insiste en que se pueden retornar las piezas y el patrimonio cultural probado, pero, con Unidroit, la idea es que se permita que el desahogo de la prueba no pertenezca a que yo diga que la pieza es mía, sino que quien la tiene compruebe de dónde la sacó”.
¿Aunque las subastas se sigan consumando?, se le cuestionó a Pablo Raphael.
Y se seguirán consumando, pero voy a poner un ejemplo que quizás es muy malo. Por ejemplo, lo que permitió detener el tráfico de pieles fue visibilizar el problema y mostrarlo como una mala práctica”.
Eso permitió que el mercado disminuyera y reventara, dijo. “Y ésa es en parte la misma lógica, pero no sólo eso, sino construir consensos con este tipo de instrumentos (con Unidroit y Mondiacult) alrededor de estas prácticas sobre el tráfico de bienes y las subastas”.
Finalmente, el funcionario advirtió que la proliferación de subastas refleja diversos fenómenos coyunturales.
Uno tiene que ver con generaciones de coleccionistas cuyos padres fallecieron recientemente, es decir, coleccionistas que las tenían de buena fe y los hijos ahora ven una oportunidad de negocio.
La otra son los cambios de legislación, como en el caso de Alemania, que recientemente se modificó y ha propiciado que algunas colecciones migren a Francia, donde tienen terreno susceptible para la subasta”, explicó.
Sin dejar de lado el tráfico a partir de la explotación o del expolio directamente de yacimientos, “que es otra tarea pendiente que tiene que ver precisamente con la crea- ción de este cuerpo integrado”, concluyó.
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