miércoles, 21 de septiembre de 2022

Las ideotas presidenciales; nuevo libro de Antonio Garci



Por: Virginia Bautista

Antonio López de Santa Anna perdió todas las bata­llas con Estados Unidos, ex­cepto en la que no participó; Benito Juárez era impasible, le daba lo mismo que llo­viera agua o meteoritos, no hacía nada, “era eternamen­te un busto de bronce”; Por­firio Díaz inventó el Día del Grito para celebrar su cum­pleaños y Victoriano Huer­ta era un huichol genio para las matemáticas, un excelen­te artillero, pero también un alcohólico perdido, asesino y torturador.

Las “historias trágicas, absurdas, malvadas” de los presidentes de México, vis­tas desde el humor, inspiran el libro Ideotas presidencia­les (Diana) del caricaturista Antonio Garci, cuyo primer volumen reúne 22 monogra­fías “sabrosas y llenas de his­torias pícaras de cada uno de estos bribones”.

En entrevista con Excélsior, el artista gráfi­co explica que esta serie de monografías va desde don Juan de O’Donojú, el último virrey español que gobernó de agosto a octubre de 1821; hasta Victoriano Huerta, que estuvo en el poder del 19 de febrero de 1913 al 15 de julio de 1914. “Se incluye una ca­ricatura y un recuento de las babosadas que hicieron des­de su gobierno o desgobier­no”, detalla.

Quien estudió Comuni­cación Gráfica e Historia del Arte en la UNAM narra que en Ideotas presidenciales platica de manera amena cómo estos presidentes lle­garon al poder. “Las causas a veces son rocambolescas y absurdas: a unos los tuvieron casi que secuestrar para que gobernaran y otros goberna­ron varias veces y nadie los peló y, cuando se fueron, na­die se enteró que habían sido presidentes y que habían abandonado el cargo.

"Hay otros que llegaron a la silla presidencial por accidente; y unos más que hicieron todo lo que pudie­ron para ser presidentes y, cuando lo lograron, violaron la ley e incluso dieron un gol­pe de Estado”, afirma.

El también guionista des­taca el caso de Vicente Gue­rrero, mandatario de abril a diciembre de 1829. “Termi­naron declarándolo incapaz mentalmente para gobernar. Es el único presidente al que han declarado loco o débil mental. Y mira que hemos tenido un montón que llenan ese perfil, pero él sí les colmó el plato a los congresistas”.

Lo más común, conti­núa, “es que hemos tenido presidentes que han queri­do arreglar un problema y han generado otro más gra­ve y luego otro mayor, has­ta que terminan colapsando una nación. Y es que para estar peor no hay límite. Las estupideces que hace un gobernante se las hereda al que viene, quien las agranda, y la historia se repite”.

Aclara que este libro está escrito con datos duros, a partir de hechos rigurosa­mente verídicos. “Lo más chistoso y morboso es que todo lo que cuento sí pasó”.

Dice que “el gran reto fue la curaduría de las pendeja­das, porque hay muchas y encontrarlas fue muy senci­llo. Escogí las más sabrosas, las más trascendentes, las mejores. La única promesa que le hago a mis lectores es que se van a reír mucho”.

El autor de 50 sobras de Garci y Pendejadas céle­bres en la historia de México  admite que “sin querer en­contré una nueva forma de hacer historiografía, de abor­dar los hechos históricos y contarlos, es una óptica dife­rente a partir del humor.

Los caricaturistas somos cazadores de pendejadas, buscamos el error, el absur­do o la contradicción; vamos a la esencia de ese asun­to y la exageramos para que se note. Esa forma de ver el mundo la apliqué a las mo­nografías narradas”, cuenta.

Indica que ya trabaja en el segundo tomo de Ideotas pre­sidenciales, que evocará a los mandatarios mexicanos des­de 1914 hasta Andrés Manuel López Obrador, el más re­ciente presidente. “La idea es tener un panorama completo de todos los gobernantes que nos dieron las pendejadas que hoy disfrutamos”.

A manera de conclusión, tras dos años de investiga­ción, Garci señala que “los gobernantes ni aprenden ni escuchan; no tienen una ma­nera de detenerse y menos sin contrapesos. Lo malo es que las pendejadas que ha­cen no les afectan a ellos, sino a los ciudadanos”.

Y se declara incapaz de determinar el top-ten de generadores de ideotas. “Siempre el nuevo es más pendejo que el anterior. Temo que siempre puede es­tar peor”.

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