jueves, 22 de septiembre de 2022

“Crear exige algo de candidez: piensas que tu obra sirve de algo y le importa a alguien”



Por: Adrián Figueroa Nolasco

Crear exige que uno tenga su lado de inocencia, ser algo naif, porque quieres pensar que lo que escribes sirve de algo, que le importa a alguien, que vale la pena y eso requiere una, dos o muchas bocanadas de candidez. Aunque en realidad nada pasa con la mayoría de libros, van de noche sin dejar huella, dice el escritor Antonio Ortuño.

Esa inocencia es el eje de su reciente novela “La Armada Invencible”, la cual narra el segundo aliento de un grupo metalero jalisciense con el mismo nombre del título del libro, conformado por el Barry, cantante y guitarrista; La Pato, primera guitarra; el Yulian, bajista; y el Gordo Aceves, baterista. Cuatro personajes que rondan los 45 años y cuyo intento, Ortuño lo sintetiza así: “un hechizo esperanzador para sortear la crisis, desafiar al fracaso y la extinción. Es una apuesta por seguir vivos”.

Pero más allá de la historia metalera, “La Armada Invencible” representa ese giro novelístico de Ortuño, cuyo antecedente está en “Olinka”, y se trata de la exploración de la condición humana con sus bondades y perversidades, mediante un lenguaje directo, ágil, poderoso y rítmico para mostrar la épica cotidiana llena de pasiones y terrores. También es una obra que remite, en ciertos aspectos, a la novela negra de Javier Cercas, Santiago Gamboa o Leonardo Padura.





¿Una novela de personajes?

Los personajes viven una encrucijada y están en crisis desde tiempo atrás, por esto, la novela es una exploración a fondo de cada uno de ellos y sean el centro de la narrativa, para que no contar sólo la historia de un grupo metalero tapatío o como lo dices bien: una novela en la que los personajes tienen una sustancia central.

Por eso cuando te refieres a “Olinka”, pienso en que una novela te lleva a otra y lo que aprendes en una lo puedes aplicar, con más plenitud, en la siguiente. Por ejemplo, en “Olinka” el pasado ya tiene un peso importante en los personajes y ahora con “La Armada” decidí ir más a fondo y construir una historia en la que el pasado tenga el peso absoluto. En “La Armada Invencible” existió algo antes y los personajes lo reviven como una suerte de hechizo esperanzador para sortear la crisis que viven.

Aunque, literariamente hablando, también “La Armada Invencible” desarrolla un montón de cosas de las que me comencé a interesar en “Olinka”, como son el lenguaje vivo, el trenzar los diálogos con la narración para que tuvieran un tono verbal y no estén como acotaciones separadas del resto del discurso.

En torno a los personajes, fue explorar los efectos del paso del tiempo en ellos y mirarlos con detenimiento, lo que me permitió hacer una novela más larga que mis anteriores. “La Armada Invencible” tiene el doble de páginas y un ritmo muy cambiante, que en muchas ocasiones le apuesta al detalle, al pormenor significativo, a crear atmósferas y espacios de mayor aliento.

¿La novela es como una suite metalera en diferentes tempos, pero todos muy tensos y de mucha expectativa?

Esa es la idea y algo que me pareció curioso fue que mencionaras las referencias al género de la novela negra. En “La Armada Invencible” no hay un crimen o misterio por resolver, pero sí juega con la tensión de los personajes y la expectativa sobre lo que ocurrirá. Al mismo tiempo, no es una narrativa que le apueste al tedio, a usar palabras grandilocuentes para marear al lector, sino trata de mostrar esa épica de la vida cotidiana y trenzar las historias de tal manera que tenga una progresión. En ese sentido, la música es una influencia principal y quizá tardé un montón de años en hacerla y, aunque sea una novela de un grupo de rock, va más allá de este tema para hurgar en la condición humana.

Y en esto de la música, debo decir que hay grandes autores que les encantaba el jazz y trataban de llevar su estética y estructuras a sus trabajos literarios, yo lo hago con el metal y estoy muy feliz.

El metal es música de nuestros tiempos.

Sería un farsante decir que ahora soy el mayor fanático de jazz en el mundo, que soy el mayor conocedor de los sones huastecos… Creo que uno está condenado a escribir de sus pasiones y por eso me atrae el hecho del que el prestigio cultural del metal no atraviese por su mejor momento, en ningún sentido. Me gusta que sea una temática, con personajes y una estética absolutamente fuera de los Trending Topics.

¿Tu novela muestra esa inocencia que no se pierde de querer ser el rockstar, el gran futbolista… aunque estés arriba de los 40 o 50 años o incluso más?

El crear siempre exige que uno tenga un lado naif. Sin éste nada puedes crear. Porque quieres creer que sirve de algo, que le importa a alguien, que vale la pena y eso, desde luego, requiere una, dos o muchas bocanadas de candidez. Si uno fuera perfectamente cínico y cerebral, pues nada harías, te limitarías a publicar reseñas, pero entonces no habría creación. Nadie se enamoró de los libros, la música o películas por reseñas… te enamoras de la obra, de lo que ese artificio produce en ti, y eso lo convierte en algo que para ti está en el mundo y el Universo.

Todo lo que hagamos con esa ambición de crear vale la pena, aunque el riesgo es inmenso y nos quedemos a medio camino, que nos caigamos del vuelo, demos el jicarazo y terminemos en el suelo todos raspados, con las rodillas y la boca rotas, aunque es mejor arriesgarse. Detectas bien esta candidez que está en el corazón de la novela y es la razón del porque siguen siendo cuates. Están deslumbrados por la música y por eso el Yulian reflexiona, a lo largo de la novela, lo que la música representa para él y como le permite mantenerse de pie con todas las dificultades que vive y su recurrencia a fracasar, a que todo se le desmorone, pero tiene un anhelo.

También es una novela centrada en la resistencia y poder decir: Ya pasó mucho tiempo, ya estoy cascado, pero aún no estoy muerto.

La novela muestra ese momento de enfrentarse a la burla y al fracaso y por qué el hombre no los puede resolver.

Una pregunta muy difícil y quizá uno escribe novelas porque no la puede responder. Está ahí en la naturaleza humana, por un lado, y por otro lado está el miedo. Desde luego, crear implica el riesgo de que hagas el ridículo, de que se burlen de ti, de que le caigas mal a un montón de gente o pasar de noche, pero vale la pena al final aventarse, porque sería mucho peor ser el que se queda del otro lado del Twitter echando mierda, el que se queja y dice que todos los demás son horribles y nada propone.

En términos generales, nada pasa con la mayoría de las obras, pero aun así es mejor intentarlo y ahí estamos en el camino de escribir, tocar música o la actividad que quieras. Eso es resistirse a la nada, tratar de poner algo en donde nada había y eso me fascina de la creación.

A muchos les cae mal porque consideran que es una arrogancia el crear y pensar que eso tiene importancia, pero sin esa candidez que muchos interpretan como arrogancia, nada produces.

Esta novela es la ruta de un giro novelístico de Antonio Ortuño.

Estoy escribiendo cosas muy distintas a las que hacía hace unos años, porque estoy interesado en otro tipo de cosas y ya conozco el terreno anterior. Me hubiera convenido mucho más, editorialmente, hacer la “Fila india II” y así sucesivamente hasta llegar a la 5. Acudiría a mesas de debate cosechando palmas de la gente que le interesa más la sociología y la política que la literatura. Eso sería una impostura de mi parte repetir ese mecanismo y convertirme en el novelista social. Ahora estoy interesado en el lenguaje vivo, en la clase media mexicana y sus aventuras y desventuras, tengo un sentido de pertenencia con ella, aunque soy su crítico, y cada vez me siento más lejos del creador aristócrata, que tantas veces hemos visto en México y que anda como evangelista tratando de contarnos las historias de los más desheredados, con un dejo de condescendencia y frialdad. Éste usurpa el lugar de los verdaderos desheredados mientras se llena los bolsillos con los cheques.

¿Escribirás algo sobre la Chivas y sus seguidores?

Por supuesto. Feliz de la vida. Necesito encontrarle el ángulo. No sería directamente sobre las Chivas, pero sí estoy tramando algo que tiene que ver con el fut, que es un mundo que me fascina. No sé si en un año o en 15. Por lo pronto, estoy viendo más fut que en los últimos 25 años.

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